—Mientras agarraba el pelo de Su Anna, la abuela Gao la abofeteó y dijo: «¡Puta, no solo no me tomas en serio, sino que también te atreves a incitar a mi nieto a ir en contra mía! Si no te enseño una lección hoy, ¡un día vas a cagar en mi cabeza!».
Inmediatamente después, una serie de bofetadas cayeron sobre las mejillas de Su Anna. Después de un rato, sus mejillas estaban hinchadas, con una clara huella de palma en ellas.
Sintiendo el ardor en sus mejillas, Su Anna se enfureció. Empleó toda su fuerza para liberar su cabello de las manos de la abuela Gao y empujarla. Con un empujón, la cintura de la abuela Gao golpeó la esquina del gabinete, haciendo un ruido fuerte.
Tan pronto como la abuela Gao sintió el intenso dolor en su vieja cintura, exclamó: «¡Ay, mi cintura!».
Da Gao se quedó en shock al ver esto. Se apresuró a ayudar a su abuela que estaba en el suelo sosteniéndose la cintura, y exclamó: «¡Abuela!».
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