Después de firmar su nombre en el documento, Song Yan alzó la cabeza. En cuanto vio al Doctor Xie, se levantó de repente y exclamó con incredulidad —¡Profesor!
Debido a su movimiento repentino, la silla fue empujada hacia atrás y cayó al suelo. Al ver su reacción, la enfermera se quedó atónita. Era la primera vez que lo veía, quien siempre había sido calmado, perder su compostura.
Haciendo caso omiso a las miradas asombradas de la enfermera, la Tía Li y Li Sang, el Doctor Xie suspiró y dijo —¿Has olvidado lo que te enseñé? Mantén la calma.
Mirando al viejo frente a él, Song Yan se sintió como si estuviera en un sueño. Todos decían que su profesor estaba muerto, pero él nunca creyó el rumor. ¡Inesperadamente, lo encontró en este pequeño pueblo!
—Profesor, nunca olvidaré sus enseñanzas. Profesor, lo he estado buscando todos estos años. ¿Dónde ha estado? —dijo con los ojos enrojecidos.
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