Mientras que la señora Nelson no podía entender por qué el Maestro Román simplemente no podía llevarse a esta mujer, entendía que debía haber una razón para que él hiciera las cosas de esa manera.
Por supuesto, a la señora Nelson no le importaba.
Sin embargo, sí le importaba la seguridad de su familia y la señora Nelson no permitiría que nada que pudiera dañar a su familia se acercara a ella o a su familia.
Para ella Ariana era como una jodida bomba que podría arruinarlo todo para ella y la familia que la señora Nelson había protegido con todo su poder y fuerza.
Quería echar a Ariana, pero no podía. Si esto era cierto entonces...
—Señor Nelson, si no puede controlar su ladrido, ¿debería proporcionarle un entrenador de perros? —Su tren de pensamientos se detuvo en medio cuando escuchó las palabras crudas que Nicolai le dirigió.
La señora Nelson giró la cabeza y le dio a Nicolai una mirada fulminante. Dijo, —Espero que no me haya llamado perro, Señor De Luca.
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