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40. AL FIN EN CASA

POV JESSICA

Llevaba una semana pensando en lo que me había dicho Santi el día que despertó, porque en alguna parte de mi mente, ese apellido me sonaba, pero no tengo ni la menor idea de qué.

Hoy era el día en que Santi era dado de alta, pero dudo mucho que fuese a estar allí. Había hablado con él al respecto de que no lo fuese a visitar por mucho tiempo o ni fuese a veces al hospital, y para mi suerte, lo había entendido.

Me levanté antes que Carla, por lo que le dejé una nota, de la cual estoy segura que ni verá cómo las otras que le dejaba. No quería que se preocupase por si algo me llegase a pasar, pero a veces era tan despistada que no se daba ni cuenta, y yo luego me olvidaba de enviarle un mensaje para avisarla.

Después de un par de minutos salí de la casa para dirigirme a la cafetería en la que había quedado con Eric. El mejor que nadie sabía que odiaba los hospitales, y sabía que era muy complicado que pisase uno si no era estrictamente necesario.

Una vez llegué a la cafetería me dirigí a la mesa en la que estaba Eric esperándome, tomando un café y leyendo el periódico. Ya debía ser interesante lo que estaba leyendo, que ni se dio cuenta el momento en el que me senté en la mesa.

-Ya puede ser interesante lo que estás leyendo.

-Interesante no. Al parecer hubo un tiroteo en un instituto en Estados Unidos. Al que iba Miky para ser más exactos.

-Entonces me alegro de haberme ido de allí antes de que le pudiese pasar algo a Miky, no me lo perdonaría jamás.

-Lo sé, mejor dime que tal te encuentras. ¿Alguna cosa extraña desde la operación?

-Todo bien, pero sigo sin recordar muchas cosas.

-Ya hablamos de eso Jessica, eso tomará tiempo y paciencia.

-Pues paciencia es lo que menos me queda, estoy harta de no recordar mi vida.

-Estresarte no te viene bien ni para tu recuperación ni para tu embarazo.

-Lo sé, pero es complicado.

- ¿Qué es lo que está rondando en tu cabeza Jessica?

- ¿Por qué lo dices?

-Porque es raro que te estreses. Normalmente cuando lo haces es porque hay algo que te está molestando.

-Es que el otro día Santi me dijo algo que me dejó pensando.

- ¿El qué?

- ¿Te suena de algo Miller?

- ¿Así no es como se apellidaba Lucas?

- ¿Qué?

-Si, ¿no lo recuerdas?

-Es que lo mato.

¿Qué pasa?

-Fue él el que le dio la paliza a Santi.

-Jessica, no hagas nada…

-No voy a dejar esto así. Gracias por venir Eric, nos vemos.

-Pero…

Ya ni esperé a que protestase, porque no le iba a hacer caso. Tenía que hacer algo para hacerle pagar lo que le había hecho a Santi. En eso, saqué el móvil del bolsillo y llamé a Mónica para que fuese a mi casa en ese mismo momento, porque teníamos que arreglar eso.

En cuanto llego a donde está el coche aparcado, Jackson sale del coche y me abre la puerta del copiloto para que entre, cierra la puerta y se dirige al lado del conductor para meterse en el coche.

- ¿Puedo preguntar qué es lo que te pasa?

-Necesito resolver una cosa.

-Lo que te tiene enfadada debo suponer.

-Eso mismo, y tiene que ser ya mismo. ¿Sabes algo de Santi?

-Hace un par de minutos que llegó a la casa, y déjame decirte que Carla estaría como loca buscándote de no ser que Santi encontró la nota que dejaste en casa.

-Siempre se las dejo, pero nunca se entera.

-Cambiando de tema, ¿puedo saber qué es lo que te tiene molesta?

-No es molesta, es enfadada, echando humo.

-Vale, ¿Qué es?

-El estúpido de Lucas fue el que le dio la paliza a Santi.

- ¿Qué? ¿Cómo lo sabes?

-Santi escuchó como uno de los tipos dijo el apellido Miller, y Eric me acaba de decir que ese es el apellido de él. Lo voy a matar con mis propias manos por lo que ha hecho.

-No creo que sea lo más conveniente para ti en este momento. No para nadie para ser sinceros.

- ¿Y qué pretendes, qué me quedé aquí sentada mientras él se ríe en mi cara? Ni de coña pienso hacer eso.

-No digo que hagas eso, pero tampoco puedes armar un escándalo. No eres la misma chica que fuiste durante estos últimos cuatro años.

-Eso es lo que menos me gusta. De estar en Los Ángeles, te juro que lo hubiese ahorcado con mis propias manos.

-Sé que es una manera de hablar, pero déjame decirte que sigues siendo la misma sobreprotectora con Santi como lo eras hace años. Y tengo que decirte esto y sé que no te gustará, pero Santi no es un niño, es un hombre que sabe defenderse el mismo.

-Sé que no es un niño, pero no sabes cómo le afecta todo lo que le diga la gente, y ya ni te cuento de lo que le hagan.

-Puede ser que no lo conozca como lo haces tú, pero te puedo asegurar que Santi es más fuerte de lo que parece. Lo he presenciado estos últimos años. Estaba en la mierda, pero aun así intentaba vivir su vida, a pesar de que no fuese de la mejor forma y siempre fuese a visitar la que fue tu tumba, después de la última vez que intentó suicidarse, intentó vivir mejor. Puede ser que fuese por ti, pero lo intentaba.

-Por eso no puedo dejar que le pase nada más Jackson… Ya lo pasó bastante mal estos últimos cuatro años como para que lo siga pasando mal por un estúpido psicópata.

-Le podemos decir a la policía lo que descubriste. Así no nos metemos en líos ninguno de nosotros.

-Prefiero que Santi lo decida.

-Eso ya me gusta más.

POV SANTI

Estaba sentado en el sofá cuando la puerta se abre dejándome ver a mi bella prometida. Iba a levantarme, pero antes de que pudiese hacerlo, ella se sienta a mi lado y coge mi mano.

-Tenemos que hablar de algo.

Esas palabras por lo general no traían nada bueno, pero iba a intentar no montarme ideas en mi cabeza sin que ella me lo dijese antes, se lo había prometido.

-Sé quién fue el que te dio la paliza.

- ¿Qué? ¿Cómo?

- ¿Recuerdas cuando me dijiste ese apellido en el hospital?

-Si, te noté rara.

-En alguna parte de mi mente me sonaba, y hoy hablando con Eric me dijo que así es como se apellidaba Lucas.

- ¿Y cómo estás tan segura de que es el mismo?

-Porque el tipo está loco, por eso sé que fue él.

-Está bien, ¿y ahora qué hacemos con él?

-Yo tengo más que claro lo que podemos hacerle, pero eres tú el que tiene que decidir.

-Realmente no sé qué hacer.

-Pues ya está, me encargo yo.

- ¿De qué te encargarás tú? ¿Y por qué pareces contenta por encargarte tú?

-Santi, desde mi punto de vista te recomiendo que lo denuncies.

- ¿Y si se marcha?

-No creo que lo haga. Tengo entendido que está aquí por Jessica, y si no quieres que ella acabe metida en un problema por culpa de ese tipo, te recomiendo que lo hagas.

- ¿Y por qué se metería Jessica en líos?

-Porque según ella, lo mataría con sus propias manos.

-Ah, eso cuadra más con Jessica, pero no te preocupes por eso amiga, yo te ayudo con eso.

-No, denunciar es lo mejor.

- ¿Y dejar lo que te hicieron así sin más? No, gracias.

Jessica se levantó y se dirigió a la ventana que daba al jardín. Sabía que estaba molesta en este momento, pero si algo sé de Jessica, es que hará lo que sea necesario para hacerle pagar, y no quiero que se meta en líos, no por mí.

-Amor, no quiero que te metas en líos. Ninguna de las dos.

-Vale, yo lo entiendo, pero ahora debes hacerle entender a tu prometida, por lo que te dejamos solos un rato.

Con eso, todos empezaron a salir de la casa menos Carla que se fue a otro lugar de la casa para dejarnos algo de privacidad. Me levanté de donde estaba sentado y me dirigí a donde estaba ella. Dejé mis brazos en su cadera y escuché como suspiraba.

-Amor, sé que no es lo que más te gusta en este momento.

-No quiero dejar que se vaya de rositas, Santi. Solo mira cómo te ha dejado.

-Pero estoy bien.

-Cuando te encontramos no lo estabas. Pensé… pensé que te perdería.

Y con eso empezó a llorar. Era muy raro ver llorar a Jessica, es más, de todos los años que la conozco, casi puedo contar con una mano las veces que lloró. Y si algo tengo más que claro, es que odio verla llorar, por lo que la giré y acabó por esconder su rostro en mi pecho. No voy a mentir, me dolía un poco de la paliza que me había llevado, pero en este momento lo que me importaba era ella y que estuviera bien.

Realmente no sé cuánto tiempo estuvimos en esa posición, pero pude notar que como cada vez aumentaba el peso de ella sobre mí, por lo que la aparto y veo que está casi dormida, por lo que la cojo en brazos lo mejor que puedo sin que se me caiga y la llevo a la habitación para acostarla y descanse mejor.

Justo cuando la estaba acostando escucho como la puerta se cierra lentamente y como alguien se dirige al sillón de la habitación. No me hace falta levantar la vista para saber que es Carla la que se metió en la habitación, me dirigí al otro lado de la cama, me senté al lado de Jessica apoyando la espalda en el cabecero de la cama y Jessica no tarda mucho en dejar su cabeza sobre mis piernas, lo que hace que una pequeña sonrisa aparezca en mi rostro y empiece a acariciarle el pelo, sé que es algo que la mantiene tranquila, y por lo que me dijo un par de veces, la ayuda a dormirse.

-Al menos dormirá algo.

- ¿Qué mierda ha pasado estos días con ella?

-Sabes cómo es, y cómo te dije, gran parte del tiempo no tenía ni idea de donde estaba. Incluso cuando iba ver a los chicos y luego se marchaba, me decían que no estaba bien.

-Y todo esto por culpa de lo que me pasó.

-Pues sí. Puede ser que no lo muestre a menudo, pero ambos sabemos que Jessica se toma a pecho y que no lo toma nada bien. Al menos se sacó algo de dentro de lo que pasó estos días y sabemos por dónde atajaremos el problema que tenemos ahora.

- ¿Qué problema?

- ¿De verdad te esperas que Jessica deje lo de ese tipo de lado sin hacer nada?

-Al menos es lo que me espero.

-Pues estás equivocado, probablemente no haga nada que la pueda perjudicar, pero ambos sabemos que va a acabar haciendo algo. Odia a ese chico con todo lo que tiene, y sobre todo después de todo lo que te ha hecho.

-Pero estoy bien.

-Ella misma te lo dijo, pensábamos que te perderíamos, y tu mejor que nadie entiende lo que se siente.

-Pero a mí no me iba a pasar nada.

-Eso lo sabemos ahora, pero te llegas a ver en el momento en el que Jessica te encontró y tu pensarías lo mismo que todos nosotros.

-No lo sé.

-Te lo estoy contando yo, y te lo dijo tu prometida. Con eso ya debería bastar. Y ahora más te vale explicarme como mierda te creíste que Jessica te estaba poniendo los malditos cuernos.

No es de lo que más me apetecía hablar en este momento, pero también tengo más que claro que no dejará el tema hasta que le conteste, por lo que al parecer iba a ser una noche larga.