webnovel

36. REVELACIONES

POV JESSICA

Cuando desperté, podía notar que la cama estaba un poco fría. Me giré sobre mi lado para ver si Santi estaba ahí, pero no lo estaba, lo que me hizo extrañar, porque desde que habíamos vuelto no había desaparecido como en este momento.

Me levanté de la cama y cogí una chaqueta de Santi de la silla y salí de la habitación. Mientras estaba bajando las escaleras, podía escuchar ruido que venía desde la cocina. Una vez llegué allí, pude ver a Santi concentrado haciendo algo, no tengo ni la menor idea.

- ¿Quieres que te ayude en algo, amor?

- ¿Jessica? ¿Qué haces aquí?

-Me desperté sin ti al lado y me preguntaba donde estabas, por eso estoy aquí. No soy muy fan de despertar sin ti al lado.

-Lo siento amor, pero quería hacerte el desayuno y llevártelo a la cama. Dime que no estás enfadada por eso.

-Es imposible estar enfadada contigo si haces esas cosas tan monas.

-Gracias, mejor siéntate, el desayuno está casi listo.

- ¿No quieres que te ayude con nada?

-No es necesario, pero gracias igual mente.

Me senté de modo que pudiese verlo y estaba tan concentrada mirando como se movía por la cocina que no me di cuenta en que momento entraron los demás a la casa hasta que escuche a Jesy.

-Leone, deja de comerte a tu novio con la vista y mejor dime que tal ayer a la noche.

-Hola a ti también Nelson.

-Hola chicas, pensé que no os ibais a aparecer. Tardasteis más de lo que esperaba.

-Eso ni en tus sueños, Santi.

-Lo sé, Carla, créeme que lo sé.

-La cuestión, Leone, eso no es lo que quiero saber.

-Hola chicos, ¿Qué tal vuestra mañana?

-Bien hasta que llegasteis a molestar. Mejor, ¿decidme que habéis hecho ayer mientras nosotros no estábamos?

-Vaya, ¿Nos vas a controlar?

-No os lo preguntaba a vosotras sino que se lo preguntaba a los chicos.

-Lo pasamos bien. Las chicas nos estuvieron contando cosas de ti de antes de que todo esto pasara.

-No sé si es algo de lo que deba alegrarme.

-Vamos, no contamos nada malo de ti, nunca haríamos una cosa así.

-De ti, Jade y Leigh-Anne me fio, de quien no me fio es de las otras dos.

- ¿Ahora que se supone que hemos hecho nosotras dos para merecer este desprecio por parte tuya, Leone?

-Pues que en el poco tiempo que recuerdo de vosotras, sois de las que vais contando cosas para avergonzar a cualquiera.

-Te queremos igualmente.

-Yo no estoy tan segura de eso.

-Que sepas que acabas de romper mi pobre corazón Jess.

-Yo sé que no.

-Mejor, ¿por qué no nos cuentas si aceptaste la propuesta o no?

-Vamos, Perrie, hay que ser ciegos para no saber que aceptó. Solo tienes que mirar la piedra que tiene en su dedo.

-Entonces, ¿aceptaste?

-Es evidente que iba a aceptar. No sé ni porque se os cruzó por la cabeza la idea de que no iba a aceptar.

- ¿Entonces tendremos boda pronto?

-No hablamos de eso aún.

-Pero lo hablaremos pronto, ¿verdad, amor?

-Cuando quieras. Por cierto, se me olvidó decirte ayer que tus padres nos invitaron a comer hoy.

-Debo suponer que ellos también lo sabían, no es así.

-Sí, lo sabían. Necesitaba toda la ayuda posible para pedírtelo ayer mismo.

-No tienes ni la menor idea de cuanto te amo.

-Me puedo hacer una idea.

-Vaya, se olvidó de todo menos de ser cariñosa con él, estoy impresionada.

Santi no tardó mucho más en acabar de hacer el desayuno, al parecer tenía previsto que todas apareciesen. Después de una hora de risas y historias, yo y Santi nos fuimos a vestir para irnos a casa de mis padres. Realmente no tenía ganas de poner nada muy arreglado, por lo que cogí un pantalón de chándal flojo, una sudadera y las gafas de sol, porque a pesar de que no me molestaba como el otro día, debo decir que me molestaba un poco, y si algo no quería, era que un dolor de cabeza me arruinase uno de los días más felices de mi vida.

Durante el trayecto a casa de mis padres, iba escuchando como Miky y Madison iban hablando de lo que habían echo ayer mientras nosotros no estábamos en casa, y debo decir que no iba escuchando demasiado que digamos, me siento mal por no hacerlo, pero realmente en este momento estaba asustada, y mucho. Estoy completamente segura de que ahora que sabíamos que estaba embarazada, la operación no sería igual de fácil como decían que iba a ser, algo me lo decía.

Cuando me di cuenta, estábamos en frente de la casa de mis padres, y tanto Madison como Miky se fueron junto a Carla y las chicas, y yo iba a salir, hasta que Santi me coge la mano consiguiendo que me girase para verlo.

-Amor, ¿estás bien?

-Estoy preocupada.

- ¿Por qué? ¿Es por contarles a tus padres que nos vamos a casar?

-No, no es eso.

- ¿Entonces?

-Algo me dice que la operación no va a ser tan sencilla como pintaba al principio.

- ¿Por qué?

-Ahora estoy embarazada, no quiero arriesgar la vida de nuestro hijo.

-Y no lo tendremos que hacer, hablaremos con los médicos esta misma tarde si así lo quieres, pero ahora no debes de preocuparte por eso.

- ¿Y si le pasa algo a nuestro hijo?

-No le pasará nada, y si se da la remota idea de que algo le pasa estaremos tristes por un tiempo, pero podemos intentarlo más adelante.

- ¿De verdad?

-Claro que si amor, si algo quiero contigo aparte de casarme, es formar una familia. Pero ahora no pienses en eso, ¿sí?

-Está bien, gracias.

Con eso salió del coche, prácticamente corrió hacia mi lado del coche, abrió la puerta, nada más salí de el me abrazó y me pasó la mano lentamente por la espalda.

-Todo estará bien, y aunque no lo esté, estaré siempre contigo y haré todo lo necesario para que lo esté, ¿vale?

Por eso amó a este chico más que nada. Puede ser que me olvidase de todo en mi vida, pero sé que teniéndolo a mi lado, todo estará bien.

-Gracias, te amo, de verdad. No sé que haría de no ser por ti en este mismo momento.

-Las gracias te las debo dar yo, me salvaste la vida aunque no lo sepas. Mejor, ¿por qué no entramos en la casa? Tus padres se deben de estar preguntando donde nos metimos.

-Vamos.

Nos dimos un beso, y nos fuimos hacia la casa. Al parecer las demás habían entrado en la casa ya. Nosotros no tardamos tanto en llegar, y antes de que pudiésemos entrar, aparece mi abuela delante con una gran sonrisa.

-Hola Jessica, te ves hermosa hoy.

-Gracias abuela, ¿podemos pasar?

-Eso no tienes ni que preguntarlo. Cada día se te ve mejor Santi.

-Lo estoy.

-Tu abuela estaría contenta de verte feliz de nuevo.

-Me encargaré de eso personalmente abuela.

-Bueno chicas, yo me voy a saludar a Camille y Charles. Te veo luego, amor.

Me dio un pequeño beso y se fue hacia donde venían las voces y yo y mi abuela nos quedamos en la entrada, pero esta vez cerró la puerta.

-Entonces debo suponer que aceptaste casarte con el chico, ¿no es así?

-Se supone que debo decirlo después cuando estén todos.

-Oh vamos, no se lo diré a nadie, lo prometo.

Levanté la mano en la que tenía el anillo y se quedó mirándolo durante un rato, pero cuando levantó la mirada, pude ver que tenía lágrimas que estaban a punto de salirse de los ojos, por lo que la abracé.

- ¿Por qué lloras abuela?

-Porque estoy contenta por vosotros. Estoy contenta de que estés viva.

-Yo también lo estoy, ahora no llores que me harás llorar a mí.

-No lo hagas mujer, son lágrimas de felicidad.

-Eso no implica que yo me eche a llorar.

- ¿Por qué me da la sensación de que hay algo más que no me estás contando?

-Porque lo hay.

- ¿El qué? No será nada malo ¿verdad?

-Yo estoy contenta por eso, asique no debe ser nada malo, sólo inesperado.

- ¿El qué?

-Si te lo muestro ¿no te emocionarás demasiado?

-Eso no te lo puedo prometer, pero puedo intentarlo. ¿Acaso no quieres contárselo a los demás?

-Se lo contaré luego con las otras noticias.

-Está bien, ¿qué es eso que tienes que mostrarme?

Cogí su mano y la llevé hacia mi barriga que en este momento estaba plana. Por la cara que puso al principio pude ver que no estaba entendiendo nada, pero pronto, pasó a mirarme y creo que no se veía nada más que alegría en sus ojos.

- ¿Es lo que estoy pensando?

-Sí.

-Oh, estoy contenta por ti Jessica, de verdad. Serás una gran madre.

-Eso espero.

-Vayamos junto a los demás antes de que se piensen que no te apareciste.

-No haría una cosa así.

-Lo sabemos, pero nos choca pensar que hace un par de días estabas muerta para todos, y ahora te tenemos delante viva.

-Tenía una razón para sobrevivir a eso, y aquí estoy.

-Agradezco a lo que haya ahí arriba de que estés viva.

-Yo igual.

Nos fuimos al salón y antes de sentarme, me fui a la cocina donde estaban mis padres y mi hermana para saludarlos. Digamos que no duré demasiado allí dentro, porque cada cosa que alguno de ellos ponía en un plato o en una fuente, me lo comía, por lo que acabaron por mandarme al salón donde estaba el resto.

Para mi suerte, no mucho más tarde, ya habían terminado de hacer la comida, por lo que nos fuimos a la mesa y a un lado tenía a Santi y al otro a Madison, ya que Miky se había sentado al lado de Carla, de no saber que me quiere como si fuese su hermana, me molestaría que pasase tanto tiempo con ella, pero era feliz, y al final, eso era lo que me importaba.

-Bueno, ¿mejor por qué no nos dices lo que todos queremos saber? ¿Tendremos otra boda este año?

-La verdad no tenemos ni idea de si nos casaremos este año o no, eso lo tenemos que hablar aún, pero de que nos casamos, nos casamos.

-Felicidades chicos.

-Estamos contentos por vosotros.

-Yo también estoy contenta, pero hay más cosas que os tenemos que contar.

- ¿El qué?

-Primero de todo, no quiero que os pongáis tristes ni nada, de verdad que estoy bien y pronto se acabará, lo prometo.

- ¿De que hablas?

-Tengo un tumor, desde hace cuatro años, pero digamos que entre todo lo que pasó, no tuve tiempo de sacármelo,… pero estoy bien… ya hablé con los médicos y pronto me lo sacarán.

- ¿Cómo que tienes un tumor? ¿Desde hace cuatro años? ¿Por qué no lo dijiste antes?

-Según Jackson, me lo descubrieron el día antes de que me fuese a Los Ángeles, y estoy casi segura de que lo iba a decir, pero no por teléfono, y después pasó eso de la tormenta y no tuve la oportunidad para quitarlo.

- ¿Dónde tienes el tumor?

-En el cerebro, por eso probablemente me cueste recordar las cosas. Pero estoy bien, no ha crecido más en el último años, y entre Jackson y Santi se encargaron de encontrar a los mejores médicos.

- ¿De verdad nos lo hubieses dicho al volver de Los Ángeles?

-La verdad, no tengo ni la menor idea, pero pienso que si. Pero aún hay más cosas que os tenemos que contar, para ser exactos, una más.

-Dime que al menos no son malas.

-No lo son.

- ¿Qué es? Nunca he visto ese brillo en tus ojos.

-Santi y yo estamos esperando un hijo.

-Leone, ¿me estas diciendo que vamos a ser tías? Ni se te ocurra decir que es broma, porque entonces os obligaré a tener sexo como conejos para que sea verdad.

-Es cierto Nelson, vamos a ser padres, pero gracias por la sugerencia, me lo pensaré seriamente.

-AAAAHHHH, VAMOS A SER TÍAS.

Pude ver como todo el mundo se puso contento y la tristeza que se había implantado en la mesa hace un par de minutos, se convirtió en felicidad. Santi me pasó un brazo sobre mis hombros, me acercó a él y lo besé.

-Has conseguido que nadie esté triste, al menos por un rato.

-De eso se trataba, pero te tengo que decir algo muy importante.

- ¿El qué?

-Te amo, Santiago De Luca.

-Yo también te amo Jessica Leone, más que a nada en este mundo. Bueno, ahora estará nuestro hijo o hija.

Nos dimos otro beso, pero no duró tanto como me gustaría porque todos empezaron a abrazarnos. Miky estaba llorando, abrazando mis piernas y yo estaba pasándole la mano por la espalda. Las chicas estaban intentando calmar a Leigh-Anne que también estaba llorando. De seguir así, yo no tardaría en seguir el camino de los dos, pero sé que son lágrimas de alegría, y se puede decir que este es otro de mis momentos más felices que recuerdo y que podría recordar.