—¿A dónde vamos, Aiden? —preguntó Serena, su voz rompiendo el pesado silencio que había llenado el coche durante la última hora.
Nada.
Lo intentó de nuevo, inclinándose ligeramente hacia él. —Vale... Entonces, ¿cómo estuvo tu reunión?
Todavía, silencio.
Su paciencia empezaba a agotarse, y su tono se agudizó cuando se giró completamente hacia él. —Aiden Hawk, si no me dices por qué estás tan molesto, te juro que
—Te estoy llevando a una cita —interrumpió abruptamente, su tono cortante y su mirada fija en la carretera.
Serena parpadeó hacia él, momentáneamente descolocada. —Vaaale —respondió lentamente, alargando la palabra mientras estudiaba su perfil. Su mandíbula estaba tensa, sus nudillos sujetaban el volante un poco demasiado fuerte, y sus labios estaban presionados en una línea delgada.
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