Durante los dos días que siguieron, Hao Ren no dio clases a Zhao Yanzi; en su
lugar aprovechó ese tiempo en las noches para practicar, y corría largas distancias
en el campo deportivo. No esperaba ganar el primer lugar, pero tampoco deseaba
terminar último.
Confiaba en que sus habilidades para las largas distancias aún seguían allí y que
solo tenía que recuperar su forma.
Con apenas 4 o 5 lámparas que iluminaban la pista de carreras sintética de 400
metros que circundaba el exterior de la cancha de futbol, todo el campo deportivo
lucia apacible y solitario.
Regulando su respiración y sus pasos, Hao Ren practicó solo. Había elegido
practicar aquí a las nueve en punto de la noche a propósito.
En una hora, la entrada a los edificios de dormitorios sería cerrada. Los jugadores
de básquetbol y fútbol ya habían regresado todos, y por eso nadie lo distraería
mientras practicaba.
Hoy, en la clase de Procesamiento de Señale Ópticas Débiles, la bella Su Han
estaba utilizando una camisa tachonada, shorts de jean y botas Dr. Marten. Se
veía tan radiante que los chicos gritaron y vitorearon.
Sin embargo, no le dedicó ni una mirada a Hao Ren, como si no lo hubiese
llamado a su oficina la semana anterior.
Se mantuvo distante durante toda la clase hasta que se fue. Aunque Hao Ren
sabía que sus caminos se habían cruzado en otro mundo, ellos habían regresado
al mundo normal y aquí eran desconocidos. Después de todo, una profesora más
que hermosa nunca daría ningún trato especial a un estudiante tan ordinario.
Creía que Su Han debía haber ido a hablar con Lu Qing.
Mientras corría, su mente recorría los eventos que habían pasado hoy.
Súbitamente, una pelota de básquet rodó hasta sus pies.
Hao Ren dejó de correr y recogió el balón de básquet, y miró hacia el lugar de
donde había salido la pelota. No muy lejos de él, un chico buenmozo con una
camisa blanca estaba sentado en la banca. Con un cuerpo bien proporcionado y
robusto, el chico tenía cejas gallardas inclinadas hacia arriba y hacia afuera.
Hao Ren lo reconoció.
Conocido como el "chico más apuesto en la Universidad del Océano Este", Huang
Xujie era el presidente del Club de Escalada de la universidad y una celebridad
estudiantil, incluso la chica más popular de la escuela, Lin Li, había intentado
conquistarlo.
Hao Ren hizo gesto para preguntarle si la pelota era de él; levantó el balón de
básquet con una mano y lo apuntó con la otra.
Huang Xujie asintió e hizo un gesto con su dedo.
Hao Ren dio un paso adelante y le lanzó el balón con una mano.
El balón de básquet cubrió los 20 o más metros y cayó en la dirección de Huang
Xujie.
Huang Xujie estiró una mano y atajó el balón.
Con la pelota fuera del camino, Hao Ren balanceó sus brazos y se preparó para
comenzar a correr de nuevo.
—¡Novato! —dijo repentinamente Huang Xujie.
—¿Uh? —lo miró Hao Ren desconcertado.
—¿Escuché que tú también te inscribiste en la carrera de 1500 metros? —
preguntó abruptamente.
Hao Ren lo miró con cautela, percibiendo un rastro de hostilidad en él.
—He escuchado que últimamente has estado mucho en el centro de atención. —
preguntó Huang Xujie, dando giros al balón con su dedo—. Vives a lo grande, ¿no
es así? Y te han recogido del campus en limosina, ¿cierto?
—¿Te robé el espectáculo? —preguntó directamente Hao Ren.
¡Paff! Huang Xujie dejó de girar la pelota de básquet de forma abrupta—. Sí. Tus
espectáculos descarados me molestan.
Aunque mantenía un perfil bajo, a Hao Ren nunca le asustaban los
enfrentamientos. Parándose en la pista de carreras frente a Huang Xujie,
preguntó—. Así que, como estudiante del último año, quieres enseñarme una
lección, ¿o me equivoco?
Huang Xujie no respondió. En su lugar, preguntó, —Dicen que Su Han te convocó
a que fueras solo a su oficina. ¿Qué hay entre tú y ella?
Viendo los rastros de hostilidad, Hao Ren sintió su intensa envidia.
—¡No tengo nada que decirte! —Volvió a correr Hao Ren.
Huang Xujie quedó paralizado por un momento, sorprendido de que un novato
ordinario resultase tan arrogante. Su mano apretó el balón de básquet mientras
miraba fijo a la espalda de Hao Ren.
Cuando Hao Ren regresó de completar la vuelta, Huang Xujie ya se había
retirado.
Sabía que había atraído mucha atención en el último par de semanas, y que las
numerosas recogidas en limosina en el campus lo habían hecho ver como un
presumido.
Más importante aún, la invitación a ir a la oficina de Su había hecho que los ojos
de los chicos apuestos y presumidos se tornasen rojos de envidia. Tal vez
pensaban que las acciones previas de Hao Ren habían sido esfuerzos para atraer
la atención de Su Han, y los estudiantes famosos estaban ahora furiosos de que
sus torpes esfuerzos hubiesen dado resultado, atrayendo con éxito el interés de
Su Han por él.
Después de todo, su comportamiento extravagante solo les había ganado los
gritos de las chicas lindas mientras la bellísima Su Han no demostraba ni una
pizca de interés.
Por cierto, la belleza de Su Han estaba más allá de lo que la gente podía imaginar,
y era natural que los alumnos varones se volviesen locos por ella. Si Hao Ren no
hubiese conocido su identidad real, él también habría estado silenciosamente
impresionado por su belleza.
Eran tres cuartos pasadas las nueve cuando Hao Ren corrió de regreso a su
dormitorio. Zhao Jiayi y los otros dos compañeros de habitación estaban inmersos
en un feroz juego de cartas con Gu Jiadong, de la habitación de enfrente a la de
ellos.
Hao Ren tomó su palangana y una toalla para tomar una ducha fría. No le
comentó a nadie sobre las provocaciones de Huang Xujie.
El viernes pasó rápido con solo medio día de clases. Como la mayoría de sus
estudiantes provenían de áreas cercanas, por lo general la Universidad del
Océano del Este se hacía muy tranquila los viernes a la tarde.
Zhao Jiayi y los otros no querían volver a casa ese fin de semana, y arrastraron a
Hao Ren y varios otros del dormitorio próximo al de ellos a un KTV* cercano.
Después de cantar hasta el hartazgo, fueron a un buffet de platos calientes. Se
rellenaron con cerveza y carnes antes de volver al dormitorio para un juego de
cartas.
Los días eran decadentes y despreocupados.
El tener tal grupo de hermanos con él sin importar lo que pasara, consoló a Hao
Ren. Hacían todo juntos: ir a clases, saltarse las clases, beber y darse festines.
El Tercer Tío de Zhao Yanzi nunca apreciaría este tipo de felicidad de la que
disfrutan los mortales.
A las nueve en punto, Hao Ren soltó las cartas que tenía en su mano y dijo, —Iré
al campo deportivo a practicar mi carrera.
—Oh, no te vayas. No tiene sentido practicar faltando tan solo unos días para la
carrera. Juega cartas con nosotros…—intentó detenerlo Zhao Jiayi.
—Puedo recuperar algo de mi forma con la práctica. Gu Jiadong, ¡ven y juega
cartas! —Hao Ren colocó sus cartas en las manos de Gu Jiadong—. Si pierdes, la
pérdida será mía, y si ganas, todos los beneficios serán tuyos.
Sonriendo frente a esta promesa, Gu Jiadong tomó sus cartas y se sentó de
inmediato.
Hao Ren se cambió, se puso sus zapatillas de correr, y trotó hacia el campo
deportivo.
El campus era muy tranquilo las noches de los viernes. Cuando pasaba por el
edificio de oficinas, Hao Ren levantó involuntariamente la mirada cuando se le vino
a la mente un pensamiento extraño, — Su Han debería estar en casa ahora.
¿Dónde vivirá ella?
Zhao Hongyu había dicho que Su Han tenía una conexión especial con el Clan
Dragón del Océano Este, y Hao Ren se preguntaba cuál sería…tal vez fue por eso
que ella había tomado un puesto como profesora en la universidad de Lu Qing…
Mientras corría, Hao Ren se preguntó sobre ella. Se encontró a dos chicas que
estaban caminando. Resoplaron con desdén cuando notaron que su mirada
permanecía fija en la oficina. Casi todos los estudiantes masculinos de la
universidad tenían alguna clase de sentimientos por Su Han, y a los estudiantes
varones los atrapaban todo el tiempo espiando la oficina de Su Han, con la
esperanza de vislumbrar un atisbo de la incomparable belleza.
Era frustrante para todos ellos que Su Han no mostrase su rostro excepto cuando
estaba caminando hacia o de vuelta de sus clases. Nadie la había visto siquiera
en la cafetería. Todo esto acentuaba la impresión de que ella era como un hada
que no consumía comida del mundo mortal.
Hao Ren llegó al campo deportivo y comenzó a correr las diez vueltas, de acuerdo
con lo que había planeado. Descubrió que sus energías se recuperaban más
rápido que antes y se preguntó si era un resultado de haber alcanzado el primer
nivel del Rollo de la Concentración Espiritual.
Las tenues luces extendían la sombra de Hao Ren mientras él disfrutaba de lo
vasto del campo deportivo y de la soledad de la noche. Haciendo circular la
energía siguiendo al Rollo de la Concentración Espiritual, y saboreando la esencia
de la naturaleza, reguló su respiración y sus pasos mientras corría a un ritmo
constante.
Sus ropas flotaban en el aire. Hao Ren no se dio cuenta de que había un aura libre
y relajada rodeándolo mientras corría. Cada paso era estable y firme, mientras que
una suave brisa flotaba a su alrededor y a través de sus ropas.
El Dao Celestial provenía de la naturaleza. El orden de la naturaleza había
influenciado a Hao Ren sin que este se diera cuenta, y cada uno de sus
movimientos en esta noche pacifica seguían las rutas más fáciles y lógicas como
sugerían los Cinco Elementos** y los Ocho Trigramas.
Después de completar diez vueltas, corrió diez más.
Hao Ren se sorprendió al notar que su fuerza no había disminuido en lo absoluto.
Practicaba correr distancias largas, pero se sentía como si paseara casualmente
sin percibir ningún peso en sus pasos.
—¿Eh? —tuvo la repentina sensación de que alguien lo observaba desde una
esquina, después de un rato.
Miró en esa dirección.
Vio a Xie Yujia, en un largo vestido de chiffon floreado, tranquilamente sentada en
un escalón, a una docena de metros de distancia. Ella lo miraba con una sonrisa.
*KTV es un lugar de Karaoke.
** Los Chinos creen que existen cinco elementos en la naturaleza (agua, fuego,
tierra, viento y metal)