—¡JAJA!
En el momento en el que Lin Fan se tragó la esencia espiritual de Wei, el Rey Soberano, éste empezó, por alguna razón, a desternillarse.
—¡Estúpida hormiga! ¿Cómo te atreves a tragarte a Su Majestad? ¡De acuerdo entonces, Su Majestad devorará toda tu conciencia y se apoderará de tu cuerpo después! ¡Todo lo que tienes pertenecerá a Su Majestad! ¡Tu riqueza, fortuna, cuerpo, estado de cultivo, y mujeres! ¡Jeje! ¡Así es, especialmente tus mujeres! ¡Oh, Su Majestad tendrá mucho cuidado en entrenarlas bien! —Wei, el Rey Soberano se rio siniestramente como si no hubiera previsto que ese humano se lo tragara.
—Imbécil —Lin Fan ya no tenía casi nada que decir. Todo lo que sintió fue que ese Wei, el Rey Soberano era demasiado imbécil.
—¡TÚ…! —¡Pensar que ese humano se atrevería a seguir siendo tan descarado incluso ante la muerte! Wei, el Rey Soberano estaba tan enfadado que incluso su esencia espiritual estaba vibrando en ese momento.
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