webnovel

Capítulo 4: Día a día

Capítulo 4: Día a día(Perspectiva de Alan)

Parte 1

El reloj marcaba las 6:59 y los rayos del sol se empezaban a filtrar por la habitación, mientras que un joven dormía. La alarma sonó, interrumpiendo así el sueño de aquel joven. ¿Fue algo bueno o fue algo malo? No se sabe con exactitud. Aun así, Alan se preparó mentalmente para iniciar el día. De pronto se le vino a la mente un fragmento de su sueño; parece ser que se apresuró porque de pronto empezaron a brotar lágrimas de sus ojos.—Pensé que me había preparado para que esto no pasara —se dijo a sí mismo—. Entonces, ¿por qué siguen saliendo lágrimas de mis ojos? Respira, Alan, recuerda, es solo un sueño. Alberto, jamás te abandonaría.

Mientras seguía repitiendo eso, los fragmentos de su sueño se hicieron más abundantes. Era un sueño que lo perseguía desde hace unos días; El sueño trataba de:

**

La oscuridad se apoderó en aquel escenario, y Alan no paraba de buscar algo o más bien a alguien. Era como si estuviera en un laberinto sin salida, rodeado de sombras y silencio. Alan tropezó con algo y cayó al suelo. De pronto, Alberto apareció frente a él, como una luz en la oscuridad. Lo miraba en silencio, con una expresión indescifrable. Alan tomó la iniciativa y habló.

—Alberto, volvamos a casa —le suplicó, con voz temblorosa.

—... —Alberto no dijo nada. Solo lo miró con tristeza y resignación.

—Es que acaso hice algo mal, me disculpo, pero por favor volvamos a casa —insistió Alan, con voz angustiada.

—Alan lo lamento, pero yo ya no puedo ser tu hermano —le dijo Alberto, con voz firme.

Alberto se dio la vuelta y comenzó a caminar. Alan se levanta torpemente intentando detener a su hermano, pero cada paso que daba lo alejaba cada vez más, no importaba que tan rápido fuera, Alan no podía alcanzarlo —¡Espera, Alberto! ¡No te vayas!. Alan gritaba, sintiendo el desespero en su voz. Pero el sueño seguía su inexorable curso, como si estuviera viendo una película que no podía detener. La figura de Alberto se desvanecía cada vez más, y una sensación de impotencia lo invadía. —¡Por favor, hermano, no me dejes atrás, no me abandones!. Alan se esforzaba por correr más rápido, pero el espacio entre ellos seguía creciendo.

*

Alan, después de haberse calmado, se sentó en la cama, pasándose una mano por el cabello mientras trataba de recuperar el aliento.

Parte 2

Cuando por fin se sintió más tranquilo, decidió darse un buen baño. Se vistió semi formal, ya que después de todo se dirigía a la escuela. Vestía un pantalón de vestir negro junto con una camisa blanca de manga larga, unos zapatos negros y, por último, un saco.

Le dio un último vistazo al reloj; eran las 7:35 y todavía le quedaba algo de tiempo.

A pesar de que se levantó más tarde de lo que lo hacía normalmente, decidió irse caminando a la escuela como siempre lo hacía.

—Oh, buenos días, Alan; parece ser que se te pegaron las cobijas, normalmente llegas más temprano —dijo una chica parada en la entrada, mientras sostenía algo.

—Ah, Camila, buenos días. Parece ser que ya terminaste de leer todos esos libros —Alan le hizo señas para que le diera algunos—. Te ayudaré, pero para la próxima deberías esperar a terminar un libro antes de llevar otro a casa.

—Gracias, pero conforme a lo otro me tengo que negar, es algo que simplemente no puedo evitar. Además, cuando eso suceda, sé que estarás tú para ayudarme —dijo con una sonrisa.

—Bien, entonces llámame cuando eso suceda, estaré encantado de ayudar —le respondió con una leve sonrisa en su rostro.

Caminaron en silencio hacia la biblioteca, entonces Camila tomó la iniciativa y empezó a hablar.

—Por cierto, Alan, ¿dormiste bien? Te veías un poco pálido —le preguntó mientras lo miraba.

—¿Tanto se me nota? La verdad no paraba de despertarme en medio de la noche, tal vez estaba emocionado por venir a la escuela, ja, ja, ja —le respondió Alan con una risa nerviosa.

—En serio, bueno, ya sé que tal vez leer este libro te ayude a distraerte un poco. Lo acabo de terminar de leer, así que te garantizo que te llamara por lo menos la atención —le dijo mientras le daba el libro.

—Te lo agradezco, bueno, creo que puedes continuar por tu cuenta desde aquí, así que me voy yendo.

—Gracias, nos vemos luego.

Una vez llegó a su aula y ver que le quedaba algo de tiempo para que comenzaran las clases, se sentó en su sitio y abrió el libro que le había prestado Camila. Intentó concentrarse en la lectura, pero no pudo. Su mente seguía en el sueño. En su hermano. En su dolor.

Después de eso, su día continuó con normalidad. Aparte de Camila, él no habla con otra persona, así que se la pasa solo todo el día, pero esto no es algo que le moleste, ya que él decidió que fuera así.

La hora del receso llegó, los alumnos se dispersaban uno por uno, había unos que se quedaban en el salón de clases y otros salían al comedor o tal vez simplemente a dar la vuelta por toda la escuela. Alan se levantó de su silla para después salir del aula, y cuando estaba a punto de salir, alguien lo detuvo.

—Hola, Alan. Me preguntaba sí, ¿te parece si almorzamos juntos? —dijo una chica algo apenada. —Esto, tú eres Renata, ¿no? Lo siento, hoy comeré en el comedor, invítame otro día —le dijo con una leve sonrisa en su rostro—. Si eso era todo, me retiro.

—No, yo soy Elsa, mi amiga se llama Renata. Este, si no puedes hoy, ¿qué te parece mañana? Haré algo de comida y me gustaría que la probarías.

—Así que, Elsa, he hecho lo posible para no olvidarlo. Si me disculpas, ya hablaremos luego. —dijo mientras salía del aula.

—Vamos, Elsa, ¿por qué sigues invitándolo si sabes que no aceptará? Y si aceptara, solo tendrías las miradas de las chicas encima. A pesar de que tú también eres bastante atractiva, él tiene muchas admiradoras en toda la escuela —le dijo su amiga —. Aparte, sabes que la única persona que come con él es su hermano, aunque ya salió de la escuela hace un año.

—Crees que no lo sé, no puedo rendirme, yo lo amo, sé que no es fácil tomar el lugar que dejó su hermano desde que se graduó, pero quiero intentarlo, sabes.

Un suspiro detrás de la puerta del aula se escuchó —Ojalá no hubiera escuchado eso, ¿qué debería hacer, hermano?

Parte 3

Las clases habían acabado y decidió quedarse otro rato. Sacó un libro de su mochila que solía leer cuando era niño, se llama "El secreto de la flor dorada de Alicia" (The secret of the golden flower of Alice's sword).

—Recuerdo que cuando era pequeño, este libro me encantaba, podía pasar horas leyéndolo y no me aburría. Me llevaba a un mundo completamente nuevo, siempre deseaba que Celest fuera real y poder tener aventuras y obtener todo lo que el mundo tiene para dar —dijo mientras veía el libro con admiración y nostalgia.

Poco a poco, mientras leía el libro, era como si se apoderaba un hambre de aventura de él.

—Mmm, una aventura.

El sueño lo consumió hasta quedarse dormido.

**

Tuve un sueño... Soñé que estaba en otro mundo. En el sueño, la caballero de la flor dorada de la espada y los espíritus me encontraron. "Oh, Alan, donde haz estado. Las aventuras hacia lo desconocido te están esperando" La aventura comenzó, y nuevas sensaciones invadían mi cuerpo, a mi alrededor. Entonces, volví al final del mundo y me despedí agitando la mano.

*

Poco a poco, fue despertando de su sueño. Abrió los ojos con dificultad. Se frotó los ojos, los ojos cansados y pesados. Miró a su alrededor, sin reconocer el lugar. Estaba en el salón de clases, solo, con las luces apagadas. No sabía qué hora era, ni cómo había llegado hasta allí. Entonces la vio. Estaba sentada en el pupitre de al lado, mirándolo fijamente. Era Elsa ¿Qué hacía allí? ¿Cuánto tiempo llevaba observándolo mientras dormía?

 

—Disculpa puedo preguntar ¿por qué me estabas viendo mientras dormía?

—Pues regrese a buscara algo que olvide y te vi aquí durmiendo así que decidí quedarme hasta que despertaras.

—Oh, enserio.

—Si. 

De pronto el aula se quedó en completo silencio, por lo que Alan decide romper el silencio.

—Sabes, quiero disculparme, por haber rechazado la invitación a almorzar. La verdad es que tengo miedo, miedo de relacionarme con la gente, ilusionarme y querer vivir aventuras con ellos, y me abandonen —suspiro y agrego. —Mis miedos se hicieron más grandes desde que mi hermano se fue a trabajar fuera. Soy algo raro, ¿no?

—¿Esa es la razón por la que evades mis propuestas de estar conmigo en el almuerzo?

—Sí, es tonto, ¿no lo crees?

Elsa dejó salir un suspiro de alivio. —Gracias a Dios, pensé que me odiabas. ¿Entonces tu único problema es que te abandonen?

—Sí, ¿está mal pensar así?

—Entonces, si me dejas estar a tu lado, puedo prometerte que jamás te abandonaré y siempre estaré a tu lado. Alan, ¿me dejarías quedarme a tu lado? —Cuando terminó de decir eso, Elsa estiró su brazo hacia él.

—Si estás dispuesta a hacer eso por mí, no puedo negarme.

Una vez afuera de la escuela, Alan sonríe. —Elsa, estaré emocionado porque llegue el día de mañana.

Elsa iba a decir algo, pero Alan sale corriendo mientras agita su brazo despidiéndose de Elsa. Pero el día siguiente, Alan no se presentó en la escuela.

Fin del capitulo

Se han escuchado tus plegarias. La heroína Alicia ha respondido a tu llamado.

—¿Ha respondido a mi llamado? ¿Qué significa esto?

—AHHHHHH, PERO ¿CÓMO ES QUE LLEGUE HASTA AQUÍ ARRIBA?

Tal parece que he caído en un bosque algo extraño, tal parece que no me he roto nada. Es muy extraño, debería al menos tener unos cuantos huesos rotos. No tan lejos veo a alguien que estaba esperando mi llegada.