— ¡Roland! — Ante el repentino grito el chico de nombre Roland de 5 años cae de lo que podría llamarse una "cama" — ¡Mamá! — Grito el niño sobresaltado.
- 20 de noviembre de 1406 -
— ¡¡¿Cómo que mamá?!! que son estas horas de estar acostado roland, ve con tus hermanos y ayuda con el campo. — Dice la joven mujer de 28 años un ceño fruncido aparece en su cara redonda, era una mujer de rasgos delicados, piel melocotón, ojos verde esmeralda, una hermosa dama, aun que los callos de sus manos decian que trabajaba duramente.
Roland, se sentó en su cama un cabello algo desordenado de color cobrizo cubría su cabeza — P-Pero... — Respondía el niño. — ¡Nada de peros! vamos o no comes jovencito —
Roland, solo pudo suspirar el respondió con más tranquilidad a su madre — Ok... —
Estas palabras parecían aver socavado el enojo de la mujer la cual palmeo la cabeza del chico, ella con pasos suaves se va de la habitación para dejarlo sólo.
Ya mas tranquilo Roland, suelta unas palabras dudosas — Aaah...desearía que mi vida fuera más fácil, si tan sólo todo el mundo tuviera dinero infinito no necesitaríamos trabajar... — El joven suspira ante sus fantasías, ya que ignora el hecho de que si todos tienen dinero nadie trabajaría.
Ese joven de nombre Roland, es un niño cómo cualquiera que puedes encontrar en cualquier sitio, el tiene los ojos castaños, piel cremosa pero lisa aun que un poco rugosa que hace que se note el trabajo físico que tiene que hacer, tiene cabello rubio castaño, complexión algo delgada y desnutrido pero que si observas bien notarás su buen físico a esa corta edad.
...
— Ahh que haré hoy... — Exclama Roland, el cual a pasado la mayor parte del día ayudando en el campo, aun que más que cultivar se encontraba quitando la nieve que cubre la tierra arrada, era un trabajo molesto pero lo hizo en un tiempo bastante rápido.
también ayudo cuidando a las ovejas ya sea dándoles de pastar o quitándole la lana — Empieza a haber mucho frío...No me gusta..Siempre muere mucha gente — Las palabras del niño eran acompañados de pequeños lamentos, el frío haría esto después de todo.
Mientras caminaba poco a poco da comienzo una fuerte nevada que durará muchos días y que será el iniciador de la cadena de eventos que llevarán a un simple niño a una aventura.
...
— Tal vez debería ir con, Tíbet — Al anunciar sus pensamientos en voz alta el se dirigió a la casa de, Tíbet.
Tíbet, fue un ex soldado de Inglaterra y posiblemente el único miembro del pueblo que alguna vez sirvió en el ejército inglés...Ya que los mismos ingleses no ven con muchos buenos ojos a las pequeñas islas del sur de la isla mayor.
Consumen muchos recursos y dan pocos beneficios aun que tampoco es que ellos den nada por ellos, las islas sirven como puertos para recibir suministros, por eso mismo la influencia de los ingleses es nula en las islas cercanas.
— ¡¡Tíbet!! — Actualmente, Roland esta llamando a, Tíbet que no responde, lo que hace pensar al niño que tal vez no esta en casa o bueno al menos eso parece.
*gruñido*
Al escuchar un ruido que proviene de la casa del hombre abre la puerta sin dudar, el chico que seguía oyendo los extraños ruidos ve con grandes ojos la figura que se delinea con las sábanas de la cama de, Tíbet.
Roland, corre y quita la manta que cubría la figura al deshacerse de esta un hombre cansado con pequeñas gotas de sudor en la frente aparece incómodamente el hombre habló — Mocoso.. ¿¡no te enseñaron modales!?... — El hombre habló refunfuñando.
— Jeje — Inconscientemente, Roland curvo su boca en una sonrisa, Tíbet simplemente ve por unos segúndos al chico después de esto aparta la mirada.
— ¿Vienes por el entrenamiento que te dije?.— El sueño se ve en su rostro al expresar la idea de por que el niño esta en su casa.— ¡¡¡Siiii!!!.— responde Roland, con toda la actitud contraria.
— ¡¡Maldición no grites!! Me dejas sordo — El hombre bromeó mientras se levanta, pone un dedo en la frente del niño dándole un leve golpe, una leve molestia fingida aparece en el rostro de, Tíbet. — P-Perdón — Dice Roland, asustado.
Tíbet, solo agita la mano sin darle importancia al asunto — Esta bien, esta bien. ¡Bueno! empezaremos pero ¡¡no seré fácil con mi entrenamiento!! — Respondió Tibet, con una retorcida sonrisa.
— ¡CLARO! —