—Esto es —dijo Davina y por primera vez desde que había tomado la firme decisión de mantenerse al margen y esperar su momento, la característica expresión impasible de Neveah se convirtió en una de sorpresa.
Pocas cosas sorprendían a Neveah, había visto suficiente oscuridad en su vida como para estar preparada para cualquier cosa, pero ciertamente no esperaba esto.
—Esto es... ¿qué? —preguntó Neveah—, no estaba segura de entender lo que estaba mirando y no tenía nada que ver con el mechón de cabello soplado sobre su cara por el viento, bloqueando su visión.
Davina la había llevado al salón de desayunos después de que fueron despedidas por el Señor Everon, afortunadamente estaba vacío excepto por unos pocos asistentes que solo habían llegado a tomar su comida a una hora tardía.
Era bastante molesto sentarse a comer con todas las miradas de todos en el salón fijas en ti, pero de alguna manera Neveah lo había superado.
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