Adrienne estaba sentada rígidamente en una silla de hierro, con las manos juntas sobre su regazo mientras esperaba.
—¿Qué era exactamente lo que esperaba, Adrienne no estaba segura.
Podía haber sido algo, o alguien o quizás Hoja Rota sólo estaba jugando juegos, Adrienne no podía decirlo.
Le habían quitado la venda, aunque eso no marcaba mucha diferencia ya que Adrienne estaba actualmente sentada en una habitación sumida en completa oscuridad.
No se filtraba ni un solo hilo de luz, y Adrienne no podía empezar a decir dónde estaba exactamente.
El enano había llevado a Adrienne durante más de una hora a lo largo de la cual Adrienne no había visto nada del camino que habían tomado.
Todo lo que sabía era que habían subido a un carruaje y viajado a través de un bosque.
Cuando se detuvieron, caminaron por un poco antes de entrar por una puerta y luego por un pasillo hasta llegar a esta habitación.
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