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El pecado de la condesa de Malibrán.

Allá por el principio de los 80's, en una época donde no había telefonía celular, ni Internet, el sistema de comunicaciones más rápido y efectivo era el teléfono y el correo ordinario el más lento pero funcional, y cuando las estadísticas de población indicaban que había 7 mujeres por cada hombre en el mundo, se desarrolla esta historia llena de mitos y antiguas leyendas populares, todas del área conurbada con el histórico puerto de Veracruz en México, la historia pretende ser de terror paranormal, pero tiene su toque de comicidad, donde 3 chicas estudiantes de la preparatoria que vivían en una pensión para señoritas, por accidente liberan el maligno espíritu de la condesa de Malibràn, una de las leyendas populares más antiguas de Veracruz, quien llena de furia, pugna por llevárselas al infierno de donde la habían despertado, para poder volverse a dormir y dejar de sufrir por el perdón que nadie sabe en qué consiste, pero la poderosa Condesa tiene un punto débil, un enemigo acérrimo, al cual no puede vencer y ni siquiera puede pelear con él, el conde de Malibràn, que regresa por ella cada vez que la invocan para asesinarla, como la asesinó en vida, y entre los gritos desesperados de perdón de la maligna Condesa que huye para escapar de su verdugo, y nilos gritos clamando venganza del conde de Malibràn, se desarrolla esta historia que amenaza con terminar en un apocalipsis, pero no un apocalipsis zombie, ni nuclear, ni por la caída de un cuerpo celeste, tampoco una invasión alienigena, ni mucho menos bíblico, sino un apocalipsis provocado por el pecado de la condesa de Malibràn, que al final de toda la historia nos demuestra que todo está bien así como está, en perfecto balance, porque si tan solo llegara a faltar tan siquiera uno de los pecados más comunes, sería el fin de la humanidad y de la sociedad como la conocemos, y es una historia de beso de amor verdadero; ¡Como en los cuentos de hadas!

YurikVazquez · Horror
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La fiesta tropical.

Ya todo mundo sacaba sus conclusiones, y aunque aún faltaban más de 15 días para la próxima Luna llena, los hoteles de Veracruz y de Boca del Rio estaban abarrotados y las reservaciones agotadas, reporteros de todo el mundo filmaban la mansión Román desde lejos, algunos turistas desde lujosos yates propios o que habían rentado para hacer las filmaciones desde el mar, los más ingeniosos habían adaptado antiguas cámaras de video que trabajaban de forma manual, manipulando una palanca para correr la cinta, a sabiendas de que las cámaras electrónicas no funcionaban cuando la Condesa aparecía, el ejército del barrio continuaba su férrea vigilancia y las chicas ya estaban fastidiadas, porque en esa situación no podían salir ni al cine.

  -Esto es el comienzo del apocalipsis. –dice Romaia. –Nos la pasamos estudiando y atrincheradas por culpa de esa maldita bruja, deberíamos de estudiar la manera de regresarla al infierno de donde la sacamos.

  - ¡Como que por lo menos nos debería de dejarnos echar una de Bacacho, doña Adelina! La neta que si seguimos así nos vamos a volver locas. –le dice Érika a Adelina suplicante.

  - ¡Esta bien, chamaca! Yo también estoy harta de todo esto y por lo menos tenemos derecho a echarnos unas de vez en cuando. –dice Adelina.

  - ¿De veras dijo que sí? –pregunta Érika incrédula mirando a las demás.

  -Claro que si, a ver, todas las que se consideren mosquetebrias de corazón, a la Combi y las que no quepan, a la Caribe de Romaia.

Dice Adelina y a los pocos minutos ya estaban saliendo de la mansión rumbo a plaza Mocambo para preparar la velada, saliendo escoltadas por la unidad de la marina y dos autos más, pertenecientes al ejército insurgente.

Aunque la llegada de las famosas chicas a plaza Mocambo causó gran revuelo, no tuvieron muchos problemas para hacer sus compras, porque los marinos que las escoltaban controlaban a los curiosos que no eran tantos porque la gente las supo respetar, además de que los chicos del barrio, también hacían su labor de acordonar las áreas por donde ellas andaban, regresaron todas contentas un par de horas después, ya listas para preparar las bebidas y las botanas; era un Viernes 23 de Abril y ya Adelina había hablado con los marinos, del pequeño convivio que iban a tener sus chicas esa madrugada, pero a sabiendas de que la calle se iba a abarrotar de autos de locales y turistas, les indicó que no permitieran que se tocar música disco cerca de la mansión, y con el estéreo con tocadiscos y tocacassettes de la casa, comenzaron la fiesta tocando, el cobarde del condado, de Kenny Rogers  entre otras de música country y música tropical de Rigo Tovar y su Costa Azul, con su sirenito; Chico Che y la Crisis, con su; ¿Qué culpa tiene la estaca? Entre otros, teniendo especial cuidado en no tocar ninguna de música disco y mucho menos de Michael Jackson, se desarrolló en paz aquella fiesta que esta vez no fue nada macabra, entre los chicos del barrio que podían entrar comportándose educadamente al patio de la mansión, para convivir con las inquilinas y algunas otras chicas invitadas, la tocada que parecía que iba a ser aburrida, poco a poco iba tomando ambiente, mientras Leticia Correa hacia un reportaje social entre los asistentes, y Soledad; Adelina y algunas madres y padres de los invitados, vigilaban desde la terraza todos los ángulos del malecón, esa noche las chicas bailaron country, las que no sabían aprendieron, bailaron cumbia tropical, igual las que no sabían aprendieron, algunas se emborracharon, como Romaia y Pamela, pero no Érika, como le ganaron a tomar, uno de sus códigos de amistad no escritos que tenían, marcaba que la que se embriagara al último tenía que contenerse para cuidar a las que se embriagaran primero, y por eso a ella le tocó vigilarlas en su borrachera y no podía darse el lujo de perderse en el alcohol, aunque siguió tomando, pero controladamente.

Adelina dio por terminada la velada oficialmente a las 6 de la mañana, aunque muchas de sus mosquetebrias ya habían caído, las que quedaban ayudaron a acomodar todo y se fueron a dormir, desveladas y cansadas, pero contentas y des estresadas.

Ese día la mayoría se la pasaron durmiendo por la desvelada y la cruda, y ya por la noche, durante la cena; Adelina les dijo que se apuraran con sus tareas porque quería llevarlas al cine, y así fue, llegó el domingo y se estrenaba la película de Tron, con Jeff Bridges y la de Rambo, con Silvester Stallone, aunque algunas de las chicas querían ver la de juegos diabólicos y alguna otra de terror; Adelina no se los permitió y ella se metió con un grupo a ver la de Rambo, mientras el otro grupo se metía a ver la de Tron.

Las películas se acabaron y aquel domingo fue tan normal como cualquier fin de semana, antes de que la Condesa apareciera por primera vez, ya por la noche en la casa, todas sin excepción pintaron una puerta en su cuarto, aunque sabían que Soledad ya comúnmente dormía en la misma casa, así se sentían más seguras.