—¡Director Xi, su dibujo de ese cerdo es muy bueno!
La voz de Mu Yuchen llegó a sus oídos junto con la alegre risa de Li Si.
Xi Xiaye se sorprendió por un momento antes de darse la vuelta. Li Si estaba mirando en cierta dirección al suelo. Siguiendo su línea de visión, el cuerpo de Xi Xiaye tembló y su rostro se puso rojo.
El dibujo cayó justo a los pies de Mu Yuchen. En el papel había un cerdo, una serpiente, y una mujer sosteniendo unos cuchillos arrojadizos. El cerdo se veía bastante real con un cuchillo clavado justo en su corazón. El nombre "Han Yifeng" estaba escrito sobre él, mientras que la serpiente estaba cortada por la mitad con el nombre "Xi Xinyi" garabateado encima. La mujer que parecía una reina pisaba a la serpiente y debajo de ella estaban las palabras "Reina Xi Xiaye"
Probablemente se había caído de su carpeta en ese momento.
Era verdad que ella había dibujado el cerdo, pero la serpiente, la mujer y los nombres los escribió Su Nan, quien había revisado las ilustraciones el día que llegó. Y por capricho, decidió agregar todas esas cosas extras.
Xi Xiaye realmente quiso desaparecer en ese momento. Rápidamente se apresuró a recoger el dibujo, pero…
Una larga mano fue más rápida que la suya y recogió el dibujo primero.
—¡Devuélvemelo! —la expresión de Xi Xiaye se volvió nerviosa y arrepentida cuando Mu Yuchen tomó el dibujo. Ella lo vio lanzarle una mirada maliciosa y por lo tanto comenzó a enojarse.
—¡Mu Yuchen! ¡Devuélvemelo!
Ella se puso de puntitas sobre sus zapatos y trató de agarrarlo, pero él levantó la mano y ella no pudo alcanzar el dibujo.
Mu Yuchen media más de 1 metro y 80cm de altura, mientras que Xi Xiaye media un poco más de 1 metro y 60cm. Con esa altura apenas llegaba a su mentón, así que, por supuesto, ella no podía llegar al dibujo si él levantaba la mano.
—No esperaba que su dibujo fuera tan bueno, ¿Su Real Majestad, Xi Xiaye?
Mu Yuchen sonrió y lanzó una mirada a Xi Xiaye, una mirada rara e infantil.
Xi Xiaye estaba realmente frustrada y cuando lo miró, su cara se puso aún más roja. La risa de Li Si tampoco ayudaba a la situación. ¡La imagen perfecta que había estado tratando de mantener se iba a arruinar!
Una llamada repentina la salvó de la vergonzosa situación.
Ella tomó su teléfono y vio el nombre de "Su Nan" en la pantalla.
Xi Xiaye rápidamente agarro el teléfono y contesto la llamada. La dulce voz de Su Nan llegó acompañada por un tono de rabia y preocupación.
—¡Xi Xiaye!, ¡soy yo!
—¿Qué ocurre?
Xi Xiaye frunció el ceño al notar que la voz de Su Nan no sonaba bien.
—¿Ruan Heng, te buscó?
—Esto no es sobre él y yo. Xi Xiaye, ¿acaso no viste los mensajes que te envié? Te he estado llamando y tú no contestas ¿Dónde fuiste?
Su Nan comenzó a quejarse y sonó como si acabara de comerse una bomba.
—¿Qué mensajes? Dejé mi teléfono en la oficina ¿Qué ocurre?
—Te hice una cita para mañana. En general, él es bastante bueno. Es el hijo de un muy buen amigo de mi papá, acaba de llegar del extranjero y además tiene una maestría. Yo solía jugar con él cuando éramos niños. Es bastante alto y guapo ¡No me importa! ¡Tienes que salir y encontrarte con él mañana!
Su Nan comenzó a divagar una y otra vez. Su fuerte voz era especialmente clara dentro del espacio cerrado y Xi Xiaye no pudo evitar alejar el teléfono de sus oídos.
—¿Me estás escuchando? —preguntó Su Nan al no escuchar una respuesta de Xi Xiaye.
Xi Xiaye puso una mano sobro su frente. Justo cuando le iba a responder, Su Nan la interrumpió. —Xiaye acabo de ver a esa pareja traicionera cerca del Hospital T y estoy realmente furiosa por sus actos de amor. Escuché que pronto se van a comprometer. Xiaye ¿no tienes ganas de voltear las mesas? ¡Cásate con un hombre excepcional antes que ellos! ¡Demuéstrales lo grandiosa que puedes ser y obtén tu reinado en la cima! ¡Estoy… tan… frustrada!
Su Nan no pudo evitar recriminarlo al pensar en sus caras.
—¿Comprometidos?
El pecho de Xi Xiaye se sintió pesado y al mismo tiempo su expresión facial se congeló.
—Cierto, Xiaye ¿volverás éste fin de semana por el cumpleaños de tu abuelo? No creo que debas ¡Podrías sentirte disgustada cuando veas sus caras!—Su Nan resopló.
Xi Xiaye respiró profundamente. Al recordar la actitud de Deng Wenwen y Yue Lingsi en el hospital, ella mostro una sonrisa y un tono frío. —¿Por qué no? Es el cumpleaños del abuelo. Por supuesto, volveré. Ellos deben ser los que se escondan, no yo.
—Pero…me preocupas ¡Quién sabe lo que esa bruja hará!—el tono de Su Nan se suavizó a pesar de lo preocupada que estaba.
Xi Xiaye sonrió y su voz también se suavizó. —Gracias, Su Nan. Hace mucho tiempo que no vuelvo. Debería regresar, aunque sea para ver al abuelo. Mañana tengo que regresar a la residencia Chen. Hay algo que debo hacer.
—Lo entiendo, voy a reprogramar la cita de mañana entonces. Por favor, cuídate mucho. Llámame si algo ocurre. ¡Lo único que me preocupa es que te sientas triste cuando veas a esa pareja de traidores!
—Mmm.
Xi Xiaye colgó el teléfono e inconscientemente apretó los documentos que sostenía junto a una amarga sonrisa en su rostro.