—Xiaye, por favor, siéntate y termina esta comida conmigo antes de regresar.
Xi Mushan levantó la cabeza y miró a Xi Xiaye. Había mucha lucha y complicación en sus ojos. Aunque Xi Xiaye no podía ver a través de él, pudo darse cuenta de que él se sentía triste y solo. Al final, ella se sentó de nuevo.
Xi Mushan volvió a llenar su vaso con una sonrisa a pesar que parecía triste y frío. Su voz era tranquila. —Sé que has estado deseando que volvamos a estar juntos, pero entre nosotros...
Xi Xiaye levantó un poco la cabeza y lo estudió. Ella esperó, pero Xi Mushan no terminó la oración.
Miró su copa de vino, su rostro se veía alterado mientras miraba a través del cristal. Podía sentir una terrible sensación tácita.
Entendió entonces. Había un reino impenetrable entre Shen Wenna y Xi Mushan. La presencia de Yue Lingsi y Xi Xinyi le recordaba constantemente a Shen Wenna la traición de Xi Mushan.
¡Después de todo, ella era una persona orgullosa!
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