Mu Yuchen sonrió mientras escuchaba a Qi Feng.
—Nunca dije que era un buen tipo, pero en comparación con tu naturaleza doble cara, creo que al menos soy mejor que tú. No tengo ningún interés en interferir entre tú y Qi Lei, pero somos socios, por lo que me veré afectado indirectamente si pone en peligro sus beneficios. No voy a ser fácil con los que se interponen en mi camino. —dijo directamente.
—Entonces, ¿hiciste de Qi Lei una pieza de ajedrez para derrotarme? —Qi Feng fijó su mirada gélida y firme como una piedra en la cara de Mu Yuchen.
Mu Yuchen miró la colilla de cigarrillo fresca en la tumba y respondió: —¿Pieza de ajedrez? Nunca usaría a mis amigos como una pieza de ajedrez. No voy a darte un sermón aquí. Puedes decirme qué sucedió realmente hace seis años. Sólo quiero saber por qué Lingtian tomó esa decisión.
—Bastante audaz de tu parte, pero ¿Crees que te lo diría? —Qi Feng sonrió con ironía.
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