—¡Hey Lu Qiang, br...n...g...unm... maldita sea...! —Antes de que Lu Feng pudiera terminar su frase, Lu Qiang le arrojó agua fría en la cara y el resto se lo lanzó en la cara a Jiang Yang.
—¡Pero qué demonios! —exclamaron ambos, sobresaltados por la inesperada acción de Lu Qiang.
—Ambos querían agua, así que aquí la tienen —dijo Lu Qiang.
—¿De esta manera? —preguntó Jiang Yang.
—Ninguno de ustedes explicó cómo —diciéndolo Lu Qiang puso el vaso en la mesa central y se sentó al lado de Jiang.
Lu Qiang no les lanzó mucha agua porque no quería que se empaparan. Jiang Yuyan sonreía de oreja a oreja viendo a estos tres y no se metió en medio de ellos.
—Suban y duerman tranquilos o traeré un cubo lleno de agua helada —les ordenó Lu Qiang con voz firme sin sentirse culpable por lo que hizo con ambos.
Ambos se levantaron obedientes y se dirigieron a subir las escaleras, equilibrándose y apoyándose el uno al otro.
Sentado en un sofá, Lu Qiang le dijo a Jiang Yuyan:
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