Pamela se sumergió en sus apuntes, repasando meticulosamente las lecciones del día. La noche avanzaba sin pausa mientras su mente absorbía el conocimiento impartido en sus clases de Lengua y Literatura, inglés, física y matemáticas. Concentrada y determinada, Pamela anotaba cada detalle, cada fórmula, cada palabra clave que sus profesores habían compartido.
Al terminar su sesión de estudio, Pamela se levantó de su mesa con un suspiro de satisfacción. Sin embargo, antes de recoger sus cosas, su mirada se desvió hacia su celular, que yacía silencioso sobre el escritorio. Un mensaje nuevo había llegado, y el remitente no era otro que Marco, su profesor de física.
El corazón de Pamela dio un salto de emoción al ver el nombre de Marco parpadeando en la pantalla de su teléfono. Abrió el mensaje con una sonrisa nerviosa, leyendo las palabras con atención. Marco le ofrecía su ayuda, habiendo encontrado su número en la lista del presidente de su clase.
La emoción de Pamela creció aún más al saber que Marco estaba dispuesto a brindarle apoyo cuando lo necesitara. Sin perder tiempo, decidió responder, preguntando si podía llamarlo por su nombre de pila. La respuesta afirmativa de Marco la llenó de alegría y la conversación comenzó.
Durante las siguientes dos horas, Pamela y Marco intercambiaron mensajes, compartiendo detalles sobre sus vidas, sus familias y sus intereses. La conexión entre ellos parecía natural, como si hubieran sido amigos durante mucho tiempo, la brecha de edad no existía entre ambos. Pamela se sentía emocionada y llena de adrenalina cada vez que enviaba un mensaje a su profesor.
Sin embargo, el tiempo pasó volando y Pamela notó que sus padres ya habían regresado a casa de la congregación. Con una sensación agridulce inmediatamente, se despidió de Marco, enviándole un mensaje de voz algo picante antes de desconectarse, el audio decía "me encantó lo que hicimos esta tarde en el instituto Marco, espero se repita, muuaahh". Su risa resonó en la habitación mientras terminaba el audio con un simple "hasta mañana".
Del otro lado de la pantalla, Marco escuchó el mensaje con asombro. Esta chica, Pamela, él se puso como tomate al recordar lo que había pasado en el instituto y su amigo también lo recordaba al empezar a sentir el pantalón un poco ajustado, sin duda Pamela había logrado capturar su atención de una manera que no esperaba. ¿Podría esta conexión convertirse en algo más que una simple relación profesor-alumna? Marco se quedó pensativo por un momento antes de responder con un simple "hasta mañana", preguntándose qué depararía el futuro para ambos.