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Capítulo 7 — En busca del sello de Nlost

Habían pasado varias décadas desde la unión de Gré y Sofía a la secta de las estrellas. Sin embargo, esta sería la mayor misión que cumpliría en su vida y lo harían con una persona desconocida.

La secta de las estrellas normalmente no hacía unos ataques a gran escala en donde incluso se involucrase esta persona desconocida, pero en esta ocasión, como una que había sucedido hace unos años, esta persona se involucró.

Gré, Sofía y demás personas habían acordado estar en un punto del cual partirían a su destino. Ese punto era la entrada de la secta y el punto más esperado y menos especial en donde podrían encontrarse.

Persona desconocida dijo:

—Prepárense, porque no sabemos que tan fuertes serán ahora

Gré enarcó una ceja y preguntó algo intrigado:

—¿Ahora? ¿Ya ha hecho esto varias veces?

Persona desconocida dijo:

—Sí, aunque no diría varias veces, sino solo una veces. —La mujer que hablaba estaba cubierta de la vestimenta típica de la secta, pero por los costados de su sombrero de forma cónica, salían dos cuernos negros con rayas rojas que brillaban en las sombras.

—Señorita, me haría el favor de decirnos ¿quién es usted? —Gré se intentó acercar a ella, pero se detuvo de inmediato.

La mujer desconocida habló:

—No te acerques. Por ahora no necesitas saber quién soy, sino que solo necesitas saber que mi autoridad está sobre cualquier otro superior. —La mujer dio uno pasos al frente y se giró. —Gré y Sofía, necesito hablar unas cosas antes que ustedes lleguen a nuestro objetivo, por eso quedarán atrás. —La mujer ladeó su cabeza, aburrida. —Además, necesito que lleguen en el momento justo para que todo salga a la perfección, por eso.

—¿Por eso? —preguntó Sofía, que luego se acercó a Gré con algo de miedo por la mujer de baja estatura y de cuernos negros.

—Por eso, vendrán cuando dé la señal. En cuanto a los demás, solo los necesitaré en caso que haya un inconveniente antes que ustedes dos lleguen. —La mujer desconocida volvió a dar la media vuelta y dijo: —Será un viaje largo. —Refiriéndose desde el abismo hasta donde llegarían.

Sofía preguntó:

—¿Hasta dónde iremos?

Un silencio apareció hasta que la mujer desconocida cortó ese silencio.

—Hasta el bosque de los elfos y demonios, Nlost y tomaremos el sello y la llave que se encuentran ahí, y así, por fin cumpliremos uno de nuestros mayores anhelos.

Gré entrecerró los ojos y murmuró los labios casi cerrados:

—Los mayores anhelos de la secta. —Se tocó el pelo y decidió seguir al pie de la letra todas las órdenes de la mujer desconocida, puesto que no sabía hasta que punto llegaba su poder y no sabía que tanto podría aguantar contra ella en una pelea.

Sofía murmuró a Gré al oído:

—Tiene un cuerpo de niña, no creo que sea tan fuerte.

—No la subestimes.

—No me subestimes, Sofía. —La mujer vio sobre su hombro hacia atrás con mucha altivez y dijo: —Después de todo, he mantenido mi cordura tras un millón de muertes.

Sofía y Gré abrieron sus ojos del miedo que sentían al estar cerca de tan importante figura como lo era esa mujer desconocida. Sin embargo, querían saber quien era esa chica que ni los miembros de la secta conocían.

Arroy apareció de la nada y de forma sigilosa, solo para decir:

—Igualmente he vivido con la intriga de quién es ella, solo sé que sirve como voz de nuestra líder.

La chica miró a Arroy y le dijo con ironía:

—"Voz de nuestra 'líder'." —La mujer miró a Arroy fijamente y con la mirada le dijo que no participaría en esta operación.

Arroy se lamentó por esto, pero a la vez se alegró y dijo:

—¿Por qué yo soy así? ¿Por qué? —Luego murmuró para sí en un tono incapaz de escuchar aunque se diga al oído. —¿Por qué yo he de saber la hora de mi muerte, libro del deseo? ¿Mi vida va en contra de la voluntad de nuestra líder? —Arroy dejó caer una pequeña lágrima.

La mujer desconocida dijo:

—Si ya hemos terminado de hablar, será mejor que nos apresuremos. —Kádora empezó a calcular la hora en la que llegarían. —Debemos aparecer solo de día y vigilar todo ese bosque hasta cumplir con nuestro objetivo, el cual les diré cuál es antes de llegar al bosque.

Gré tomó su varita mágica y dijo:

—No sé a que nos enfrentamos, pero…

—No es tan necesario que lleves tu varita mágica. Solo ocuparemos tu fuerza, las granadas de Sofía y su poder en la secta. Solo eso nos bastará.

Gré preguntó:

—Qué hará usted?

La mujer desconocida suspiró un momento y dijo con los brazos cruzados:

—Haré la parte más importante: atraeré el sello y la llave. —Aunque no se notaba por su vestimenta, bajo todo eso, la mujer parecía haber sonreído con confianza.

Gré y Sofía ni siquiera conocían sobre el sello que se encontraba en el bosque de Nlost, mucho menos sobre la llave de este. En términos de desconocer, para hasta los miembros de menor y mayor rango de la secta, desde los recién llegados hasta los superiores y el miembro que entrega los libros del deseo a los nuevos (miembro común de la secta que llegó a ese puesto por ser peculiarmente atento a la líder), ninguno de ellos conocían el sello, ni la llave. Incluso, exceptuando al el que entrega los libros del deseo, ninguno conocía a la líder.

Por eso, dentro de la secta de las estrellas, el mayor misterio era sobre quién es la líder de la secta, la cual se rumoreaba su última aparición hace un par de siglos. Incluso se decía que había muerto y/o que la actual mujer desconocida era la líder, pero esta ya lo había negado.

La secta de las estrellas, conocida también como organización de las estrellas, es una organización devota a los ideales del Emperador y que anhela liberarlo del sello de la atalaya. Una organización cuya existencia apareció para cumplir el anhelo del Emperador y hacer que este tomara las estrellas de las especies, con cuatrocientos años de existencia, y que en su poco tiempo solo habían conseguido la estrella drakons y la espíritu…

La estrella humana fue la estrella que fundó, literalmente, la organización de las estrellas, ya que esta fue portada por el Emperador. Sin embargo, aún con esto y siendo la más importante, ha sido la más imposible de encontrar, esto por que hay solo dos opciones: el Emperador se la llevo al sello o la segunda, la cual es que se encuentra desaparecida del mundo.

—El sello de Nlost. ¿Hay acaso alguna razón para ir tras ese sello? —preguntó Arroy viendo la insistencia de esa mujer y la líder de la secta con ese sello.

La mujer parecía haber enarcado una ceja por la pregunta de Arroy, y le contestó algo calmada:

—Es importante para uno de nuestros tres grandes objetivos, Arroy.

—No sé para que sirva abrir ese sello, pero, si alguien como usted lo dice, es necesario abrirlo, ¿no? —Arroy, un miembro y superior fiel a las palabras de la líder, no se negaría a cualquier cosas que esta mujer desconocida o su líder dijera.

Gré dijo:

—Aún así, no comprendo el porqué de esa insistencia. —Gré rascó su cabeza. —Se supone que hace un par de años atacaron un bosque de este reino, no supe que usted era una participante de eso, pero ahora que sé eso, ¿por qué la insistencia de usted y la líder?

—Aún no eres capaz de comprender los deseos de la secta de las estrellas, al igual que muchos de aquí, pero les prometo que en algún momento sabrán la razón, a detalle, sobre que hacen. Mientras tanto, sigan haciendo lo que el libro del deseo les ordena y lo que la líder les ordena. —La mujer permaneció en silencio un segundo. —¿Acaso hay alguien que duda de la benevolencia y bondad de la secta? Si es así, retírese de inmediato sin mucho alboroto.

La piel de todos se erizó del miedo que causaba esta mujer y sus palabras que llevaban a temas diferentes, hasta que llegó al punto de preguntar quién dudaba sobre los actos de la secta. Pero por supuesto, nadie dudaba, solo se les hacia extraña tanta insistencia sin un contexto o razón.

Cuando la mujer estuvo unos minutos en silencio, se dio cuenta que el silencio de los demás fue como un "sí" a sus ojos. Luego de eso, parecía que había sonreído por el aura más ligera emitida.

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El frío era insoportable para todos los de ahí. Estaban en medio de una gran nevada fuerte en la cual los dedos se hacían hielo y el calor escaseaba, por eso tomaban la decisión que estar muy cerca.

Ante un ataque, estar tan cercas sería un verdadero problema para todos, aunque claro, todo dependía de el tipo de ataque que recibieran. Pero aunque sea cuerpo a cuerpo o mágico, recibir un ataque es de las cosas más improbables en ese momento, porque…

—En cualquier caso, yo tengo el poder de protegerlos a todos de un ataque.

Gré miró a la chica desconocida y le preguntó con algo de temor:

—Sé que es mucha insistencia, pero ¿en qué momento revelará su identidad real?

Sofía le dio un codazo a Gré para que se comportara y no siguiera insistiendo a su pregunta, la cual no parecía que sería contestada por la chica desconocida, pero para su sorpresa…

—No quiero que piensen que los abandoné a la suerte. Ustedes solo esperarán la señal para que vayan a ese bosque. —La mujer desconocida señaló un bosque a lo lejos en medio de una puesta de sol. —A cambio de dejarlos aquí, permitiré que vean quién soy.

Gré y Sofía, y todos los de la secta observaron a la mujer desconocida con asombro por la respuesta que le dio a Gré.

—¿No es alguna clase de broma? —preguntó Gré, quien se sintió afortunado por lo que vería, ya que sabía que ningún otro superior, exceptuando a Riltut, conocía el rostro de esta mujer.

—No, no lo es. Odio las bromas porque siempre caigo en ellas. —La mujer tomó su sombrero de forma cónica para quitárselo de encima, y dijo con una pequeña sonrisa nerviosa, que no se notaba por su sombrero cónico, pero si se sentía: —Lo haré enseguida.

Sofía no creía que realmente estuviera sucediendo este momento. De hecho, pensaba en que algo como esto sería imposible, pero no lo era.

—Solo deberán jurar no revelar mi cara y nombre a nadie.

Gré, Sofía y los de la secta asintieron con la cabeza y esperaron el momento en donde ese sombrero sería quitado de la cabeza de esa mujer.

La mujer sacó el sombrero de su cabeza y dijo con sus cabellos ondeando por el aire:

—Soy la líder de la secta de la estrellas, Kádora. —Entrecerró sus ojos para ver las reacciones de todos. Sus cuernos estaban un poco más iluminados de color rojo de lo normal.

Unos cabellos tan azules que brillaban a iluminaban el bello rostro de princesa, a la cual nadie le podría ver a la cara sin enamorarse de ella. Con unos ojos que cautivaban a los mismísimos dragones que se encuentran en las tierras más altas del mundo y con unas pupilas tan blancas que hacían creer que cualquiera que la viera sería perdonado por sus pecados en ese mismo instante, ya que eran como dos estrellas, no en forma, pero si esencia. A la vez, con unos iris negros que demostraban y daban un verdadero aire de autoridad y poder a su mirada.

—Soy una mestiza medio humana y medio demonio, pecado de la violencia. Soy la encargada de cumplir con lo que se me ha encomendado: hacer que esta secta cumpla sus objetivos. —Kádora tocó uno de sus cabellos azules y abrió sus ojos negros y con pupilas blancas.

Gré y Sofía al ver la imponente figura de la mujer, que realmente se veía como una niña de no más de trece años de edad, se asustaron y retrocedieron. Los demás miembros de la secta, se arrodillaron al verla y murmuraron en tono alegre "no somos dignos" después de ver a la hermosa y a la vez, poderosa mujer, la líder de la secta de la estrellas.

—Tampoco es para tanto conocer mi rostro. —dijo Kádora. —Bueno, ahora debo retirarme de este lugar e ir al bosque de Nlost.

Gré le preguntó a Kádora, sabiendo que si se había cubierto había sido por alguna razón.

—¿No cree que debería ponerse el sombrero para no ser vista?

Kádora rascó su nuca y dijo con un tono de voz indiferente o incluso, aburrido:

—No es necesaria tanta protección. Mi poder es tan grande y capaz de defenderme a mí misma, incluso, en caso de un peligro mayor, no puedo morir de forma permanente. —Kádora se acercó a Gré y le dijo: —Así que no te preocupes por mí.

Gré miró hacia abajo, a donde se encontraba Kádora y le reprochó diciendo:

—Pero y si alguien la ve, por ejemplo, Rigel. —Gré no entendió la finalidad del sombrero cónico en su cabeza, ya que si no era problema ser vista, ¿para qué lo usó? La pregunta era respondida por los hechos… Lo hizo para ocultar su rostro de sus mismos seguidores.

Kádora frunció el ceño al escuchar ese nombre y dijo con rabia:

—Ese pedazo de mierda ya está muerto. ¡Nadie ni nada me va a detener para llegar a ese puto bosque! —Kádora levantó la mirada y mostró su enojo a Gré y Sofía, pero de pronto dejó de estar enojada y exhaló. —Perdonen eso. Solo me exasperé.

Gré puso su mano derecha en la izquierda y la rascó con algo de incomodidad.

—Perdóneme, señorita Kádora por lo que dije. —Gré agachó su cabeza y esperó su muerte, mas Kádora no lo mató.

Kádora vio el gesto humilde y le dijo a Gré:

—Me gustan las personas que me son sumisas, es lo mejor que hay. —Kádora bostezó y le dijo a Gré con la mirada que ya se iba. —Te daré la señal en el momento preciso, Gré, y también a ti, Sofía.

Gré y Sofía, sin esperar a que Kádora diera la media vuelta para irse, en medio de la nieve, empezaron a buscar un lugar en el cual sentarse para pasar el rato mientras Kádora hacía lo que debía de hacer.

—En cuanto recibamos su señal, iremos de inmediato.

Kádora asintió con la cabeza y una sonrisa. Luego, Kádora dio una media vuelta y comenzó a retirarse de este lugar para ir hacia el bosque de Nlost.

«Nos volveremos a ver, Eilí.» Pensó Kádora mientras el atardecer ya no estaba y la noche había comenzado.