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Fuente de energía

Después de unas horas buscando sin encontrar nada más, Ian tuvo una idea.

Para abrir un portal a otros mundos, se necesita una cantidad inmensa de energía dijo, compartiendo su pensamiento con Tarek. Esta civilización debió haber acumulado cristales energéticos o alguna fuente de poder similar. Vamos a buscar algo que pueda servir.

Ambos comenzaron a buscar con renovado fervor, explorando cada rincón del laboratorio. Finalmente, después de sortear varias trampas mágicas que aún quedaban activas, encontraron una sala separada de las demás. La habitación estaba en un estado sorprendentemente bueno comparado con el resto del laboratorio, y estaba llena de diferentes tipos de máquinas y equipos esparcidos por el suelo.

En el centro de la sala, sobre un pedestal de metal adornado con runas, había un cristal enorme, de aproximadamente el tamaño de una cabeza humana. El cristal brillaba con una luz intensa que iluminaba la habitación, proyectando reflejos en las paredes. Estaba rodeado de maquinaria compleja y cables mágicos que conectaban el cristal a varios dispositivos.

Esto tiene que ser lo que estábamos buscando dijo Ian, su voz llena de asombro.

Tarek examinó el cristal. Su superficie estaba cubierta de runas y símbolos mágicos que parpadeaban con una energía interna.

Este cristal podría ser una fuente de poder increíble comentó Tarek.

Ian asintió, observando el cristal con interés. La luz que emitía parecía tener una presencia casi viva, llenando el ambiente con una energía palpable.

El laboratorio principal, aunque en ruinas, había revelado sus secretos poco a poco a Ian y Tarek. El descubrimiento del cristal enorme en el pedestal de metal, junto con las complejas máquinas dispersas por la sala, parecía ser la culminación de su búsqueda. Sin embargo, justo cuando Ian y Tarek dieron un paso hacia el cristal, las sombras en la sala comenzaron a moverse de una manera antinatural.

Un rugido profundo resonó entre las paredes del antiguo laboratorio. De entre los escombros se levantó una figura imponente, emergiendo de las sombras como una bestia que había esperado pacientemente por siglos. Un troll. Pero no era un simple troll. Su cuerpo estaba alterado, con placas metálicas fusionadas a su piel, y brillaban circuitos mágicos que recorrían sus extremidades. Los ojos del monstruo reflejaban un destello de energía maligna, y una red de cables metálicos pulsaba con vida, interconectando cada parte de su cuerpo. La tecnología arcana y la carne se habían unido en un ser grotesco y poderoso.

El troll lanzó un gruñido que hizo temblar los escombros a su alrededor, y en ese mismo instante, Ian comprendió el peligro. Este ser estaba absorbiendo la energía del cristal que tanto habían buscado. El aura del troll irradiaba poder puro, creciendo conforme las corrientes de energía fluían desde el cristal hacia su cuerpo. Se estaba fortaleciendo a una velocidad alarmante.

Esto no será fácil murmuró Ian, preparándose para lo inevitable.

Con un simple gesto, Ian invocó a sus almas esclavas. Las sombras envolvieron la sala como una marea oscura, y en cuestión de segundos, la vasta cantidad de sus aliados apareció a su lado. Cada uno de ellos listo para el combate, pero sabiendo que este enfrentamiento no sería como ningún otro.

El troll lanzó el primer ataque, moviéndose con una velocidad sorprendente para su tamaño. Su brazo mecánico se estiró con una fuerza brutal hacia Ian, pero antes de que pudiera alcanzarlo, el Lobo apareció de la nada, chocando contra el monstruo y desviando el ataque. El impacto fue ensordecedor, y aunque el troll no parecía afectado, el Lobo aprovechó para lanzarse hacia su pierna, buscando desgarrar los tendones bajo las placas de metal.

Mientras tanto, Tarek y los magos goblin conjuraron barreras defensivas y comenzaron a lanzar hechizos desde la retaguardia. Las esferas de energía mágica volaron a través de la sala, golpeando al troll con fuerza, pero parecían rebotar sin causar mucho efecto. Los circuitos del troll se iluminaban más con cada golpe, absorbiendo parte de la magia en lugar de dañarlo.

Está absorbiendo la magia…gritó Tarek, frustrado.

Ian observó atentamente, midiendo el poder del troll. Sabía que este combate sería más que un simple enfrentamiento de fuerza bruta. El troll no solo era fuerte, sino que estaba ganando energía a cada segundo. No podían permitirse perder más tiempo.

El Mono saltó hacia el troll, usando su control sobre la tierra para levantar columnas del suelo, buscando inmovilizar sus pies. Sin embargo, el troll, con un simple movimiento de su brazo, destruyó los pilares de piedra como si fueran de papel, enviando fragmentos en todas direcciones.

Las avispas no tardaron en unirse al ataque. Desde arriba, lanzaron aguijones corrosivos, cuyo ácido chisporroteaba al hacer contacto con el metal. Los circuitos del troll comenzaban a chisporrotear bajo la continua lluvia de ataques, pero su regeneración era rápida, y cada herida que sufría desaparecía en segundos.

El troll, aunque poderoso, estaba midiendo a sus oponentes también. Cada movimiento parecía calculado, y aunque lanzaba golpes demoledores, aún no desplegaba todo su poder. Era una danza de destrucción y prueba de habilidades. Ian lo sabía. Ambos lados estaban tanteando el terreno.

El Gigante Rocoso avanzó lentamente, y con un golpe de su puño de piedra, sacudió el suelo, creando una onda sísmica que desestabilizó brevemente al troll. Aprovechando el momento, el T-Rex de Ian rugió y embistió con su cuerpo masivo, chocando contra el troll. El sonido de metal retumbando resonó en toda la sala, y por un momento, pareció que el monstruo vacilaba.

Pero el troll no caería tan fácilmente. Con un rugido que sacudió las paredes, lanzó a los dos gigantes hacia atrás, levantando los brazos y emitiendo una onda de energía que repelió a todos los esclavos cercanos. Aun así, Ian notaba que su enemigo no estaba peleando a su máximo nivel. Esta era solo una pequeña muestra de lo que podría hacer, y el troll aún no había desatado todo su poder.

Ian frunció el ceño.

Está ganando tiempo… murmuró.

El Ave del Trueno lanzó un rayo concentrado desde las alturas, golpeando la espalda del troll. El impacto hizo que sus circuitos chisporrotearan más fuerte, pero la bestia apenas pareció notarlo. El rayo, aunque poderoso, no había sido suficiente.

El troll giró su mirada hacia Ian, su único ojo mecánico brillando intensamente.

La batalla no había hecho más que comenzar, y ambos lados sabían que el verdadero enfrentamiento aún estaba por venir.

El aire en el laboratorio se volvió denso, casi tangible, mientras el enfrentamiento entre Ian y el troll mecánico alcanzaba su punto álgido. Los circuitos del monstruo brillaban intensamente, cargados con energía que parecía fluir desde el cristal gigante en el centro de la sala. Ian observaba con atención, midiendo cada movimiento, cada vibración en el aire. Sabía que no podía dejar que el troll absorbiera más poder.