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Cooperación

Borin, con el rostro sereno pero concentrado, alzó su escudo mágico, cubriendo a Eldra y a Thalion mientras el troll se retorcía. Aunque sabía que no era el ataque lo suficientemente fuerte para derribar al monstruo, su objetivo era otro.

No os preocupéis, yo me encargo de que nada atraviese esta barrera. ¡Golpeen con todo lo que tengan! gritó Borin con una voz grave mientras su escudo chisporroteaba por la energía acumulada de los ataques del troll.

Thrain, no perdió tiempo. Aún sintiendo la frustración de su última ofensiva fallida, evaluó la situación rápidamente. Con la armadura del troll resquebrajada y el fuego debilitándolo, supo que era el momento de golpear con todo.

Voy a usar una onda de choque directamente en la herida del pecho. Eldra, mantén las llamas allí. Thalion, mantén su equilibrio inestable. ¡Borin, cubre nuestra retaguardia!

El enano proyectó toda su fuerza, lanzando un puño de energía que atravesó el aire como una explosión sónica, dirigiéndose directamente a la grieta creada por las llamas en el pecho del troll. El impacto fue devastador, enviando una onda que sacudió el laboratorio y obligó al troll a retroceder, casi perdiendo el equilibrio.

¡Buen golpe, Thrain! gritó Xelara, mientras se movía entre las sombras, esperando su momento para atacar.

La Insectoide Asesina tenía su propio plan. Sabía que sus ataques directos no serían lo suficientemente fuertes, pero la naturaleza de su veneno era letal con el tiempo. Necesitaba una abertura.

Kari, susurró Xelara a su compañera insectoide. Desvía su atención mientras lo rodeo. Nuestro veneno puede debilitar las partes de la armadura que aún están intactas.

Kari, asintió desde la distancia. Con un movimiento casi imperceptible, comenzó a correr a una velocidad vertiginosa alrededor del troll, lanzando ataques rápidos a sus extremidades, tratando de desorientarlo. El troll, irritado por la velocidad de los ataques, lanzó golpes torpes, intentando alcanzar a Kari, pero su velocidad la hacía casi invisible.

Mientras tanto, Xelara, aprovechando la distracción, escaló por la espalda del troll, buscando los puntos de conexión entre sus partes mecánicas. Con un susurro de su poder, activó su toque venenoso, inyectando veneno en las juntas más expuestas de la armadura del monstruo.

El veneno está fluyendo. Le llevará tiempo, pero pronto notará la diferencia. Informó Xelara al grupo mientras se deslizaba de vuelta a las sombras.

Vorin, observaba el campo de batalla. Cada uno de sus movimientos estaba perfectamente calculado, pero sabía que necesitarían algo más para acabar con el troll de una vez por todas.

Borin, necesitamos una ofensiva coordinada. Mantén tu escudo en alto. Thalion, crea una ráfaga de viento lo suficientemente fuerte como para desestabilizarlo. Cuando caiga, Thrain, tú y yo lo golpearemos con todo lo que tengamos.

El grupo se movió con precisión. Thalion lanzó una ráfaga de viento tan poderosa que el troll, ya debilitado por los venenos de Xelara y Kari, tambaleó hacia atrás. Borin, con su escudo aún levantado, bloqueó un ataque desesperado del troll que intentaba recuperarse, mientras Thrain y Vorin se lanzaron al ataque.

Thrain proyectó una nueva onda de choque, esta vez dirigida a las piernas del troll, mientras Vorin usaba su maestría marcial para atacar las juntas expuestas del troll con cortes precisos y letales.

¡Este monstruo está perdiendo terreno! gritó Vorin mientras su espada atravesaba el metal expuesto.

Pero entonces, el troll, con un rugido mecánico, canalizó la energía del cristal una vez más. Una onda de poder recorrió su cuerpo, cerrando algunas de las heridas y restaurando parte de su fuerza.

¡Maldita sea! ¡Está absorbiendo energía de nuevo! gritó Eldra, lanzando otra bola de fuego, pero esta vez con menos efecto.

En ese momento, Grun, el Enano, levantó su mano para detener cualquier intento de desesperación.

No pierdan la fe. Tenemos el control del campo de batalla. Solo tenemos que cortar la conexión entre él y el cristal.

El grupo asintió, sabiendo que el combate no estaba perdido, pero que debían actuar rápido. El troll estaba al borde de su límite, pero su conexión con el cristal lo mantenía en pie.

Ian, en silencio, observaba desde su posición privilegiada, meditando el próximo paso. Los ataques coordinados de sus almas estaban logrando debilitar al troll, pero aún no era suficiente para derribarlo por completo. Sabía que necesitaba encontrar la forma de romper esa conexión de energía, o el monstruo seguiría levantándose una y otra vez.

Mientras las almas de los aventureros continuaban intercambiando órdenes y ataques, el campo de batalla seguía temblando bajo la intensidad del enfrentamiento.

El combate continuaba intensificándose, pero Ian había identificado el punto débil del troll mecánico: el cristal que lo mantenía en pie. Los golpes de las almas invocadas empezaban a hacer mella en su resistencia, pero mientras ese cristal siguiera alimentándolo, la criatura sería imparable.

Con una mirada afilada, Ian envió una orden telepática a Xelara.

Xelara, ve por el cristal. Sin él, caerá.

La asesina no necesitó más explicaciones. Se escabulló entre las sombras con una rapidez y precisión impresionante, invisible para los ojos del troll y los demás aventureros. Mientras los ataques seguían distrayendo al monstruo, Xelara se movía con sigilo, cada paso medido. Los destellos de energía del cristal pululaban como una guía hacia su objetivo.

Dragón, Terror, mantengan al troll bajo control. No dejen que se mueva, ni que interfiera con Xelara.La voz de Ian resonaba clara en sus mentes.

La imponente Alma de dragón subterráneo, se lanzó hacia el troll con un rugido que estremeció la tierra. A su lado, el alma del terror, una entidad envuelta en sombras de pesadilla, avanzó, proyectando una oscura presencia que debilitaba a cualquiera que osara acercarse.

El troll, ahora enfrentado a estas dos entidades colosales, trataba de mantener su postura, golpeando con sus puños metálicos al dragón. Pero el dragón subterráneo absorbía el impacto, retrocediendo solo unos pasos antes de contraatacar con sus garras gigantescas, rasgando la armadura del troll con una fuerza descomunal.

Mientras el dragón y el terror mantenían al troll a raya, Xelara llegó al pedestal donde el cristal brillaba intensamente. Sabía que un error en su acción podía costarle caro, pero su precisión era impecable. Con movimientos rápidos y calculados, comenzó a cortar los vínculos mágicos que conectaban el cristal al troll.

El troll, sintiendo la perturbación en su fuente de energía, giró su mirada hacia el pedestal. Sus ojos mecánicos parpadearon con una luz amenazante. Con un rugido furioso, entendió lo que Xelara estaba haciendo. Sabía que si perdía el cristal, su poder se extinguiría. En un arranque desesperado, el troll levantó sus brazos gigantescos, acumulando toda la energía restante para un ataque devastador. Su objetivo era claro: aplastar a Xelara antes de que completara su tarea.

¡Va por el cristal! gritó Vorin, alarmado al ver la desesperación en los movimientos del monstruo.