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El diario de un Tirano

Si aún después de perderlo todo, la vida te da otra oportunidad de recobrarlo ¿La tomarías? O ¿La dejarías pasar? Nacido en un tiempo olvidado, de padres desconocidos y abandonado a su suerte en un lugar a lo que él llama: El laberinto. Años, talvez siglos de intentos por escapar han dado como resultado a una mente templada por la soledad, un cuerpo desarrollado para el combate, una agilidad inigualable, pero con una personalidad perversa. Luego de lograr escapar de su pesadilla, juró a los cielos vengarse de aquellos que lo encerraron en ese infernal lugar, con la única ayuda que logró hacerse en el laberinto: sus habilidades que desafían el equilibrio universal.

JFL · Krieg
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El pasado

  Sus pasos lo llevaron de vuelta a las celdas, e inmediatamente caminó hacia Astra, quién con amor alimentaba a su hermana con un platillo parecido a la papilla.

  --Señor. --Dijo su subordinado con respeto al notar su presencia, bajando la cabeza y mirando al suelo.

  --Señor... --Imitó a su hermano, solo que su voz era demasiado baja por la falta de fuerza.

  --Quiero hacerte unas preguntas. --Le dijo con un tono serio.

Astra asintió, aunque pudo sentir la diferencia del tono con el que anteriormente le había hablado.

  --Por favor, señor, hable.

  --¿Ustedes son esclavos? ¿O qué son? --Preguntó sin tacto.

  --Lo somos, señor. Aunque un poco distintos a los que se encuentran en las celdas de enfrente --Explicó--. Nosotros somos mercancía que es llevada a la capital del reino, regularmente para combatir en la arena, o si tenemos la suerte, el guardián de un noble, sin embargo, los que no lo son, son llevados para ejercer de esclavos sexuales.

  --¿Y qué hacen los de la celda de enfrente?

  --Son servidumbre del castillo, en las mañanas los liberan para sus tareas y, en la noche los vuelven a encerrar.

  --Sabes demasiado. --Dijo con una sonrisa que no era sonrisa.

  --Me gusta ser observador --Dijo con humildad--, además de que a los guardias les gustaba atormentarnos con nuestro supuesto futuro.

  --¿Sirves bajo mi mando? ¿O solo deseas a alguien poderoso que te respalde mientras tú hermana se recupera? --Preguntó con frialdad, borrando la astucia de los ojos del antes esclavo.

Astra sintió la intención asesina emanando del cuerpo del joven, era tan densa que parecía palpable.

  --Lamento no aclararlo, señor. Al momento de tocar el suelo con mi rostro y, colocar ambas palmas juntas, fue mi pedido para la jura de lealtad. En ese momento me decidí a seguirlo, fuera cual fuese su orden, yo voy a cumplirla sin dudar.

  --Bien --Alzó sus comisuras--, es bueno escucharlo, porque te tengo una tarea, pero antes déjame hacerte una última pregunta ¿Sabes pelear?

  --Sí, señor, aunque con sinceridad le digo que no soy muy fuerte.

  --No será mucho problema lo que te voy a pedir, más que fuerza, necesitarás inteligencia. Astra, quiero que cuides esta fortaleza en mi ausencia y, quemes los cuerpos de los soldados. Si necesitas ayuda, tienes mi autorización de liberar a los esclavos --Le dijo. Astra asintió--. No los mates, si no es necesario.

  --Sí, señor.

Se volteó, saliendo de la celda.

  --Una cosa más, cuida de tu hermana, no importando el costo.

  --Lo haré, señor.

  --Bien.

∆∆∆

Al salir del castillo observó los rayos del sol a través del cuerpo de la piedra amorfa, encontrando maravilloso el objeto que poseía en su mano.

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La piedra brilló de blanco, rojo, azul y verde antes de salir volando de sus manos, mientras observaba todo con una calma inhumana. Frente a él, a unos doce pasos se dibujaron cuatro líneas largas, formando un rectángulo parado, con la piedra en su centro. Las líneas se fueron engrosando, mientras se tallaba la superficie de la gran puerta ilusoria. Al notar el final del acto bajó de los escalones, dirigiéndose a ella. Se detuvo justo enfrente, tocándola para asegurarse que no era una ilusión y, no lo era, aunque podía observar el otro lado de la traslúcida superficie, la misma era palpable, entendiendo que sí se encontraba algo allí. Hizo varias muecas, una costumbre que lo ayudaba a relajarse y, al terminar de decidirse empujó la puerta, adentrándose a lo desconocido.

  --Vaya --Dijo al observar la brillantez de las paredes, suelos y techo, la sensación era muy armoniosa, pero al mismo tiempo te suprimía con el efecto de hacerte sentir inferior al dueño de la sala--, alguien ama limpiar.

El lugar era inmenso y, parecía que aquella palabra le quedaba pequeña, había salas divididas por paredes de cristal, artefactos antiguos flotando y dando luz, otros acomodados en sus respectivos estantes, mesas dispersas, objetos desconocidos, era un placer ver el interior, pero a la vez, muchas preguntas comenzaban a florecer en su mente.

"Bienvenido descendiente del gran pueblo --Dijo una voz armoniosa y neutral, que retumbó en los oídos del joven, pero sin sonar molesta--, este fue mi hogar hace siglos, ahora, tú serás quien la herede, lamentablemente el poder de la llave es muy débil, por lo que no podrás permanecer mucho tiempo aquí"

  --¿Quién eres? --Preguntó al aire.

"Soy la unión de la sabiduría, la fuerza y el poder, desterrada de los jardines reales de Aquel que todo lo observa, soy un remanente, un recuerdo, una advertencia, soy quién nunca debes olvidar, pero también soy a la que nadie debe nombrar. Soy..."

  --Bien, basta, no quiero perder el tiempo con acertijos de entes aburridos. Vine porque se me prometió poder. Solo eso quiero.

"Y no es una mentira, dentro de esta sala encontrarás los objetos más poderosos de nuestra civilización, pero la cosa más poderosa, es la sala misma, quién la controle, controlará todo."

  --¿Y cómo logró controlarla?

"Siempre y cuando recuperes todos los fragmentos de la llave, la fortaleza permanecerá abierta para ti."

  --¿Y dónde se encuentran esos fragmentos?

Una pantalla apareció frente a él justo al terminar su pregunta. El dibujo en la pantalla representaba el área donde se encontraba y varias zonas a la redonda, era como un mapa holográfico. Se iluminaron cinco puntos en el mapa, pero solo uno de ellos se encontraba relativamente cerca.

"Las aldeas que alguna vez fueron amigas, traicionaron el juramento, dándonos la espalda cuando más los necesitábamos. Derrama sangre si es requerido, pero recupera lo que es nuestro. --Dijo la voz sin cambiar el tono."

  --¿Y qué es lo que nos pertenece?

"El mundo entero."

Así como había sucedido con el mapa, se presentó ante él una escena de batallas que contaban más de una historia y, que como protagonistas estaban los Kat'o, si se podía simplificar la escena contada, sería de como una civilización había sometido por siglos a los reinos humanos, que en esos tiempos no eran reinos y, como ellos después de años de sufrimiento y humillación se habían alzado en armas para destruirlos. Fue tomado por sorpresa al observar durante horas las imágenes, pues aún recordaba la historia que el padre de Nina le había contado y, para nada se parecía a la historia del holograma.

"Eres la llama de la esperanza, descendiente del gran pueblo, tú y solo tú nos llevarás a la gloria nuevamente."

  --Me interesa, pero como he dicho, vengo por el poder prometido, sin ello, no hay trato. --Dijo con un tono frío, había enfrentado a demasiadas cosas extrañas en su vida, por lo que seres fantásticos como los que se habían mostrado en pantalla no le asustaban y, menos una voz armoniosa que intentaba entrar a su mente.

"Sí poder es lo que buscas, es lo que obtendrás --De la nada, una pequeña semilla azul con blanco resplandeciendo con fuerza se creó frente a él, flotando en el aire--, solo una advertencia, si aceptas, debes estar preparado para el costo."

  --Je --Alzó su comisura derecha--, siempre he estado preparado. --Tomó la semilla con su mano, sonriendo con frialdad.

La sala comenzó a temblar, la energía que la mantenía abierta se desestabilizó,  todo comenzó a desaparecer con una luz cegadora de color blanco.

"Encuentra los fragmentos y, vuelve a unirlos... --Dijo la voz, perdiendo la fuerza con cada palabra emitida."

Su cuerpo salió disparado a golpearse con la pared del castillo, creando un cráter en ella. Gimió y, después de unos segundos hizo salir su cuerpo, cayendo nuevamente al suelo. Al estar de pie abrió su palma, observando la semilla resplandeciente.

*No se logró identificar el objeto*

*Objeto de poder desconocido*

*Se recomienda investigar más*

Le aparecieron varias advertencias, sin embargo las ignoró por completo, llevándose la semilla a la boca y, tragándosela.