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El despertar de un sueño

Axel, un adolescente de 13 años, anhela desesperadamente recuperar la alegría y dejar atrás las sombras de un pasado atormentador. Sin embargo, su decisión de abandonar su lugar natal para cumplir la última voluntad de su familia se ve abruptamente interrumpida por un giro inesperado, catapultándolo hacia un camino lleno de espinas. Inmerso en un juego macabro, siente grilletes invisibles aprisionando sus manos. Utilizando los mismos poderes que le causaron dolor, se adentra en la oscuridad de los corazones de aquellos que los controlan desde las sombras, anhelando un nuevo amanecer sin sucumbir a la necesidad de cometer asesinatos. A medida que los eventos se desarrollan, Axel y sus amigos descubren que no les espera un final feliz.

Chronos97 · Aktion
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Una nueva libertad

El entrenamiento al que se sometió no solo fortaleció su cuerpo, sino que también forjó un nuevo carácter en lo más profundo de su ser. Sus manos, marcadas por el tiempo del esfuerzo y la determinación, contaban la historia de una batalla interna que libraba cada día.

Aunque la esperanza y el deseo de venganza ardían en su interior, también se enfrentaba a un miedo secreto que se negaba a reconocer. Mientras observaba la llegada de Jasón y sus guardianes, Nadia sintió el peso del pasado sobre sus hombros, recordó aquel día en que su mundo se oscureció por culpa de esos bastardos.

Jasón, el creador de aquellos seres poderosos, observaba con atención la llegada de su más fiel guardián. Lo que una vez fue quedó en el pasado, y ahora todo lo que se desplegaba ante ellos parecía ajeno y desconocido. Su rostro amable había desaparecido, y sus ojos, antes llenos de brillo, ahora eran dos espejos opacados.

Después de tanto tiempo, Nadia no resistió la necesidad de anhelar y sentir el calor de los brazos de su amado. Al correr hacia él, su ilusión se desvaneció al ser abofeteada en sus manos, dejando una marca que parecía arder en su piel. Sintió un rechazo que le martillaba el pecho.

—Axel, soy yo, Nadia... —No obtuvo respuesta, solo el silencio frío se grabó en su memoria. Axel avanzó hacia Jasón y opto una postura militar, Nadia se preguntaba cómo su amado podía confiar en aquel hombre que una vez fue su enemigo. Incluso llegó a conclusión de que todo era un mal sueño del que pronto despertaría, pero la realidad era tan tangible como la leve herida que curó con su habilidad.

—¿Estás bien, Nadia? —La preocupación en las voces de sus amigos eran clara.

—¡¿Qué te pasa, Axel?! —La voz exaltada de Sofía cortaba el aire como un látigo. Mientras tanto, Isaac se mantuvo en silencio, sus ojos analizan la situación con una calma inquietante.

Al levantar a Nadia, una ira creciente se apoderó de Sofía. El susurro del viento se intensificó, mientras su poder se manifestaba. La luz de su habilidad se reflejaba en las superficies metálicas, creando destellos fugaces que iluminaban la oscuridad.

—¡Entonces ahora eres nuestro enemigo! —El grito de Sofía resonó en el aire como un trueno. Alzó una mano y el brillo púrpura se intensifico, haciendo que cuchillos y armas de fuego se elevaran en el aire; bañados en ese color como una advertencia. Los guardias quedaron estupefactos al ver como sus armas eran arrebatadas.

Con su otra mano libre, parecía dar una orden de fusilamiento que aún colgaba en el aire, como una sentencia de muerte suspendida. Todos los presentes, excepto Axel, se asombraron ante su poder y determinación. Jasón, por su parte, sintió una fascinación morbosa por el caos que se desataba a su alrededor, como un niño que observa con deleite la destrucción de sus juguetes.

—Te lo encargo, joven Winter, ya sabes qué hacer —Jasón palmeó los hombros de Axel con una sonrisa retorcida que dejaba claro su manipulación maestra. Sofía frunció el ceño mientras mantenía el control sobre las armas suspendidas en el aire, sus ojos llenos de rabia se enfrentaban a la traición de alguien en quien confiaba.

—¡No puedo creer que estés del lado de Jasón después de todo lo que ha hecho! —exclamó Sofía con amargura.

Parecía una sombra que se deslizaba, en ocasiones su forma física era revelada por la lluvia de balas que lograba evadir, aunque las ráfagas brillaban como sentencia de muerte, Axel sabía que si ella quisiera acabar con su vida, los disparos apuntarían directamente a su cabeza o a su corazón. Sin embargo, la mirada de Sofía reflejaba algo más que la sed de sangre; había un matiz de conflicto, una lucha interna que no pasaba desapercibida para él.

Con esa comprensión, Axel decidió aprovechar la oportunidad que se le presentaba. Permitió que algunas balas rozaran su piel, jugando con el peligro para posicionarse estratégicamente a la espalda de Sofía. Allí, en medio del caos y la adrenalina que saturaba el aire, el brillo de su cuchillo relucía como una media luna amenazante, apuntando directamente a la garganta de la mujer que alguna vez había respetado.

El tiempo pareció detenerse en ese instante crucial. Axel y Sofía compartieron un silencio tenso, como si las palabras se hubieran convertido en un lujo demasiado costoso. Entre ellos, un entendimiento implícito se tejía, cargado de historias no dichas y emociones enterradas bajo capas de dolor y traición.

Como una advertencia silenciosa, Axel presionó su arma contra la piel de Sofía hasta que una gota de sangre serpenteó por la hoja afilada. Era un recordatorio implacable de las consecuencias que podrían surgir si ella no se detenía en ese preciso momento.

La escena dejó a todos los presentes sin aliento, destacando las habilidades excepcionales de ambos contendientes. Nadia, presa de la angustia y el miedo, clamó desesperadamente por detener el conflicto. Pero en aquel lugar, marcado por la violencia y la traición, las palabras de razón parecían caer en oídos sordos.

Fue Jasón quien, con autoridad firme, ordenó a Axel que cesara su avance. Y aunque la furia ardía en los ojos de Sofía, él obedeció sin vacilar, retirándose de la confrontación con la misma elegancia y determinación con la que había ingresado.

—¡Maldito traidor...! —Sofía le grito mientras Axel se alejaba.

El estrecho pasillo subterráneo, el grupo avanzaba hacia la libertad, cada paso resonaba como un eco del pasado. Los escasos destellos dorados de las luces jugaban con las sombras, creando una danza hipnótica que acompañaba el pesar de sus corazones.

Axel permanecía en las sombras, ocultando su rostro tras un cubrebocas y una capucha. Su silencio era tan enigmático como la propia oscuridad. Isaac, con el peso de la preocupación en sus hombros, buscaba desesperadamente respuestas en el silencio impenetrable de Axel. Sus ojos reflejaban la angustia de un amigo que lucha por comprender los cambios que han transformado al hombre que creía conocer.

Mientras tanto, Nadia compartía su preocupación con Sofía, tratando de encontrar consuelo en la compañía mutua. Sus mentes estaban llenas de preguntas sin respuesta, y el desconcierto reinaba como un manto oscuro sobre sus pensamientos.

Sofía luchaba por contener la tormenta de emociones que amenazaba con consumirla. La ira y el dolor se entrelazaban en su interior, recordándole la fragilidad de los lazos que alguna vez la habían unido a aquel hombre que ahora era más sombra que realidad. Sin embargo, ella seguía manteniendo su determinación, como una llama ardiente en medio de la oscuridad. Cada paso hacia la puerta del ascensor era un paso más cerca de la libertad que tanto anhelaba. Su corazón latía con fuerza, alimentado por la esperanza de volver a sentir el sol acariciando su piel y el viento susurrando libertad en sus oídos.

En aquel pasaje subterráneo, donde la luz apenas se atrevía a penetrar sus miradas, el destino de ambos se desdibujaba entre los rincones oscuros del alma y las sombras del pasado

El sonido metálico de los engranajes resonó en el silencio, anunciando la llegada del ascensor. El suelo tembló ligeramente bajo sus pies, como si la propia estructura estuviera impaciente por liberar a sus ocupantes hacia un destino desconocido. El ascensor, imponente en su solidez de acero, parecía ser la puerta hacia un nuevo comienzo, un portal que los llevaría lejos de las sombras que los habían acechado.

El grupo se preparaba para lo que vendría, a medida que las puertas se abrían lentamente, sus latidos se aceleraban. Y así, con corazones cargados de expectativas y espíritus ansiosos por la libertad, se adentraron.

He estado ausente porque tenía mucho trabajo. Espero que disfruten de este nuevo capitulo

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