Esperanza se dio la vuelta y estaba a punto de salir de la habitación cuando escuchó la respuesta de aquella mujer. Ignorándola, siguió caminando solo para descubrir que no estaba en la misma habitación que antes.
Esperanza estaba sobresaltada, pero no entró en pánico ya que Serefina había hecho lo mismo algunas veces antes cuando estaba demasiado perezosa para parecer más 'humana'.
—Eres una bruja —Esperanza se volvió para enfrentarse a la mujer, la irritación llenaba su voz cuando sus ojos se encontraron—. ¿Qué quieres?
La bruja seguía sentada en el mismo asiento que antes, pero la habitación había desaparecido y había sido reemplazada por un hermoso jardín con una fuente de los siete enanitos a su izquierda. Un árbol grande les daba sombra y debajo, una hierba aterciopelada.
En otra ocasión, Esperanza apreciaría el paisaje, pero no esta vez. Estaba demasiado molesta por haber sido transportada sin su consentimiento.
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