Ania fue informada por Celia de que la luna estaba triste, así que quería venir y animarla. Trajo un conejo con ella. Este era el mismo conejo que vieron hace un año, ella, Ethan, Hanna y Luna Iris observaron cómo el conejo daba a luz a un conejito, por lo que Ania pensó que podía animar a la luna con esto.
Sin embargo, Eron no la dejó entrar.
—¿Por qué? —Ania preguntó—. Se veía desilusionada porque le fue denegada la entrada. Había estado queriendo acercarse a la luna, pero su padre le dijo que no era el momento adecuado y que sólo la molestaría.
Eron se agachó frente a Ania. Él acarició su cabeza, mientras sonreía suavemente a la niña. —Luna Iris está durmiendo ahora. Necesita descansar porque está muy cansada.
—Pero, el padre dijo que el alfa saldrá de la manada esta noche con la luna. Entonces no podré verla —Ania apretó los labios—. El conejo que ella llevaba ya era grande, necesitaba cargarlo con ambos brazos—. Quiero mostrarle el conejo. Por favor...
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