—Vamos a abrazarnos, dijiste que íbamos a abrazarnos... —Lu estaba muy cansado después de una larga noche de lucha contra los cuatrocientos guerreros reales y la magia negra de la dama Cyan y su padre. Solo quería abrazarse con su compañera en paz, antes de que el molesto alfa tomara el control de nuevo y no le permitiera controlar su cuerpo.
Además, no le importaba lo que estuviera pasando con su manada, solo quería tener un tiempo para estar solo con su compañera.
Sin embargo, en ausencia de Caña, era Iris, la que tenía la idea completa de lo que había sucedido en la montaña Goffa, ella también necesitaba comunicar sobre la situación actual de Caña. La explicación para aquellos guerreros, que habían aprendido sobre la conexión entre el licántropo y Caña tampoco podía retrasarse.
Iris quería llorar y encogerse en una bola, ella también estaba muy agotada, pero había algunas cosas que tenían que hacerse, donde la tardanza solo podía causar más problemas.
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