Zaya estaba triste después de perder a Cosa Pequeña, se negaba a salir de su habitación y a menudo le pedía a Zale que la llevara a la tumba de Cosa Pequeña, que estaba cerca del cementerio de su familia. Ella hablaba con sus hermanas para que cuidaran de Cosa Pequeña.
A veces eran Zenith o Zander quienes la acompañaban allí, y su padre o madre, pero Zaya aún se sentía muy triste. Lucia intentaba animarla, pero a pesar del esfuerzo de todos, no había mejoría.
La gente extrañaba su picardía y el sonido de su risa, y Caña redujo su tiempo de trabajo para pasarlo con su pequeña, pero la mayor parte del tiempo, Zaya estaría durmiendo, se acurrucaría con él y dormiría para alejar su tristeza. Esta característica le recordaba Caña a su compañera.
Comprensiblemente, porque esta era la primera vez que Zaya enfrentaba la muerte. Su primer experiencia de la mortalidad, su primer entendimiento de que todo tenía su propio tiempo.
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