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Samara, te amo.

-Samara, acaso solo cuando yo muera, ¿cambiaras de opinión? Solo cuando yo sufra el mismo dolor, ¿creerás que realmente te tengo en mi corazón? Si es eso lo que quieres, ¡te daré mi vida! -cuando termino de hablar, Álvaro levanto su puñal y se apuñalo a si mismo profundamente en el corazón.

El hierro se hundió en su piel y el sonido parecía mucho más alto en el campo de entrenamiento vacío. Los pasos de Samara se detuvieron y respiro un instante. ¡Era imposible! Una persona que apreciaba tanto su vida como Álvaro, ¿Cómo podría hacerse daño a si mismo?

Sin embargo, ella no podía levantas sus pies, era como si pesaran mucho. Sus ojos estaban insoportablemente secos y de repente se cubrieron de lágrimas. El amor, el odio y la enemistad del pasado la abrumaban y ella sentía mucho dolor, como si en algún momento su cabeza fuera a explotar. Ella no se atrevía a darse la vuelta, no podía hacerlo, ni siquiera quería hacerlo.

Al ver que estaba tan decidida, Álvaro sonrió amargamente y dijo:

-Incluso si me muero, no volverás a estar conmigo, ¿verdad? No importa lo que creas o no, tu, Samara, ¡eres la única mujer que he tenido en mi vida! ¡Eres mi única mujer y Eduardo es mi único hijo!

El nombre de su hijo, estimulo a Samara. Álvaro no podía morir, no era por que ella sintiera un dolor desgarrador, ni porque no pudiera separarse de el, sino por Laura. Para que Laura sobreviviera, Álvaro no podía morir.

Samara parecía haber encontrado un pretexto razonable. De repente se dio la vuelta y vio a Álvaro acostado en un charco de sangre a la luz de la mañana. El puñal estaba profundamente clavado en su pecho y la sangre ya había empapado la parte superior de su cuerpo.

En el momento en que Samara giro la cabeza, los ojos de Álvaro finalmente se volvieron brillantes.

-Todavía te importo, ¿no? ¡Samara, todavía me quieres!

- ¡No! -era como si le destrozaran el corazón, Samara sentía que el dolor que había sufrido antes no era comparable con este momento. Rápidamente corrió hacia Álvaro y lloro con intensidad. - ¡Álvaro, si te mueres, no te perdonare! -Samara abrazo con fuerza a Álvaro.

Había ansiedad en sus ojos, angustia y emociones complejas que Álvaro no podía entender. Álvaro le apretó la mano con fuerza y dijo:

-Digo la verdad. Créeme… créeme otra vez, ¿puedes darme una oportunidad para explicarte todo? Samara, siempre pensé que me casé contigo por responsabilidad, por que te hice perder la virginidad. Pero durante nuestro matrimonio, me enamore de ti sin darme cuenta. Rebeca y yo solo somos conocidos y nunca hemos tenido otra relación. De lo contrario, no me habría casado contigo y la abría abandonado.

Samara escuchaba sus palabras y lo único que podía ver era su sangre.

-Eres un hombre tan cruel con todos, ¿de verdad crees que te perdonare solo porque usas trucos? Álvaro, no me engañes. No puedes pagar lo que me hiciste a mi y a los niños muriendo, te digo, si vas a morir, hare que Eduardo no te reconozca como padre. -las lagrimas de Samara se derramaron por sus mejillas y ella no sabía que había dicho.

Se dijo a sí misma que la razón por la que no podía dejar que Álvaro muriera era para que pudiera someterse a una evaluación para ver si era compatible con Laura, él no podía morir antes de que el resultado saliera. ¿Pero por qué le dolía el corazón?

Ese dolor desgarrador parecía haberse extendido por todo su cuerpo y era tan dolorosa que casi no podía respirar. El liquido rojo la alarmaba y le heria.

- ¡Llamare al médico! ¿Dónde esta tu teléfono? ¿Dónde está? -Samara no llevaba su teléfono cuando salió. Estaba demasiado inquieta en ese momento, pero cuanto mas ansiosa estaba, menos podía encontrar el teléfono.

Al ver lo nerviosa que estaba Samara, Álvaro parecía ver a la que era hace cinco años. En esos días, Samara también se desvivía por él. Su Samara estaba de vuelta, ¿no? Álvaro apretó la mano de Samara con fuerza y dijo en voz baja:

-Samara, te amo.

Estas tres palabras no eran diferentes a un relámpago, causando directamente que Samara se quedara aturdida. Nunca pensó que escucharía estas palabras de Álvaro. Independientemente de si era hipocresía o algo así, Samara estaba atónita en ese momento.

Las emociones complejas causaron que ella se quedara helada por un momento con los ojos bien abiertos, observaba como Álvaro cerraba los ojos con una sonrisa. No se movió hasta que el brazo de Álvaro se cayó por la inconsciencia y fue cuando ella reacciono.

Ella encontró el teléfono de Álvaro, rápidamente lo desbloqueo e inmediatamente llamo a Isaac.

-Isaac, Álvaro esta herido. ¿Hay algún medico aquí?

Isaac originalmente planeaba dormir, pero al escuchar las palabras de Samara, se levanto e inmediatamente llamo a un médico. Cuando vio a Álvaro herido, de repente se enfureció.

- ¿Qué ha pasado? ¿Lo has hecho tu?

Samara no dijo nada, ni refuto. Miro como los médicos subían a Álvaro a la camilla y luego corrían rápidamente en dirección a la sala de operaciones. Ella los siguió perdiendo el alma, en su mente resonaba constantemente la última frase que él había dicho. Samara continúo consolándose, pero encontró que todo su cuerpo estaba temblando y que ni siquiera podía abrazarse con sus manos.

Debido a Álvaro, la base se volvió intranquila. Cuando Mayra escucho las noticias, vio a Samara sentada allí en un estado desalentador. Todo su cuerpo estaba cubierto de sangre, asusto tanto a Mayra que detuvo su paso.

-Samara, ¿estas herida?

Samara miro a Mayra y dijo aturdida:

-Álvaro dijo que me amaba y me pidió que le diera una oportunidad. Después, se apuñalo en el pecho.

- ¿Cómo? -Mayra sintió que esto no era algo que Álvaro pudiera hacer. El era un hombre tan sensato y frio.

-Samara, escúchame. ¡No le creas! ¿no sabes que tipo de persona es? ¿has olvidado todo lo que paso? ¿Cómo podría un dolor tan profundo ser borrado por sus palabras? -Mayra sacudió emocionada el hombro de Samara.

Samara estaba un poco mareada por el temblor y dijo débilmente:

-Lo sé, lo sé todo. Lo que dijo es falso. Probablemente ya sabe por qué volví, así que deliberadamente ha hecho este truco delante de mí. Solo me preocupa que muera. Si realmente muere, Laura no tendrá esperanza de vivir, ¿sabes? -Samara no se atrevió a profundizar la razón del dolor en su corazón. Ella solo podía decir esto para conformarse.

Isaac siguió a Álvaro a la sala de operaciones porque estaba preocupado. Fuera de la sala de operaciones, solo estaban Samara y Mayra. Poco después, Eduardo y Adriano también llegaron corriendo.

-Señorita Samara, dicen que mi padre esta aquí, ¿es verdad? ¿esta herido? ¿Cómo esta ahora? -cuando Adriano vio a Samara, sus ojos no pudieron evitar humedecerse.

Samara de repente sintió que no podía enfrentar a Adriano. No esperaba que Álvaro hiciera eso. Subconscientemente, Samara levanto la cabeza y miro a Eduardo. Tenia miedo de que Eduardo también la culpara. Aunque ella no le había dicho nada sobre su nacimiento, todavía estaba asustada y preocupada.

Eduardo parecía entender la inquietud de Samara. Dio un paso adelante y apretó su mano antes de decir:

-Mama, todo estará bien.

Al escuchar a su hijo decir eso, ella ya no pudo fingir ser fuerte. Ella abrazo a Eduardo con fuerza y dijo en voz baja:

-Lo siento Eduardo, lo siento. No lo hice a propósito, ¡realmente no lo hice a propósito!

-No pasa nada, mama. -Eduardo palmeo suavemente el hombro de Samara.

Al ver llorar a Samara, Adriano también lloro gritando.

-Adriano, deja de llorar. ¡Tu padre estará bien! -Mayra rápidamente recogió a Adriano y lo consoló.

Sin embargo, Adriano continúo llorando como si no pudiera oír sus palabras. Eduardo giro bruscamente la cabeza y miro fríamente a Adriano. El ultimo estaba tan asustado que inmediatamente cerro la boca. Sin embargo, miro a Eduardo con una queja sorda, como si lo acusara de ser cruel.

En ese momento el medico salió. Samara soltó a Eduardo y rápidamente se adelantó para preguntas:

- ¿Cómo esta?

El medico suspiro y dijo:

-Estaba a un solo centímetro de perforar el corazón. Sin embargo, ha perdido mucha sangre y ahora necesita una transfusión de sangre. Su tipo de sangre es especial, así que hay que transportar las bolsas en helicóptero.

Samara se quedo totalmente suspensa. Ella sabia que tipo de sangre tenía Álvaro. Era Rh negativo, muy pocas personas la tenían y ahora que había perdido demasiada sangre, ¿acaso quería morir? Estaban muy lejos de la ciudad. No sabía si Álvaro sobreviviría si se transportaba la sangre en helicóptero. Justo en ese momento, Adriano grito de repente:

- ¡Toma mi sangre! Papa y yo tenemos el mismo tipo de sangre. ¡Puedo donar!

Las palabras de Adriano sorprendieron a todos. Samara miro a Adriano, su ansiedad mostraba un vinculo padre-hijo que no podía romperse. Independientemente si ella lo admitía o no, el amor de Adriano por Álvaro era indiscutible.

El doctor dijo titubeando:

-Señorito, aunque tu tipo de sangre es el mismo que el del Señor Álvaro, aun eres un niño. Incluso si donas sangre, no podremos obtener mucho. El necesita más y no podrías soportarlo.

- ¡También tengo sangre Rh negativo, podéis usar la mía también! -Eduardo hablo de repente.

Samara estaba pasmada.

- ¡Eduardo! -ella subconscientemente le llamo, pero no para detenerlo.