Sage albergaba un rencor oculto hacia su Alfa, pero con su familia amenazada y el ardiente dolor en su rostro dejado sin curar por su lobo como castigo del Alfa, se sintió obligado a confesar.
—Odio a las líderes mujeres. Primero, hiciste a Adira la beta cuando había hombres capaces como yo o incluso Burke. Luego, fue Alessia. —Alfa Denzel, reconociendo la mentalidad narcisista de Sage, decidió explicárselo—. Burke, aparte de ser un buen guerrero, ¿sabes algo sobre negocios? —preguntó calmadamente, dejando a Burke momentáneamente sin palabras—. No, Alfa, no me gustan los negocios, pero soy muy bueno en lo que hago. Soy uno de tus guerreros más fuertes.
—Alfa Denzel suspiró, la decepción evidente en su voz. Siempre había hecho lo mejor por su manada, asegurándose de que vivieran cómodamente incluso con el dinero robado. Priorizaba el bienestar de los miembros de su manada por encima de todo.
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