—Ya estamos aquí —dijo Don Denzel cuando llegaron al destino. Ya había dejado a Alessia en su casa antes de llevarse a Valerie con él sin permitirle cambiarse.
—¿Dónde estamos? —preguntó Valerie, mirando confundida. Denzel no había dicho una palabra durante todo el viaje.
Finalmente, era hora de que él le revelase todo. —Don Commander está en la suite presidencial con cuatro mujeres. Puedo distraer a sus guardaespaldas para ti, ¿pero puedes manejar el resto?
Valerie sonrió radiante y abrazó a Denzel. Esto era lo que quería. Era una lástima que fuera Don Commander, pero sabía que también muy pronto se encontraría de nuevo con ese idiota de Viggo.
—Gracias por esto, pero ¿tienes un arma? —preguntó ella, entendiendo que todos los malos en Las Vegas llevaban armas consigo.
—Sí, pero tú no sabes cómo usarla —señaló Don Denzel. Valerie frunció el ceño un poco, preguntando, —¿Es tan difícil?
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