Las cálidas palmas de Denzel acariciaban su cuerpo desnudo, sintiendo cada centímetro de su cálida piel. Mordisqueando su cuello, ella creyó que él iba a marcarla, haciéndola inclinar la cabeza hacia atrás en respuesta a la dulce sensación que él generaba.
Su excitación no conocía límites, pero la decepción se apoderó de ella cuando sus labios se movieron hacia sus hombros desnudos.
—¿No vas a marcarme? —estaba casi al borde de las lágrimas, y el Alfa Denzel soltó una risita, hablando de manera burlona.
—Relájate, quiero minimizar el dolor tanto como pueda.
Un suspiro de alivio escapó de ella, pero insistió. —Puedo soportarlo. Solo márcame, por favor. O...
—¿O qué? —Denzel la interrumpió, sus labios moviéndose hacia su pecho expuesto mientras inmovilizaba sus manos a los costados.
—O te marcaré primero —Valerie lo volteó, atrapándolo entre sus muslos.
Astrid la controlaba. Su marca era algo que ella no podía esperar para llevar, y sus labios ya se acercaban a su cuello.
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