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Emergencia

Por la mañana, me levanto incluso antes que Pen. Así que me aseguro de que siga durmiendo. Antes de tener sexo matutino con las chicas. De absorber qi. Darles yang. Coger yin de algunas.

Luego, dejo que se despierte Pen. Me mira cuando lo hace. Me sonríe.

–Buenos días. Eso es trampa. Quería despertarme primero– se queja antes de besarme.

–¿Qué pretendías hacerme?– le pregunto, susurrándole al oído.

–Tendrás que esperar a otra ocasión– ella sonríe –. ¿Jiao?

Me giro. Miro al exterior. Jiao está en la puerta. Parece dudar si llamar. ¿Qué hace aquí? ¿Y tan pronto? Me levanto para abrir. Pen me coge del brazo.

–Ponte algo– se ríe.

Ah. Cierto. Será mejor.

La sorprendo. Abriendo antes de que llame. Le sonrío.

–¡Kong! Me has asustado… Ah, da igual. Necesitamos tu ayuda. Es una emergencia. ¿Pen? ¿Qué haces aquí? Ah, da igual. No sé por qué pregunto. ¿Nos ayudarás también?– pide.

Parece nerviosa. Aunque no asustada. Espero que no sea nada grave.

–¿Qué ha pasado?– se me adelanta Pen.

–Es un desastre. ¿¡Quién lo iba a pensar!? No queda casi tiempo. Esto… Verás. Ayer vino la maestre a ver a Sai, An y Dandan. Quería ver como estaban. Han subido otra vez, sabes. Bueno, eso, quería comprobar que todo iba bien. Y darles algunos consejos…– sigue hablando sin parar.

No va al grano. Empiezo a preocuparme. Si la maestre está por medio, puede ser serio.

–Bueno, en medio de eso, Sai le preguntó si sabía cuando era el cumpleaños de Da Ting. Si había algún problema en celebrarlo. En invitar a algunos amigos. Ah. No sé cómo se atreve a preguntarle. Como sea. Ella dijo que sí podían. Claro, pero ese no es el problema, sino cuándo es. ¡En apenas cinco días! ¿Lo entendéis? ¡No da tiempo para nada!– exclama.

Bien. Al final ha llegado. Noto que Pen también respira aliviada. Como yo. No es nada grave. Jiao sigue hablando.

–¿Lo entendéis? ¡Es urgente! ¡No podemos organizar una salida a comprar! ¡Necesitamos vuestra ayuda! ¿Podréis comprar lo que nos hace falta? ¡Ah! Vendréis, ¿verdad? Los dos. Bueno, decid algo. Tengo que irme pronto. O se dará cuenta. ¡Tiene que ser una sorpresa!– insiste.

–Claro que iré. ¿Tú también, Pen?

–Creo que sí. Pero veré como está Huan'er antes de confirmarlo– responde ella.

–Ah. ¿Le pasa algo?– se preocupa Jiao.

No la conoce. Pero Pen habló de ella en nuestra excursión.

–Está superando el nivel dos de Alma. Estará en tres si todo va bien. Solo quiero asegurarme– responde ella.

–Ah, menos mal. ¿Qué hay de las compras?– pide Jiao.

–Claro. Dime que necesitas– le aseguro.

Me da una lista escrita en papel. Nos da las gracias. Parece aliviada. Se vuelve a toda prisa.

–¿Te vienes? Tengo que ir a copiar los manuales y entregar un brazalete. Podemos ir después. O por la tarde– le propongo.

–¡No me lo perdería por nada del mundo! Huan'er no está, así que no tengo mucho que hacer. Estaré en nuestra cabaña, preparando algunas sorpresas para cuando vuelva. Igual tengo suerte y encuentro algo en el mercado. ¿Tienes prisa?– se ofrece, seductora.

–Ninguna.

Así que lo hacemos en la bañera. Despacio al principio. Acaba el suelo lleno de agua.

Luego me ayuda a secarme. Y me elige la ropa. Aunque no hay mucha para elegir. Me ayuda a ponérmela. Dice que lo hace siempre con Fen Huan. La echa de menos. Se han hecho muy íntimas. Por mucho que su relación sea un tanto extraña. Y que no empezara muy bien.

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Cuando voy a buscarla, me cuenta que ha ido a ver a Ken. Está encantada con el piercing. Así que ha ido a ver también a Yan Xiulan y se lo ha dicho. Un asunto menos del que tengo que preocuparme. Pen es muy eficiente. Se ha reído cuando le he propuesto contratarla de ayudante.

Vamos al mercado. Lo primero a un puesto permanente que vende dulces. Es una sucursal de un establecimiento en la ciudad. Le podemos encargar un pastel para el día del cumpleaños. Bien, nos venden también las velas. Menos problemas. Lo más importante está hecho. El precio puede que sea caro. Probablemente, nos cobran de más. Pero los precios de los mortales son más que asequible para cultivadores.

Pen y yo añadimos algunos extras. Ninguna de las cinco han pedido nada para ellas. Y Pen sabe lo que les gusta. No me deja no añadir algo para mí. Como venganza, también habrá algo para ella.

Compramos varias cintas de tela. Las quieren para decorar. También unos farolillos. Los vieron cuando vinimos. Todavía están. Hay algunos detalles más, pero nada especialmente complicado o raro. Como frutos secos salados y dulces. O algunas bebidas.

Nos da tiempo para comprar unas cuerdas. ¿No tiene ya suficientes? También un gancho. ¿Para la pared? No le pregunto. Es probable que me entere cuando vuelva Fen Huan. Que parece que le ha dejado unos cuantos puntos para gastar.

Varias de las chicas salen a dar un paseo. A comprar. No sé de qué están hablando con el vendedor de cristales de memoria. ¿No compraron ya bastantes? ¿Más crepes? ¿Y tortitas? ¿Eso es chocolate? No sé que hay en ese otro paquete. No puedo vigilarlas cuando compran. Pero si ver lo que dejan en el Almacén.

Van volviendo mientras Pen y yo nos tomamos una bebida caliente y unos aperitivos. Descansando. Relajándonos. Hoy la estoy viendo sonreír mucho. Es realmente preciosa. Habla bastante de Fen Huan. Y de los esclavos. Está muy informada de cómo les va. Dice que soy el ídolo de todos ellos.

Más de uno se ha quedado mirándola. Si estuviera sola, habría recibido más de una invitación. No parece una esclava. Va vestida elegante. Y sus curvas son patentes. Una vendedora veterana incluso le ha regalado una sencilla pulsera. Para desearle suerte en su cita con su novio. Bueno, en cierta forma podría decirse que lo soy. Pocas veces la he visto ponerse tan roja.

–Si se enteran Bei Liu y Bi Lang, querrán venir contigo también– ríe Pen mientras estamos sentados.

–Ya lo hicieron. Había modelos nuevos, y me pidieron que las acompañara– le revelo.

–Ah… Claro, ¡ahora entiendo! Dijeron algo, pero creía que era por la otra vez. Ahora tiene sentido. Eso me pasa por llegar a mitad…– se ríe.

Es agradable estar simplemente sentados. Charlando. Comiendo. Si pudieran estar todas, sería genial.

Hemos cumplido con los encargos con creces. Solo queda entregarlos. Y esperar al pastel el día del cumpleaños. Esta tarde, vendrá alguna de las dos hermanas a recoger los pedidos. Le hemos dicho que iríamos hoy. Jiao estaba impacientes. Se la veía también ilusionada.

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Es Meixiu la que viene. Me cuesta un poco convencerla de que acepte el anillo. Tengo que asegurarle que es solamente un préstamo. La verdad es que tengo aún unos cuantos. Son quizás los más sencillos. Los que conseguí en la expedición.

Todavía tengo muchas de las pieles. Simplemente, no molestan. Y no necesitamos el dinero.

Pen se queda también esta noche. Si Fen Huan viniera, tiene un mensaje de que está aquí. Me ha pedido que la folle si es así. No puedo negarme. Tampoco hay ningún motivo para no hacerlo. Más bien, al revés.

De hecho, aparece a primera hora de la mañana. Se abrazan. Está en la tres. También me abraza. Aunque se encuentra que la cojo en brazos. Y la llevo a la cama. Donde la atamos.

–Tenemos que asegurarnos de que no se te suban los humos por ser un poco más fuerte– la amenaza Pen.

–Sí Ama– acepta ella, excitada.

–Y celebrarlo– le susurro yo.

–No la mimes tanto– me regaña Pen, sonriendo.

–Solo hoy– le devuelvo la sonrisa.

De hecho, llegó ayer a la etapa tres. Ha estado el resto del tiempo consolidando su nueva cultivación.

Puedo sentir que no hay mayores problemas. Aunque algunos meridianos todavía tienen cicatrices. Al haberse forzado. Se irán curando sin problemas. Aunque eso no significa que no pueda acelerarlo.

El nuevo qi ocasiona estrés en los meridianos al invadirlos y sustituir el antiguo. Puede ocasionar daños serios. Incluso dejar heridas ocultas que afecten en el futuro. Me aseguro de que no ocurra. Aunque no parece necesario. Se nota que ha ido con cuidado.

También pruebo a absorber su qi. Resulta más complicado que antes. No puedo adquirirlo directamente. He de dejar que se disuelva un poco. Pero es difícil que sea homogéneo. Que sea todo de la etapa dos. Antes era mejor.

No puedo quejarme. Me queda Di Tao. Y me irá bien cuando llegue a la dos.

Por lo demás, la follo hasta la extenuación. Sin desatarla. Con Pen incluso golpeándola. Humillándola. Y Huan'er disfrutándolo. Sigue igual. Solo una etapa más. Más fuerte.

Bueno, supongo que se ha acabado mi luna de miel con Pen. Por ahora.

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Cuando voy a ver a Guo Xua, compruebo que Lin Tao aparenta seguir estando en la tres. Únicamente rompe el sello cuando está conmigo. Sonríe cuando la alabo. Gime poco después. Durante un buen rato.

Creo que a Guo Xua podría subirla la semana próxima. Por ahora, la ayudo un poco con su cultivación. Y la follo dos veces como siempre. Bueno, esa era la intención.

–Parece que no has tenido suficiente– la acuso, levantando las sábanas.

–Ah… yo…– se pone roja.

La he pillado con la mano frotando su entrepierna. De lado. Parece que se ha excitado de más mientras yo sodomizaba a Lin Tao.

Así que la cojo de los tobillos. La pongo bocarriba. Le abro las piernas.

–¡Iiiiihhh! ¡Espera un momento! ¡¡Aaaaaaaahhh!!

Gime cuando la penetro por tercera vez. Me quedo de pie. Cogiéndole las piernas. Contemplando su cuerpo estirado mientras la follo. Sus pechos vibrando. Su cabeza hacia atrás. Sus manos también hacia atrás. Su barriga ligeramente abultada. Sus pezones más prominentes y oscuros que hace unos meses.

No soy demasiado brusco. Pero tampoco suave. Beso sus pies y tobillos. Mientras llego hasta el fondo de su vagina. Un poco más allá, está la entidad que absorbe qi. Mi futuro hijo. Es una sensación extraña.

La acabo llevando al borde de la extenuación. Dejo caer sus piernas suavemente. Me inclino para besarla.

–Aaaah. Malo. Aah– me acusa sensual.

La vuelvo a besar. Me lo devuelve casi sin fuerzas. Lin Tao tampoco tiene demasiadas. Quizás, hoy he sido muy intenso. Aunque no es como si no les hubiera gustado.

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Cuando vuelvo, voy a la cabaña de Fen Huan. Se lo he prometido esta mañana.

–¿Cómo va? ¿Algún problema?– le pregunto.

Su qi es ahora más evidente que esta mañana. Se gira. Me sonríe. Me mira expectantes. Pen me guiña un ojo. Parece contenta. Beso a la recién ascendida. Me recibe con pasión.

–¿Cómo quieres celebrarlo?– le susurro al oído.

–Quiero saber cuanto aguanto– me reta provocativa.

La acabo follando a cuatro patas. Unos orgasmos más tarde, sus brazos ya no la sostienen. Están sobre la cama. Su cabeza apoyada en ellos. Sus nalgas están rojas de los azotes. Y espalda de varios latigazos. Su pelo rosa, mojado por el sudor. Como todo su cuerpo.

La ayudo un poco más con los meridianos. Algunos todavía tienen cicatrices. Se les nota cierto estrés. Aunque nada que parezca grave. Requerirá unos días para consolidar su cultivación. Si usa el qi muy bruscamente, las cicatrices podrían abrirse. Aunque eso ya lo sabe. Al fin y al cabo, por eso se retrasó en volver. De todas formas, no me cuesta nada curarlos un poco más.

Empujo si parar. Disfrutando de su interior. Mientras ella gime cada vez con menos fuerza. Ha aguantado cuatro orgasmos más. Está en las últimas. Así que la lleno mientras toda ella se estremece.

Salgo de ella. Dejo que se tumbe. No siquiera puede sostener sus rodillas. Jadea exhausta. Aunque sonríe satisfecha. La beso en la mejilla. Cierra los ojos. ¿Se ha dormido?

Me alegro de que haya subido. Aunque me vaya peor. Casi es más fácil condensar el de la etapa uno que absorber el suyo

No llevaba piercings esta vez. Se los quitó el otro día para concentrarse mejor en subir. De hecho, se los va cambiando. No le importa hacerse de nuevo un agujero. Que se cura cuando se los quita. Con qi y su cultivación de cuerpo.

Miro a Pen. Me sonríe. Está desnuda. Gatea hacia mí. Me besa. Se da la vuelta. A cuatro patas como su amiga. Moviendo el culo sugerente. Provocativo.

–¡¡AAaahhh!! ¡Más fuerte! ¡¡¡HHHHAAAAAA!!!

Se lo hago parecido a Fen Huan. Aunque algo más suave. Su cuerpo no es tan resistente. Y no le gusta el dolor. También me inclino más veces para agarrarle los senos. Estrujarlos. Pellizcar sus pezones. Como no tengo que pegarla, tengo mis manos libres. Aunque su culo es estrujable.

También la llevo al límite. No se duerme hasta que me acuesto a su lado. Hasta que me abraza y me da un beso de buenas noches. Muy dulce.