CAPITULO 31: UNOS AMIGOS ESPECIALES

BLAS, al poco tiempo lo cambiaron de tienda.

Sentí horrible cuando nos despedimos. Solo recuerdo que me dijo que me cuidara.

Yo si lo abrace. Hoy, creo que, tal vez fue un intento de encontrar el calor paternal.

El me hizo sentir que la familia que se adopta a veces, la quieres tanto como una real.

Resumiendo lo que paso en estos dos años caóticos y mágicos de mi vida.

Todo lo bueno y todo lo malo se hizo presente.

El entrenamiento que recibí, junto a un carácter de responsabilidad, me ayudó a ser elegida como ayudante en caja general en el centro comercial.

Ayude unos meses cubriendo una incapacidad por maternidad.

Tiempo después.

Cambie de tienda.

En el segundo año.

En la que me llevaron a línea de cajas y eventualmente a informes, donde conocí a dos buenos amigos, quizá los mejores de mi vida en mucho tiempo. 

Tenía mis 19 años.

Yo era una masa de hormonas, sentimientos impulsivos y una caja llena de inseguridades.

Hice nuevos amigos.

Uno de ellos, un rubio de ojos grises que usaba lentes de contacto verdes.

Su nombre, JUAN CARLOS.

Y FRED, un hermoso moreno, alto de cabello rizado.

Todos nosotros, muy jóvenes y alegres (al menos así lo parecí yo, o lo trataba de aparentar, es parte del entrenamiento que recibí).

Con el tiempo, nos reunimos con más gente de ahí.

Aparte de las fiestas en las que participaban de las demás tiendas.

Mi vida era un derroche.

Teníamos alcohol en la sangre por lo menos 5 días a la semana.

A veces una copa, otras una botella entera.

En este tiempo me hice más desinhibida, creyendo que era lo correcto.

Me besaba con quien me pareciera lindo, besos, caricias intimas, nunca finalizando el acto, todavía.

La primera vez, no elegí, me dejé llevar.

Esta vez, quería elegir.

La amistad dentro y fuera del trabajo con FRED Y JUAN hizo que nos hiciéramos con carne, uña y mugre.

JUAN fue el que se dio cuenta de que mi trato y mi mirada hacia FRED no era igual.

También dijo que yo no era cualquier persona para FRED.

Los rumores de que éramos novios se corrieron por toda la tienda, nosotros lo negamos, como iba a ser posible, éramos compas.

Demasiado buenos amigos, como para arruinar una amistad.

Tiempo después de que nos dedicáramos poemas en pleno trabajo, escritos en algún papelito.

Que camino al trabajo nos sentáramos juntos en el asiento doble, que yo hiciera de almohada, mientras, el, se recostaba sobre mis piernas y me cantaba gran parte del camino canciones de Chayanne.

Viéndolo de esta manera, si parecíamos una pareja.

Que estúpidos éramos los dos.

Tiempo después, entro a la tienda a trabajar una nueva cajera.

Le gustó a FRED.

Como buena amiga, me pidió que le llevara algunos recados.

Al poco tiempo, se hicieron novios.

Al principio, no sentí su alejamiento paulatino, al poco tiempo, me di cuenta de algo que me aterró.

Lo negué con uñas y dientes.

En una de las fiestas, la última a la que fui de mi tienda.