Bai Luo preguntó en lugar de responder:
—Escuché que tú y el Segundo Hermano están a punto de dejar la Ciudad Sol.
—Sí, planeamos regresar a casa.
—¿Acaso esta no es tu casa?
Huanhuan lo miró con diversión:
—Puedo entender por qué Ni Mei haría tal pregunta. Después de todo, ella es muy inocente. Pero tú eres diferente. ¿No deberías saber mejor que nadie por qué Bai Di y yo nos fuimos tan apresuradamente?
—No te haré nada. Puedes vivir aquí sin preocupaciones —Bai Luo la miró a los ojos—. Siempre seremos una familia.
Huanhuan negó con la cabeza:
—Tenemos que volver. Mis hijos y compañeros aún nos están esperando en casa.
—Puedo pedirle a alguien que los traiga a Ciudad Sol y vivan con nosotros.
—Agradezco la oferta, pero Bai Di y yo no podemos quedarnos aquí.
Huanhuan hizo una pausa. Sintió que era un poco irrazonable decir esto, así que añadió:
—Si Bai Di quiere, puede venir a Ciudad Sol a verte de vez en cuando. La relación entre ustedes hermanos no se volverá distante.
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