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I

Candela

-¡Mamá, papá ya llegue! Les tengo muy buenas noticias -digo entrando emocionada-.

En este preciso momento hubiera deseado no entrar a el pequeño local de mis padres, porque la escena que encuentro es una que me hace soltar un grito desgarrador y entrar corriendo en dirección a los cuerpos sin vida de mis padres.

No se exactamente cuanto tiempo llevo aquí abrazando el cuerpo sin vida de mi madre, cuando llega mi abuela que al darse cuenta de la escena se me acerca desesperada.

-¿Qué pasó Candela? -pregunta mirando la escena-.

-No lo se abuela -hablo mientras lloro- cuando llegue estaban así.

Y es en ese instante que veo todo negro y luego siento que alguien me habla.

-Candela -me mueven-.

Abro los ojos dándome cuenta de que era una pesadilla, otra desde que mataron a mis padres.

-Hey tranquila -dice secándome las lagrimas- ¿El mismo sueño otra vez?

-Si -me limito a decir mientras me incorporo en la cama- aun después de casi 10 años de su asesinato aun no lo supero.

-¿Y así quien lo superaría? -dice mirando a nuestro alrededor- Mientras sigas metida en este lugar y no veas un psicólogo nunca lograrás sanar esa herida amiga.

-Y a esa herida hay que agregarle que la persona que decía amarme me inculpo de algo que no hice y llevo 10 años pagando una condena de un delito que soy inocente.

-Sabes que par personas como nosotras no es justa la ley -dice con un poco de odio- yo llevo años metida aquí dentro sin poder ver a mi hija por que estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado.

En ese momento aparece una de las policías que nos cuida haciendo ruido en los barrotes de nuestra celda diciendo:

-Candela -empieza hablando- El agente penitenciario quiere que vallas a su oficina.

Y miro a Verónica, mi mejor amiga desde que entré a este lugar quien me dice:

-Ve, a lo mejor son buenas noticias para ti.

-Eso espero, Vero -digo mientras me levanto de la cama-.

Camino hasta salir de la celda la cual es serrada nuevamente cuando ya me encuentro del otro lado. Soy llevada asta la oficina del agente penitenciario, espero que Lucca tenga buenas noticias para mi en este momento, espero que esta vez puedan sacarme de aquí... del lugar donde me metió Damián Becker para deshacerse de mi, de su competencia.

-Cande -dice Lucca al verme entrar- me alegra tenerte aquí.

-El gusto es mío estar aquí -hablo mientras me acerco a la silla que hay frente a su escritorio la cual acomodo para sentarme-.

-Bueno Candela, te tengo muy buenas noticias para ti...

-¿De que se trata? -lo interrumpo-.

-Cande, déjame hablar ¿Si? -dice de manera amable, recibiendo un asentimiento de cabeza por mi parte- logre reducir tu condena.

-¿¡Enserio!? -digo emocionada-.

-SI, saldrás en un mes de las rejas, querida amiga.

-Muchísimas gracias Lucca, gracias por creerme de un inicio, desde que llegaste a trabajar aquí hace 3 años.

-No tenias intenciones de mentirme y tus ojos me confirmaron que lo que decías no eran mentiras.

Seguimos hablando animadamente sin saber que detrás de la puerta se encontraban dos de las informantes de Damián. Quienes apenas se enteraron de mi salida se la notificaron a su jefe.

Quince minutos después me encuentro caminando en dirección a mi celda donde se que se encuentra Vero. La policía al verme llegar abre la celda para que así pueda volver dentro asta que nos permitan volver a salir en una hora aproximadamente.

-¿Qué te dijo? -dice entusiasmada por saber-.

-Me tenia buenas noticias -hablo mientras camino en su dirección-.

-Cuéntame

-En un mes salgo de aquí!! 

-¿Enserio? 

-Si

-Te felicito Cande -mi cara cambia radicalmente- ¿Qué pasa? ¿Acaso no estas feliz de que saldrás de aquí?

-No es eso Vero, solo que no tengo a nadie, no se donde me iré a vivir cuando salga.

-De eso me encargo yo -dice parándose y dirigiéndose a la salida de la celda la cual ya esta abierta para su salida-.

¿Ella se encargar? ¿Qué hará? Salió así como así sin decirme ninguna palabra mas y eso me preocupa un poco.

-Es hora de la comida Candela -dice la misma persona que me había sacado hace una hora de aquí-.

-Bueno, voy ahorita -dije quitando la mirada de la foto de Damián Becker, mi ex novio y el hombre que me metió aquí -.

La fotografía es una donde aparece en una de sus competencias de Boceo, Damián a de mas de ser Boxeador famoso es un retirado cantante quien me robo todas las canciones las cuales hizo pasar como suyas.

Salgo de la celda dándole una mirada de odio a la fotografía, camino metida en mis pensamientos hacia la fila donde están sirviendo la comida, donde claramente también estoy en todos lados menos en ese lugar.

Ya estaba en una mesa sentada sola revolviendo la comida mientras pensaba que era lo que aria al momento de salir de aquí, cuando Verónica aparece a mi lado diciendo:

-Está todo listo -sonríe-.

-¿Cómo?

-Que para cuando salgas tendrás a alguien esperándote.

-¿Como así?

-Hable con mi hermano, dijo que estaría encantado de recibir ayuda con mi hija. 

-Verónica sabes perfectamente que no quiero molestar a Mariano, además llevo años sin verlo, desde que regreso a Puerto Rico. ¿Se supone que me iré con el a Puerto Rico? Sabes que no tengo buenas experiencias en los aeropuertos.

-Pero es una buena oportunidad de cambiar de aire Cande. Además estará en Milán por lo menos dos meses, así que podrás visitarme tanto como quieras antes de irte con mi hija y hermano a Puerto Rico. 

-¿Está seguro de recibirme? 

-Claro, además ya tiene planes para que trabajes con el.

-¿A que te refieres con trabajar con el?

-Me refiero a lo que estas pensando en este momento, Mariano es un productor famoso y quiere que seas su nuevo talento.

-Estas haciendo mucho por mi Vero -digo abrazándola- te lo agradezco.

-Eres como una hermana para mi Candela, además te mereces brillar al fin.

-Vero, te quiero -digo separándome del abrazo-.

-Yo también te quiero Cande.

{...}

-Candela, despierta -dice Verónica tarándose sobre mi cuerpo-.

-Vero, eso dolió -dije quejándome mientas ella se levanta-.

-No puedo creer que me abandonaras en menos de una semana -dice melancólica-.

-Pero vendré a visitarte el mes que este aquí en Milán, también veré si es que Mariano me permite traer a tu hija para que la veas, se que la extrañas.

-Pero que bonitas amigas -dice Lucca mientras abre la celda-.

-¿Lucca, que te trae por aquí?

-Vine porque sus compañeras te prepararon una fiesta por tu pronta liberación.

-¿Enserió?

-Si Cande, y la festejada no puede llegar tarde -dice riendo- Así que arriba.

-Ya escuchaste Candela -dice Verónica mirándome divertida-.

-Ya estoy parada -digo mientras salgo de la cama-.

-Entonces vamos.

Y así me sacan casi a rastras de la celda, no se en que momento empecé a preferir estar en mi celda que en los lugares recreativos de la cárcel. Creo que fue desde el momento que descubrí que me iría.

Al llegar al comedor estaban todas las de la cárcel allí, mis amistades que había echo en ese tiempo que estuve encerrada, todas estaban allí para decearme lo mejor en mi vida fuera de este lugar.

-¡Felicidades! -dicen todas al mismo tiempo cuando me ven entrar-.

-Gracias chicas -les digo sonriendo-.

Verónica toma mi mano y me lleva asta el centro del círculo que se estaba formando. Algunas estaban sirviendo refrescos para entregarnos a todas.

Mientras estaba distraída no me di cuenta que Cristina le echo un líquido a mi bebida, fue en el momento exacto en el que estaba bailando con Verónica.

Me querían dañar pero no me dañaron solo a mi porque Vero toma mi vaso y le da un trago y me lo pasa, yo repito la acción y seguimos bailando asta que llega un momento en el que me siento mariada y caigo al suelo.

Lo último que escucho antes de perder el conocimiento es como Lucca maldice y se hacerca hacia mi cuerpo y el de Verónica que también había caído a mi costado.

{...}

No se cuánto tiempo pasa exactamente cuando despierto en una habitación blanca, con sonidos de máquinas a mi alrededor y olor a medicamentos.

-Por fin despiertas Candela -dice Lucca al verme abrir los ojos-.

-¿Que paso?

-No lo sé aún, te mandaron a hacer unos exámenes para ver qué fue lo que sucedió -dice con calma-.

-¿Verónica está bien? -pregunto- lo último que escuche antes de ver todo negro fue que Vero también se desmayó.

-Vero está grave -dice con una voz calmada, tan serena como fuese posible, para así no alterarme-.

Iba a responder cuando el doctor entra en la habitación:

-Me alegra verte por fin despierta Candela -dice con una sonrisa- ¿Como te sientes?

-Un poco aturdida y desorientada -me limitó a decir-.

-Doctor ¿Sabe ya que fue lo que causó ese desmayó?

-Si agente -dice refiriéndose a Lucca- según los análisis fue envenenamiento... O más bien, intento de envenenamiento.

-¿Qué?