—Anna, Greem y Fraser, vengan los tres a mi estudio luego de la cena —ordenó Leylin. Al ver que ninguno de sus subordinados tenía alguna objeción, asintió y exclamó: —Ahora, por favor, ¡disfruten!
Todos asintieron, regresaron a sus posiciones y tomaron asiento. Se oía de forma continua el sonido de los cubiertos tintineando. Desde que Leylin dio sus órdenes, el salón estuvo mucho más silencioso. A pesar de que la cena era lujosa, todos parecían estar agobiados en su interior.
Luego de la comida, Leylin recibió al trío que conocía su identidad mágica. Greem y Fraser vestían armaduras de cuero y se veían extremadamente imponentes. Anna vestía una blusa con escote que la hacía ver aún más seductora.
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