Adán y Mar Azul, quienes esperaban en la entrada del palacio del Duque Arsena, no tardaron mucho en ser conducidos por un sirviente hasta el salón de dibujo.
Allí, fueron recibidos por el propio Duque Arsena, quien les preguntó con una sonrisa —Ustedes dos deben estar entre los aventureros más fuertes. ¿Qué los trae a mí? Supongo que no han venido solo para charlar informalmente. Si tienen alguna propuesta, ahora es el momento de presentarla. Mi tiempo es muy valioso.
A pesar de su tono calmado, tanto Adán como Mar Azul pudieron percibir una ligera irritación en la voz del Duque Arsena, como si su visita inesperada hubiera interrumpido sus planes.
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