Al ver por primera vez a Maisy Spencer, el corazón de Pedro Brown se aceleró.
De pie frente a él, Maisy era claramente el tipo de belleza que podía opacar el paisaje circundante dondequiera que estuviera. Vistiendo vaqueros blancos, con el cabello ondeando y grandes ojos, uno podía sentir el aura encantadora que emanaba de sus ojos de un vistazo.
¡Tan hermosa!
Pedro no pudo evitar elogiarla en silencio.
—Maisy, te has vuelto aún más bonita —Maya Watson parecía estar muy familiarizada con esta chica e inmediatamente comenzó a charlar con ella.
—Maya, resulta que mi papá iba a ir a Southland a comprar algunas mercancías, así que me pidió que te acompañara.
—Sr. Brown, Maisy también es una experta en jade. Es muy reputada en la ciudad provincial —Maya presentó a Maisy a Pedro.
—¡Hola! —Maisy tomó la iniciativa de estrechar la mano de Pedro, y sus ojos no mostraron señal de desdén.
Después de estrechar la mano, Maisy les hizo señas para que entraran, diciendo:
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