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La playa (Parte 4)

— Ya acabo el tiempo. — Suena una alarma.

Kane haciendo caso omiso bloquea la puerta con el seguro para que nadie pueda entrar a interrumpir.

Continuamos con aquel apasionado beso hasta quedarnos sin aliento, nos quedamos allí un momento intentando regular nuestra respiración, mirándonos a los ojos sin decir nada.

Esta vez soy yo quien vuelve a acercarse por más, solo que esta vez el beso no es tan intenso, es más íntimo y dulce.

— Creo que deberíamos salir. — Sugiere. — No quiero que hagamos algo de lo que te arrepientas mañana.

— Estoy de acuerdo. — Aun intento recobrar el aliento. — Ya puedes bajarme.

Kane me roba un último beso cuando me deja en el suelo, esta vez su mano acaricia mi mejilla.

— Salgamos de aquí antes de que no pueda detenerme. — Susurra en mi oído.

Kane abre la puerta, al salir encontramos a todos cerca de la puerta, estaban intentando escuchar que estaba sucediendo adentro.

— Aquí no hay nada que ver. — Dice Kane para que se disperse la multitud.

— Oye Kate, ven aquí. — Marie me lleva junto con Jen a una zona alejada de todos.

— Hay un pequeño problema. — Jen se ve nerviosa.

— ¿Que sucede? No me asusten.

— Al parecer el edificio de apartamentos tiene una fuga de gas, no han logrado identificar aun de donde proviene, los bomberos recomendaron no entrar hasta que el problema se haya resuelto.

— ¿Quieren decir que tenemos que buscar donde pasar la noche?

— Sí. Queríamos pedirte que hables con Denver o Shawn para saber si nos dejan pasar la noche aquí.

— No, no. Es mejor ir a un hotel.

— Kate, es de noche y estamos ebrias, piensa razonablemente por un minuto ¿Sí? — Jen pone esa cara triste que hace cuando quiere conseguir algo.

— Bien. — Ruedo los ojos. — Vamos a buscar a Denver.

Marie y Jen celebran en silencio, yo simplemente me limito a respirar profundamente para no darles un coscorrón a cada una por obligarme a hacer esto.

Al buscar a Denver lo encontramos junto con Caleb, Shawn y otros chicos jugando flip cup, me paro frente a la mesa esperando pacientemente a que termine el turno de Denver quien logra voltear todos los vasos antes que su contrincante.

— Denver ¿Podemos hablar? — Le hago un gesto con la cabeza para que se aproxime a mí.

— Sí ¿Qué sucede?

No sé qué gesto tengo en el rostro que incluso Shawn se acerca a mi algo preocupado.

— ¿Todo en orden? — Me mira a los ojos como intentando descifrar que sucede.

— Si, todo está bien. Solo quería hacerles una pregunta.

— Vamos, habla. — Me apresura Denver.

— Hay una fuga de gas en la torre de apartamentos donde vivimos Marie, Jen y yo, no nos dejaran ingresar hasta que lo solucione el departamento de bomberos...

— ¿Quieren pasar la noche aquí? Hay muchas habitaciones vacías. — Sugiere Shawn.

— ¿No es molestia? — Siempre he sido bastante penosa, no me gusta mucho pedir favores.

— En lo absoluto. — Denver posa su mano en mi hombro para tranquilizarme. — Pueden tomar tres habitaciones si quieren, o dos no lo sé decidan ustedes, al subir las escaleras de la izquierda están todas las habitaciones de huéspedes, hay toallas limpias y sabanas en los closet y artículos de higiene personal en el baño.

— Muchas gracias. Creo que iremos de una vez, ya son las tres de la mañana. — Bostezo.

Al llegar a la primera habitación Marie y Jen me hacen entrar, cierran la puerta con llave cuando todas estamos dentro.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué actúan tan raro? — Las observo desconcertada.

— ¿Y bien? — Pregunta Jen con una enorme sonrisa en la cara. — ¿Se besaron? ¿Ya no eres virgen? ¿Qué hicieron? Cuenta, cuenta.

— Las reglas decían que lo que pase adentro se queda adentro ¿No? — Digo esto para molestarla.

— Eso no aplica para tus amigas obviamente. Vamos solo cuéntanos un poco ¿sí? — Insiste Jen.

— Olvida las reglas un segundo, no diremos nada. — Suplica Marie.

Ambas se sientan sobre la cama observándome, ahora están calladas esperando a que les de la información que tanto anhelan.

— Peleamos, como siempre.

— ¿Y ahora por qué? — Jen lleva su mano a su rostro con decepción.

— Porque él es un idiota, de hecho, se lo hice saber.

— ¿Él se molestó por lo que dijiste?

— No lo sé, no dijo nada, su boca estaba muy ocupada besándome.

— ¡Sí! Por fin, gracias a Dios. — Celebra Jen. — ¿Cómo fue? Cuéntanos con detalles.

— ¿Qué más detalles quieres? Me besó después de que lo insulte eso es todo, él besa muy bien, me hizo sentir todo lo que se supone que debes sentir en el primer beso, y además de eso él, se notaba muy ansioso y deseoso de besarme, incluso me... — Me sonrojo al recordarlo. — Me cargó y me apoyó en la pared, creí por un momento que las cosas escalarían un poco más, pero se detuvo.

— ¿Por qué? — Marie está boquiabierta.

— Dijo que era mejor parar antes de que no pudiera detenerse y añadió que no quería que pasara algo de lo que me arrepentiría mañana.

— Wow, resultó siendo todo un caballero. ¿Quién lo diría? — Marie luce sorprendida al igual que Jen.

— Si yo fuera tú lo buscaría mañana para continuar las cosas donde las dejaron. — Sugiere Jen.

— No lo sé, no creo que sobrio quiera besarme.

— Kate, ya deja de hacerte de menos, eres muy hermosa y traes loco a ese hombre y también a su hermano... Hablando de él ¿Bailaste con Shawn?

— Sí, vino a buscarme para bailar, de hecho, me interrumpió antes de que besara otro chico, luego mientras bailábamos el admitió que quería besarme, pero no lo hizo, prefirió esperar a que estuviera sobria.

— Mírate ¿Quién diría que en una noche casi besas a 3 chicos diferentes? — Dice Jen orgullosa de mí. — Es bueno ver que te empiezas a divertir.

Jen sabe lo difícil que han sido estos dos últimos años para mí, atravesé una fuerte depresión y ansiedad después de la muerte de mi hermano.

Ella me ha apoyado todo este tiempo y finalmente creo estar saliendo a flote. Los dos últimos años de escuela los cursé desde casa junto con ella, es por eso también que no tengo tantas habilidades de socialización, al contrario de Jen que es muy social y extrovertida por naturaleza.

— Para ser sincera mi idea de diversión no es estar con tres chicos diferentes una misma noche, espero no arrepentirme de eso cuando esté sobria.

— Si me permites darte un consejo, solo haz lo que te haga sentir cómoda y bien contigo misma.

— Gracias Marie, lo tomaré en cuenta. Bueno, iré a darme un baño, como no tengo más ropa supongo que tendré que dormir en el traje de baño.

Al salir al pasillo encuentro a Shawn, sostiene una playera en sus manos, cuando salgo por la puerta de la habitación me ofrece una sonrisa.

— Justo te estaba buscando, imagino que no tienes ropa para cambiarte, te traje esta camisa por si quieres usarla para dormir.

— No tenías que preocuparte, pero agradezco el gesto.

— No hay de qué. Nosotros dormiremos aquí también, mañana servirán el desayuno a las nueve por si quieren unirse.

— Gracias por la invitación, allí estaremos.

— Mi habitación es la primera puerta al subir las escaleras del lado derecho, búscame si necesitas algo.

— Lo haré, gracias.

— Hasta mañana. — Shawn besa mi mano antes de irse.

— Hasta mañana. — Lo miro embobada.

Que dulce es, siempre tan amable y atento ¿Cómo no enamorarse de él?

Luego de un largo suspiro mientras lo miro caminar por el pasillo me recuerdo a mí misma que debo tomar una ducha, el baño es gigantesco, tiene una tina y una ducha por separado, el lavamanos es de mármol y el inodoro es de esos que incluso calienta la tapa del baño.

Dentro del mueble junto al lavamanos encuentro las toallas, dejo dos en el toallero junto a la ducha. Sobre el lavamanos hay dentífrico y algunos cepillos desechables en una cesta.

Me lavo los dientes antes de tomar una corta ducha, por fortuna aquí hay shampoo, acondicionador y jabón. Aunque me bañé por la tarde aun sigo sacando arena, no entiendo muy bien de donde proviene, ya no debería tener. Me seco con una de las toallas y me envuelvo en ella, con la otra intento quitar el exceso de agua en mi cabello lo más que puedo.

En la pared junto al lavamanos hay una secadora de cabello, seco por completo mi cabello, si no lo hago ahora por la mañana me voy a arrepentir, tendré la nariz muy congestionada y será una pesadilla.

Tomo el traje de baño del suelo, lo dejo sobre el lavamanos mientras me pongo la camisa de Shawn. Antes de salir del baño, coloco las toallas extendidas en los toalleros, dejo la secadora en su lugar y tomo el traje de baño para llevarlo a la habitación, creo que lo dejaré secando sobre la silla del escritorio.

Al salir me llevo una enorme sorpresa al encontrarme con Kane, al verme salir del baño él también se sorprende.

— Kane ¿Qué haces aquí?

— Bueno, es mi casa. — Se encoge de hombros. — ¿Esa camisa es de Shawn? — Pregunta al notar lo que llevo puesto.

— Sí.

— ¿Estabas...? ¿Estuviste con él? Tú y el... — Balbucea. — ¿Dónde está? — Frunce el ceño

Nunca lo había visto tan nervioso, es extraño verlo así, además ¿Qué es lo que está pensando? ¿Creerá que Shawn y yo...?

— Cualquier cosa que estés pensando la respuesta es no. Shawn me prestó esta camisa para dormir, eso es todo.

— Pudiste haberme pedido una prestada.

— Yo no se la pedí, el vino a dejármela.

— Oh, bueno. — Posa su mano en su nuca con incomodidad. — Dejaste tu celular en la sala, solo vine a devolverlo.

— Creí que Jen lo tenía. Gracias.

— No hay de que, por cierto, la habitación del fondo es más amplia y tiene su propio baño por si quieres quedarte allí.

— Gracias, lo tomaré en cuenta.

— Si necesitas lavar tu ropa en el sótano está el área de lavado.

— ¿En el sótano? — Pregunto angustiada.

Después de lo que le pasó a mi hermano no he podido superar el trauma de bajar a cualquier sótano, me aterra si quiera pensar en hacerlo.

— Sí, en la primera planta está la cocina, allí hay una puerta que baja al sótano.

— Le diré a las chicas, gracias. Que descanses.

Sin esperar a que diga algo más entro en la habitación donde están Marie y Jen.

— Kate ¿Estás bien? — Pregunta Marie al ver mi cara de pánico.

— Kate cariño, ven siéntate. Estas sudando frío. — Jen toca mi frente en cuanto me sienta en la cama.

— Kane dijo que podemos lavar nuestra ropa en la lavandería que está en el sótano. — Digo sin apartar la mirada del frente en un punto específico.

— Entiendo, tranquila no tienes por qué bajar allí, ni siquiera pienses en ello, si quieres lavar tu ropa puedo hacerlo por ti.

— ¿Qué pasa? — Pregunta Marie bastante confundida.

— No es nada ¿Me acompañas a poner la ropa a lavar? Creo que también voy a lavar mi pantalón y blusa.

— ¿Dormimos en traje de baño? Así mañana podremos regresar al apartamento con ropa limpia.

— Sí, será lo mejor. Ya volvemos Kate.

Cuando las chicas se van me meto en la cama en posición fetal intentando reconfortarme. Estoy tan cansada y alcoholizada que me resulta muy fácil conciliar el sueño.

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