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Mision 3.2: Emperatrx Umbrosa, Escape y Busqueda

El Tenshukaku parecía estar animado, Sara había concluido con las bases de su entrenamiento. Al mismo día que muchas cosas habían ocurrido, como por ejemplo, la llegada de Tenshin a la isla Narukami.

- Esto que compartí con ustedes es apenas lo básico. Dependerá de ustedes como lo apliquen, al menos con esto les bastará para mantenerse a la par sin morir en el intento.- Sara volvió a enfundar su espada.

-Muchas gracias mi general, nos has ayudado bastante.- Ei inclinó la cabeza ligeramente. Ya había perfeccionado una técnica definitiva para enfrentar a Tenshin, en caso de que lo necesite.

-No... Es para tanto, Shogun-sama- La general se cubrió la cara de vergüenza, escondiendo el brillo de emoción en sus ojos dorados. Quería mantenerse modesta, pero no podía evitar sentirse feliz. Por otra parte algo la inquietaba, Heizou no vino al entrenamiento especial desde hace unos días ¿Qué pudo pasarle?

-Entonces ya estamos listos para un asalto por parte del ninja, eso es muy bueno. Lo mejor es que gracias a todo esto, podremos atraparlo antes de que haga algo. - Paimon agitó sus puños a la altura de su cuello.

-Por cierto, envié una carta hace unos días a Kokomi para que nos echara una mano en caso de emergencia, solo para ser precavidos.- Mencionó la Guuji.

Se podía saber que aún era de tarde en la isla, ya que al abrir las puertas principales del Tenshukaku, llegaron la capitana Beidou y Kazuha, con el sol a sus espaldas.

-Shogun-sama, vengo a tener una audiencia con usted. Me he percatado de que hay una intervención de los fatui dentro de la isla. Sospecho que inflaron la amenaza de Tenshin para encubrir sus fechorías.- Beidou se la veía muy seria en sus declaraciones.

-Esas son acusaciones muy graves, capitana ¿Puede probar lo que dijo de alguna manera?- Ei se cruzó de brazos, intentaba reflexionar sobre el asunto.

-Hemos estado al tanto de las desapariciones misteriosas de soldados del shogunato. Sospechamos de un posible complot para un golpe de estado. Decimos esto ya que Tenshin llegó esta mañana, infiltradose en nuestro barco y haciendose pasar por un zorro ciego e inofensivo.- Kazuha mostró su punto.

-Es verdad, mi Tenko no haría algo como hacer desaparecer gente así nada más.- Agregó la capitana de la Crux.

Yae Miko se rió un poco al escuchar el nombre de Tenko, no pudo evitar sentir nostalgia al pensar en todas las cosas que hizo con su ahijado en el pasado. Su forma de zorro definitivamente era algo adorable de ver.

- Pensando las cosas en frío, tiene sentido lo que dice Beidou.- Yae Miko daba su veredicto. -Un miembro de la familia Kurama jamás haría acciones que lo expusieran tan fácilmente. De ser el caso, sería fácil de rastrear.-

-¿Qué deberíamos hacer entonces?- Preguntó Paimon algo nerviosa.

En medio del calor de la situación llegó Heizou con Sayu para dar una dura noticia. Él arecía haberse recuperado de una lesión de la noche anterior, además de que se lo veía con la cara llena de sudor.

-Malas noticias, los fatui se infiltraron en las filas del shogunato, este lugar ya no es seguro mi Shogun. Temo que ya están empezando a moverse.- Heizou dejó la puerta entreabierta.

-¿Dónde estuviste todo este tiempo? - Sara parecía preocupada.

-He estado investigando las desapariciones de algunos guardias del shogunato, eso me llevó a que posiblemente están planeando un golpe de estado los fatui, con algunos desertores del shogunato que desaparecieron hace unos años. Ya di el aviso al clan Kamisato, ellos están al tanto del asunto.- Heizou concluyó con su informe.

-Yo vine para escoltar a Heizou en caso de que algo le pasara, también vine para preveer cualquier inconveniente e informar a Ayato sobre el asunto.- La ninja anemo parecía estar al tanto de la situación.

Sayu era una chica cuya edad no era acorde a su estatura, pareciendo una niña aún con sus dieciocho. Llevaba pantalones cortos, un traje con adornos de tanuki, y una capucha con el cabello corto. El tipo de chica que encontraría cualquier momento como el ideal para escabullirse y dormír, pero que en este momento no podía darse el lujo de hacerlo.

Sara le acarició la cabeza y lo felicitó por su arduo trabajo, después de todo, no todos los días se logra desentrañar una conspiración, mucho menos preveer los resultados.

-Lo mejor será ir al santuario Narukami, ahí podrás estar más segura.- Heizou ya tenía una idea para contrarrestar a los malhechores.

-Será lo mejor, estoy segura que los fatui deben tener un as bajo la manga como para hacer algo tan temerario.- Ei parecía estar de acuerdo con todo el grupo.

Cuando ya estaban por irse, Sara sintió la energía electro de Tenshin en Araumi. Cerca del área subterránea, eso la hizo sospechar bastante ¿Porqué se dejaría ver a estas alturas? ¿Qué quería mostrarles?

-Descuida mi general, yo también lo noté.- La arconte electro también sintió aquel rastro de energía.- ¿Qué es lo que querrá mostrarnos el ninja ahora?-

-Iré tras él.- Sara parecía decidida a buscar a su viejo amigo, tenía el deseo de ver su rostro en persona, saber en que se convirtió.

-Te acompañaré, lo peor que puedes hacer es ir sola, tengo un muy mal presentimiento.- La capitana puso la mano en el hombro de Sara con confianza. -Además Tenko me debe más de una explicación.-

-Yo también iré con ustedes entonces.- Kazuha se sumó al grupo de Sara.

- Entonces avisaré a lady Ayaka y lord Ayato para que puedan estar alerta ante cualquier situación.- Sayu desapareció con su técnica yoohoo para desaparecer con toda velocidad.

El resto del grupo se organizó para trasladar a Ei al santuario Narukami. Con los dos grupos ya hechos empezaron a partir, nadie podía preveer lo que ocurriría en ambas partes, el sol de la tarde apuntaba a una situación difícil.

***

Ya en la entrada de la zona subterránea de Araumi, estaban Sara, Beidou y Kazuha. Se hallaban cerca de una playa con estatuas de lo que fueron zorros terrenales y celestiales. Sara pudo indentificar un olor persistente a sangre y a químicos de laboratorio dentro de la caverna.

-Esto es molesto, no me gusta para nada ¿Dónde estará?- La tengu usó otra de las habilidades de la familia Kurama, el sentido del yokai.

Sara podía ver las huellas de todas las personas que pasaron por ahí, siempre que hayan dejado un rastro electromagnético. Cosa que era bastante útil para este tipo de situaciones.

-¡Tenko!- Beidou vió al pequeño y adorable zorro negro a unos metros de la entrada de la caverna, con un papel entre sus colmillos y una pequeña montaña de pequeños aparatos metálicos rotos en sus pies. Al parecer pudo ser visible para la tengu gracias a que rompió esos aparatos.

-No es él, es solo un espectro, nos debió llevar aquí por alguna razón.- Sara detiene a Beidou por precaución.

La copia del zorro negro se acercó al grupo de tres y le dió el papel a Kazuha. Una vez que hizo eso, desapareció en las sombras sin dejar rastro.

El joven anemo miró el papel con intriga, las otras dos mujeres se acercaron a ver de que se trataba. Eran planos de una maquina, una que parecía ser una enorme bomba, al parecer el plan de los fatui era mandar a volar la isla Narukami con un explosivo muy potente.

-Esto es muy malo, si esa bomba se activa será el fin. Debemos ir cuanto antes a desmantelarla.- Kazuha parecía preocupado ante la situación.

Los tres se adentraron en la parte subterránea de Araumi para llegar de inmediato a do de estaba la bomba. A mitad de camino se encontraron con algunos vigilantes y destructores de las ruinas. Sara no tenía tiempo ni ganas de jugar con aquellos autómatas por lo que usó flechas electro y apuntó directamente en sus nucleos, luego de dar un molesto suspiro con su arco y flecha.

-No tengo tiempo que perder, esfumense.- Sus disparos eran tan rápidos y precisos qué ni siquiera se podía ver la flecha, excepto al llegar a su objetivo.

Lo más impactante era que Sara iba en serio, al punto de que las flechas atravesaron los nucleos con facilidad. Ella suspiró en silencio y siguió adelante con la mirada de sorpresa de Kazuha y Beidou.

-¿Porqué no te vi luchar así antes, tengu? - Beidou no dió crédito de lo que vió.

-Simple, realmente no soy alguien a quien le guste matar, a menos que sea necesario. La verdad es que incluso puedo sentir las almas humanas encerradas dentro de esos autómatas, sus emociones y pensamientos.- Una expresión sombría cubría su rostro.- No es algo que me guste admitir, pero no luché en serio porque habría insultado la memoria de mi sensei.-

-Ya veo, así que te contuviste debido a eso. Supongo que explica muchas cosas, incluido el como fue tan fácil llegar al Tenshukaku cuando estábamos en medio de la guerra.- Kazuha sonrió ante tal revelación.

Siguieron más adelante hasta que se encontraron con los restos de la maquinaria eterna en el suelo. Más adelante se encontraría con aquello que debían destruir con todas sus fuerzas. Era enorme, cubría el techo y las paredes leterales del lugar, era sin duda algo que no debía activarse a como de el lugar.

Luces se encendieron, y el sonido de la maquina se hizo escuchar. Todo indicaba qué lo peor que podría pasar, ocurriría. Sara perdió todos sus poderes, su magia elemental no reaccionaba, y su visión se apagó, lo mismo ocurrió con Beidou, Kazuha era el único quien estaba intacto.

- ¿Qué acaba de ocurrir?- preguntó Sara muy sorprendida.

-Te diré lo que ocurre.- La voz era de una de las quimeras que emergió de las sombras junto con otra similar en apariencia. No cabía duda, lo que tenían enfrente era una bomba de pulso electromagnético. -Ya no pueden usar electro, están indefensas ustedes dos chicas, en cuanto a ti. Nos entrenaron para que no seas una amenaza. Así que sean buenos chicos y déjenos cumplir con nuestra meta.-

Eran Tetsuo y Masato, Sara reconoció a aquellos hombres, sabía que estaban en contra del shogunato, pero nunca se imaginó que llegarían tan lejos.

Las apariencias de ambos eran como la de dos kirin voladores monstruosos de pyro y cryo. Con dos brazos humanos saliendo de sus cuellos, protuberancias en su lomo, colmillos babeantes de ácido de sus bocas, colas como porras con pinchos, y un rostro humano deformado al extremo. Ambos eran tres veces más grandes que Sara y Beidou, además que sus escamas eran afiladas como el acero.

-¡Ni crean que dejaremos que cumplan con sus fechorías, criminales!- Dijo Sara desenvainando su espada.

- Sín sus visiones no son nada peligrosas. Especialmente tú Sara, tal vez el muchacho anemo nos de problemas, pero no estamos solos.- Los dos monstruos con forma de kirin llamaron a más de sus hombres.

Definitivamente si las cosas ya eran difíciles, en ese momento eran mucho peores por lejos. El sentimiento de impotencia estaba marcado en sus corazones, era muy probable de que morirían en ese lugar. Sara se preguntó a si misma, cómo saldrá de esta situación tan difícil.

***

Por el grupo de la arconte organizado por Ei, Aether, Paimon, Yae Miko y Heizou, tenían que moverse con toda velocidad al santuario Narukami.

Ya de salida de la ciudad de Inazuma, Aether no pudo evitar preguntar sobre las vendas qué tenía Heizou en su cuerpo.

-¿Qué fue lo que te pasó anoche detective?- Fue la compañera del viajero, quien tomó la palabra.

- Me topé con una quimera, si no fuera por el entrenamiento con Sara no habría podido sobrevivir...Lo sé, era uno de los infiltrados, pensé que sería fácil de tratar, me equivoqué.- El detective les siguió el paso como pudo.

-Entiendo, detective, tienes el derecho de retirarte si lo necesitas. No debes presionarte, nos haremos cargo de la seguridad de la Shogun. Ya hiciste un gran trabajo.- Yae Miko parecía preocupada.

-No será necesario, seguiré con ustedes hasta el final.- Heizou parecía motivado a seguir hasta el final. Cosa que la kitsune respetó.

Ya cerca de la entrada a las escaleras con el torii enfrente de ellos, algo muy inesperado pasó. Ei de repente empezó a sentirse muy débil, su cuerpo le pesaba mucho, sus movimientos eran muy torpes y la respiración era más difícil. Todo eso con un cansancio que nunca antes experimentó.

Aún estaba lejos de ser lo peor, Yae Miko perdió toda su magia y sus poderes de kitsune celestial, además de que su visión se apagó misteriosamente. Tal fue el efecto, que regresó a su forma de zorro rosado, junto a eso, Aether perdió sus poderes electro.

Por último, varias criaturas monstruosas aparecieron para atacarlos, aprovechando la confusión y la debilidad del equipo. Heizou ya los había identificado, eran las quimeras las cuales eran lideradas por el agente fatui Lev Yashin, cuya apariencia era la de una tsuchigumo (araña monstruo).

- Mal... Maldición, caímos en su trampa fácilmente ¿Cómo es que ocurrió esto? ¿Qué vamos a hacer ahora?- Ei parecía incapaz de moverse con libertad y Yae Miko ya no poseía sus poderes.

-Es divertido ver como seres poderosos como ustedes ya no tienen mucho que hacer contra seres como nosotros.- Una de las quimeras con forma de tritón y con protuberancias óseas en sus brazos se regodeaba de su infortunio.

-Esta nación nos pertenecerá una vez que terminemos con todo esto.- Una de las quimeras con cola de escorpión y dos brazos extra con tenazas reía ante esa declaración.

-Detective, llévese a Yae Miko y a Ei al santuario Narukami. Yo me encargaré de derrotar a estos monstruos.- Aether parecía seguro de si mismo.-

Heizou asintió con la cabeza y se llevó a Ei en su espalda, junto a Yae Miko, quien también parecía preocupada por la situación. Uno de los hombres de Lev Yashin intentó interceptar al detective, pero el viajero se opuso al cortar su brazo al monstruo casi sin moverse.

-Agh... ¡Maldito!- Era una quimera con forma de oso de las montañas.- Pagarás por esto.- Intentó golpearlo con su brazo sano pero de la nada desapareció el viajero.

-Encuentren al enemigo y matenlo.- Dijo Yashin, quien se sorprendió por lo ocurrido.

-No desapareció, ustedes son muy tontos para darse cuenta...Eso pasa.- Paimon se burló de ellos.-

-Maten a esa estúpida rata paloma.- Yashin dió la orden, uno de sus soldados con cabeza y alas de cuervo estaba por arrancarle la cabeza de un mordisco a Paimon. Unos segundos antes de que eso ocurriese, aquella quimera recibió un tifón hydro de lleno, despedazando su cuerpo con cortes de agua a presión hasta dejar su cuerpo en cenizas.

-Maldición. No creas que tienes la ventaja viajero.- Lev Yashin envío a algunas de sus quimeras.

El viajero estaba por interceptarlas desde una posición cómoda, pero la tsuchigumo lanzó sus telas con efecto de veneno para interceptar su avance. Aether tuvo que retroceder y revelar su posición.

-La verdad ya ví tu truco, usas hydro para repeler la luz y así camuflarte, es una buena estrategia, de no ser porque puedo ver tus pisadas.- Lev Yashin parecía feliz de mantener las cosas bajo control.

El viajero no podía evitar sentirse molesto, era cuestión de tiempo para que las quimeras alcancen a Ei. Con ello concluiría en la destrucción de la isla por el tatarigami, que se generaría por la muerte de la arconte.

Aether solo tenía una cosa por hacer y era enfrentarse a Lev Yashin de frente. Tenía muy poco tiempo para derrotar al grupo de quimeras, las cuales lo rodeaban.

***

Por otra parte Heizou estaba con la Shogun y a Yae Miko, en su forma de zorro, en su espalda. Corría con todas sus fuerzas aprovechando su visión anemo para más velocidad.

-Descuiden, ya falta muy poco. Solo debemos llegar al santuario Narukami.- El detective por intuición sintió como unas cuchillas óseas intentaron perforar su espalda, pero logró girar y lanzar una patada para repeler los ataques, más con su elemento anemo.

-No escaparás, entreganos a la arconte y te daremos una muerte pacífica.- La quimera con forma de tritón se acercó con una intención puramente asesina.

Más adelante habían más quimeras las cuales se adelantaron al detective, no había salida. Él no se daría por vencido, aún tenía un as bajo la manga para estos momentos.

- Signo del viento: Rosa de los vientos.- Heizou había usado una de las técnicas que aprendió de las enseñanzas de Sara y la combinó con sus artes marciales de la familia Fudou.

Cuando pronunció el nombre de la técnica, una pequeña brisa se sintió en un rango no mayor a unos diez metros. Las quimeras tomaron distancia y lanzaron toda clase de ataques a distancia, solo para darse cuenta de que todos los proyectiles se desviaron en distintas direcciones. El detective sonrió confiado y se quedó en el centro de aquel pequeño campo anemo qué creó con su poder elemental.

-Qué tonto decir el nombre de tu técnica tratando de parecer genial ¿A quien tratas de impresionar? Das vergüenza ajena, perdedor.- Una de las quimeras con escamas y cuerpo de serpiente emplumada se burló de él.

-Los nombres son una síntesis alquímica de la formula que compone la técnica, pero alguien con el cerebro de un pajaro no está listo para esta conversación.- Heizou se quedó inmóvil mientras Yae Miko le susurraba unas cosas al oído.

-¡Maldito infeliz!- La quimera con forma de serpiente emplumada atacó al detective. Metiéndose en el terreno de su técnica.

Aquella quimera solo pudo presenciar como su cuerpo se movía en contra de su voluntad en direcciones opuestas. Sus articulaciones estaban luxadas, el sonido de huesos rotos, de músculos desgarrados, y de la misma sangre fluyendo de forma invertida, dió a entender que la bestia cometió su peor error.

La criatura que fue una vez humana cayó destrozada al suelo, su sangre ácida derritió algunos de los escalones. Se podía dar a entender que la nueva técnica de Heizou lo que hacía, era alterar la cinética dentro del espacio de no más de diez metros.

Al sentir la brisa desvanecerse, una de las bestias lentamente fue acercándose al detective. Ya que entendió que la técnica tenía un tiempo de enfríamiento. Cosa que debían explotar al atacar de forma conjunta.

El detective aprovechó qué todos iban hacia él y usó su "ataque de barrido" del clan Fudou. La sancadilla los derribó a todos y preparó un salto con una onda vacua para atraerlos a todos. Finalmente saltó hacia arriba y dió una patada descendente con daño de área anemo, lo cual desconcertó y dañó a las quimeras.

El detective aprovechó para escapar y llegar al santuario Narukami. Podía luchar con ellos, pero su prioridad era mantener a salvo a la Shogun Raiden. Lo peor de todo era que su herida comenzó a abrirse nuevamente, cosa que era preocupante.

-¡No creas que te dejaremos salir con la tuya!- La quimera con forma de triton, lanzó varias de sus escamas como proyectiles, hacia su objetivo.

Casi al llegar a la entrada del santuario, Heizou se volteó y trató de repeler los proyectiles con una patada inbuida en anemo. Lamentablemente, la herida de su lucha anterior parecía haberlo afectado, con ello también su técnica. El detective recibió varios impactos a quemarropa en sus brazos y piernas, lo que lo dejó malherido junto al torii del santuario.

-Maldición, estos tipos son muy molestos ¿Qué haremos?- Él apenas pudo llegar al santuario.

Las quimeras estaban por atacarlo con todas sus fuerzas y despedazarlo como como bestias hambrientas a su presa.

-Maldición, si tan solo pudiera recuperarme.- Ei parecía desesperada, culpando su propia debilidad.

-¡Heizou, levántate! ¡No te rindas!- Grito Yae Miko con todas sus fuerzas.

La situación era muy tensa, el trío de la isla Narukami no sabía que hacer ante la situación. Era posible que ese sería el fin de todos.

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