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Cap 102

Los parpados de Lilia se movían lentamente, hasta que logro abrir los ojos. Lo primero que vio al despertar era un techo extraño, pero no tuvo miedo ni entro en pánico, ella recordaba los últimos eventos y al hombre que la salvo. El precio era su vida algo irrazonable para algunos, para Lilia era un precio razonable.

Nadie la ayudo, su familia la desprecio y el padre de su hijo la abandono sin dudarlo, por eso León era su nuevo objetó de adoración, era el único hombre que le dio una mano.

Ahora la pregunta es, si supiera que todo era parte del plan de León, ¿qué pensaría ella?, es algo que nunca sabremos, ya que León nunca dirá nada, y Lilia no es lo suficientemente inteligente para descubrirlo sola.

Lilia se inclinó sobre la cama, su hermoso cabello rojo llegaba hasta su cintura, tapando sus pechos desnudos, así es, estaba totalmente desnuda, mostrando al mundo su depravado cuerpo, que pondría cachondo a cualquier hombre.

La hermosa pelirroja comenzó a tocarse, sus brazos, su pelo, su pecho, su abdomen, no dejo parte de su cuerpo sin tocar.

Cuanto tiempo llevo durmiendo, mi piel es tersa y limpia, mis tetas que estaban marchitas debidas a la mala comida, son más grandes y rellenas, mis ojos brillan, y mis costillas ya no son visibles, recupere peso, y mi abdomen tiene un pequeño bulto, demostrando mi embarazo. Pensó Lilia mientras se levantaba y se miraba al espejo de cuerpo entero.

Lilia estaba conmocionada, y muy feliz, su cuerpo volvía a ser el de antes.

Seguro fue él, León-sama, no, Danna-sama, me recogió de la calle y sano mi cuerpo, ¡tengo que agradecerle!, desde ahora le debo mi vida, y la vida de la el niño que llevo dentro de mí, una vez que sea mayor, debo entrenarlo para que sea un buen sirviente para Danna-sama, o sirvienta.

Aunque prefiero una niña, solo con ver como desperté, sé que Danna-sama es un pervertido, y si mi hija se gana su favor, tendrá una buena vida, Danna-sama no parece un típico noble, creo que cuida lo que es suyo.

Él lo dijo, soy su juguete, solo suyo, esas palabras me dicen dos cosas, que no es una buena persona, y que no valora la vida humana, y segundo, es muy posesivo, muy diferente a esos nobles que vi en el palacio, no dudaban en compartir a sus mujeres, incluso esposa.

En eso que Lilia se veía al espejo y pensaba a sobre su futuro, Hilda entraba por la puerta, Hilda se quedó quieta, sin hacer ruido, observando con curiosidad a su nueva compañera.

¡Umm!, ¡umm!, Ya veo, ya veo, ¡la nueva es una chica pervertida!, solo una pervertida se tocaría frente a una espejo, y que pasa con esa mirada extasiada y llena de alegría, ¿y por qué se toca tanto sus pechos?, y que está murmurando, que es eso de que mis pechos son los mejores..., creo que no es buena idea juntarse mucho con ella, alejaré a Eris de esta mujer, no quiero que le enseñe cosas raras.

Hilda entró en un momento muy poco oportuno, y eso creo malas ideas de como era Lilia, Lilia solo estaba a feliz de recuperar su antiguo aspecto, por eso se tocaba tanto.

Antes de desmayarse lilia estaba muy preocupada, ya que su aspecto no era muy bueno, y no sabía si lo recuperaría, pero ya no era necesario sufrir penurias, ya había recuperado toda su belleza, y su cuerpo lleno de curvas.

-"Tos, tos, Lilia, cierto."

Hilda tuvo que toser, no quería seguir viendo un espectáculo de strip-tease tan temprano en la mañana.

-"Eh."

Lilia que salió del trance estaba con la boca abierta, no esperaba que la vieran en su estado, desnuda y hablando sola, eso no generaba buena primera impresión, además no sabía como funcionaba su nueva familia.

-"Hola, buenos dias, soy Hilda, y soy..., que soy, a sí, somos compañeras desde hoy, tu uniforme de sirvienta se encuentra en sobre ese banquillo, y está hecho a la medida, así que no debería quedarte apretado o suelto, y que más..." Dijo Hilda, optando por lo mejor, que era pensar que lo anterior no había pasado, no quería dañar a su nueva compañera, era mejor tener aliados.

Hilda se tocó la barbilla, intentando recordar todo lo que debía decir, aunque en realidad solo le estaba dando tiempo a Lilia para que se vistiera, no quería que pasara más vergüenza, menos en su primer día. Lilia le dio una mirada agradecida y se vistió rápidamente.

-"¡Oh!, verdad, en la biblioteca de la casa, encontrarás varios libros, ahí una sección específica donde salen todos tus deberes, y yo te ayudaré para que no te pierdas, no tenemos mucho trabajo que hacer, y tenemos algo de tiempo libre, puedes hacer lo que quieras en esos tiempos libres, en mi caso, veo telenovelas."

Al finalizar, sus ojos brillaban recordando lo bien que lo pasaba en sus tiempos libres.

Hilda era una mujer que vivía encerrada, y no tenía idea de como divertirse, por eso Ágata le enseño el televisor, y sus fantásticas series. Hilda se emocionó de inmediato, nunca pensó que las pinturas cobraran vida y hablaran, eso era algo muy novedoso para ella.

Claro, desde el punto de vista de Hilda, el televisor era una pintura que se movía, ella no tenía conocimientos científicos y sentido común del siglo xx, era como cuando descubrieron el fuego.

Hilda se enamoró de inmediato del televisor, y de sus contenidos, se volvió fanática de las telenovelas y películas de romance, en especial los romances difíciles, donde los protagonistas sufren todo el camino, donde las familias los separa, y tienen distinto nivel social.

Le gustaba verlos luchar por su amor, y claro, le gustaban los finales felices.

Hilda podría ser considerada una ama de casa aburrida, esa amas de casa que hacen el aseo y luego ven telenovelas para pasar el tiempo, esperando que su esposo llegara del trabajo, incluso Hilda habla con el resto de las mujeres del pueblo, Hilda es muy chismosa.

León sabía todo esto, y no le importaba, cada uno vivía como quería, si ella quería ser un ama de casa aburrida, estaba bien, mientras la tuviera en su cama durante las noches, todo era perfecto.

León no quería tener una mujer sin emociones, no deseaba tener una chica aburrida que solo sabe abrir las piernas, por eso le daba cierta libertad a sus sirvientas, era necesario para que no se estancaran, y crecieran como persona.

Aunque a veces le daba ganas de tener una muñeca que maltratar, una chica que sirva para abusar de ella, pero que a la vez, no se rompa con facilidad, y ya tiene varios candidatos, solo el tiempo dirá cuál será.

Volviendo con Lilia y Hilda.

-"¿Televisor?" Pregunto Lilia, mientras ladeaba la cabeza.

-"¡Siiii!, es increíble, te mostraré como funciona y todo eso, ¡pero antes!, el desayuno está listo, no hagamos esperar al resto."

Hilda apuró a Lilia, no quería llegar tarde al desayuno, era su momento favorito, nunca antes había probado algo tan delicioso en su vida, ni los chefs del palacio real podían servir un plato tan perfecto.

Las dos pelirrojas bajaban las escaleras, con cada paso que daban sus tetas rebotan con suavidad, era un espectáculo digno de ver. Sin duda, León tiene buen gusto, y buen ojo, y también es un gran inversionista, pensado en el futuro de Eris, y la hija de Lilia, Aisha, solo tenía que esperar a que crecieran"

-"¿Quien prepara el desayuno?" Pregunto Lilia.

-"Hay una sirvienta más, ella sería la encargada de nosotros y la con mayor antigüedad, por lo que me contó, tiene varios años a su lado, y mucha experiencia en esa área."

-"¿Que área?"

Hilda sonrió misteriosamente, no pensaba contarle todo, tarde o temprano lo descubría.

Con esa pequeña charla, ya estaban en la cocina, donde estaba Ágata, pelando algunas frutas.

Lilia levanto una ceja cuando vio a Ágata, y pensó que su nuevo amo amaba a las pelirrojas, y tenía un fetiche con ellas, además tenía el fetiche de sirvienta.

-"Ve por León, y tu hija, pronto todo estará listo." Dijo Ágata, mientras se daba vuelta e inspeccionaba a la nueva chica.

-"Iré de inmediato, solo quería mencionar que la chica nueva ya está desierta" Respondió Hilda.

-"Lo sé, luego hablaré con ella, por ahora vayan por León."

Ágata se dio vuelta y continuo con su trabajo.

-"¿Hilda-san?" Dijo Lilia, mientras se alejaba con Hilda.

-"Solo Hilda, somos compañeras de trabajo"

-"Está bien..., ¿una pregunta?, somos tres sirvientas, pero no veo ninguna señora o persona a que servir, es más, la casa parece bastante vacía."

-"Yo pensé lo mismo al inicio, y estaba muy equivocada, León tiene varias esposas, solo que no están presentes por ahora, las veremos más adelante, cuando él diga."

-"¿Solo servimos a León?" Pregunto Lilia, quería saber si tiene que rendir cuentas a alguien más.

-"Si, a nadie más, aunque yo tengo que cuidar a mi hija, sería genial si le das un ojo de vez en cuando, es un poco problemática."

Lilia levanto el pulgar mientras le daba una sonrisa, no pensaba negarse a su petición, era su forma de empezar con el pie derecho, y que no hubiera conflicto con su otra compañera. También era la forma de decir, olvida lo que viste en la habitación, y yo te ayudo cada vez que pueda.

Hilda asintió con una sonrisa, y siguieron caminando, hasta que llegaron al patio trasero.

Fueron recibidas por la vista de un hermoso pasto verdoso, varios muñecos de práctica, y varias espadas de maderas.

Entre ellos estaba una pequeña niña de pelo rojo, color de pelo que llamo la atención de Lilia, ya no dudaba de que su nuevo maestro tenía un fetiche con las pelirrojas, aunque no esperaba que fuera lolicon. Si León estuviera leyendo sus pensamientos, la castigaría por hablar mal de él.

Eris estaba estirado como estrella de mar en el pasto, su frente y pelo estaban mojadas por el sudor que provoco el excesivo entrenamiento.

-"La que está en el pasto, es mi hija, le gustan las espada y entrenar, es un marimacho, y el que está cerca de ella mientras duerme, es León, aunque no creo que necesite presentación, ya que él trajo."

-"Él me dio una oferta que no pude rechazar, así que si, lo conozco"

-"Umu, ¿y qué piensas de él?"

-"No es una buena persona, y es lujuriosos..., y a pesar de eso, él me salvo y le debo mi vida, siempre estaré agradecida, y seré muy leal." Respondió Lilia, sin ocultar sus verdaderos pensamientos.

Hilda se rio entre dientes, y respondió:

-"No puedo negar lo de lujurioso, lo de mala persona..., no sé, me cuida mucho y siempre recibo un buen trato, para mí, es una buena persona."

Lilia sonrió dulcemente, ahora comprendía mejor a su amo, y la clase de persona que es. Bueno, si León estuviera escuchando, negaría la parte de ser buena persona, después de todo, León es una persona que solo busca su propio beneficio, y no dudara en hacer lo que sea necesario para lograrlo.

Eris se levantó del suelo, sacudió su ropa y miro a su madre, sintió cuando llego, solo estaba muy cansada para levantarse de inmediato.

-"¡¿Está listo el desayuno, Okaa-sama?!"

Hilda dejó de mirar a Lilia para ver a su hija, que le grito como si siguiera siendo una Ojou-sama, eso molesto a Hilda, ella quería que su hija fuera un poco más servicial, y que ayudara con los quehaceres de la casa.

-"¡Eris, tienes que ayudar para comer!"

-"eh, pero si estaba entrenado"

Hilda resopló de molestia, su hija parecía un niño abandonado con lo sucia que estaba.

-"¡No me interesa!, tienes que ayudar, ya no tienes sirvientas que hagan las cosas por ti..., ¡y ve a darte un baño!"

Eris deseaba quejarse en voz alta, pero solo pudo refunfuñar, respetaba mucho a su madre, que era la última persona de su familia que estaba viva, por eso no quería causarle tantos problemas. Claro que eso no evitaba que pusiera mala cara y pisara el suelo de rabia, no le gustaba lavar ropa y cepillar a los caballos, no era algo que la pequeña Ojou-sama quisiera hacer.

Lilia miraba desde el costado la discusión de madre e hija, ella no le importaba mucho el tema de la conversación, tenía más interés en Eris, y su color de ojos. Y al igual que Ágata, pensó que Eris era hija de León, sus ojos eran iguales.

¿Es su hija?, sus ojos son idénticos, aunque el resto lo saco de su madre, sus cejas afiladas y nariz respingada..., pensándolo bien, no, no lo es, su edad difiere mucho, Danna-sama debería tener 16 años máximo, y Eris unos 8, los cálculos no concuerdan, además no creo que Hilda se acostara con un niño pequeño.

Hilda dio un suspiro cansado, y dejo de amonestar a su hija, luego se dio cuenta de que Lilia la estaba mirando de forma extraña, ella no sabía por qué que, pero algo le decía que Lilia estaba pensado cosas malas de ella.

-"Porque creó que estás pensado algo muy malo de mí." Dijo Hilda, con voz irritada.

-"Solo pensaba que tu hija es muy hermosas, y son muy parecidas." Respondió Lilia sin inmutarse.

-"¡No puedo negar eso!, en el futuro será una mujer hermosa." Dijo Hilda de muy buen humor, olvidado su anterior molestia.

Mientras Hilda y Lilia conversaban, Eris se acercó a León y se acostó a su lado, no emitió ni un solo ruido y se quedó tranquila, algo raro pensado que Eris era una chica con mucha energía, y le gustaba gritar y correr por todos lados.

Ahora, ¿por qué adopto una actitud tan sumisa?, es debido a que una vez Eris intento molesta a León mientras dormía, y Eris no es de las personas que te despierta con suavidad, es de las que te grita y se lanza sobre ti.

León despertó muy enojado, la agarro del cuello y la llevo al patio, congelando todo su cuerpo hasta el cuello, y la dejo así durante medio día, hasta que el hielo se derritiera por el sol. No le importo todo lo que lloro o que Hilda pidiera que la perdonara, León la dejo en el hielo.

León pensó que era un castigo suave.

Desde ese día, Eris juro nunca molestar a León mientras dormía, ella no quería terminar congelada en hielo otra vez, y mucho menos ver a su madre llorando y pidiendo perdón por ella.

Hilda que seguía en una conversación con Lilia, recordó a o que venía y se acercó a León, sus delicadas manos le tocaron las mejillas para despertarlo.

-"León-sama, el desayuno está servido"

León medio dormido pudo sentir la suavidad y el calor de la piel de Hilda. Sus ojos se abrieron, y comenzó a estirarse, su camisa se subió un poco, mostrando sus perfectos abdominales, Hilda se sonrojó y comenzó a babear, recordando todas las cosas pervertidas que hacen durante la noche.

Lilia no era menos, y se mordió el labio, su nuevo señor era un semental, y eso la ponía cachonda, lástima que estuviera embarazada y no quería lastimar a su hijo.

Y Eris, no pensó nada, solo quería ir a comer y luego bañarse para sacarse la suciedad, aunque el proceso debería ser al revés.

-"Solo una dia para despertar, no está mal." Dijo León, mientras miraba de arriba abajo a Lilia.

-"¿¡Que, solo llevo dormí durante un día?!"

-"¿Lo dices por tu cuerpo?"- Lilia asintió con la boca abierta -"Es que soy gran médico, y sanar tu cuerpo no es gran problema, y muchos menos recuperar tu estado anterior, y no es necesario agradecer, lo hice porque prefiero tener una mujer hermosa a mi lado, a una mujer que parece no haberse bañado en años."

Lilia ignoro las últimas palabras de León, no le interesaba eso, solo le importaba el tiempo que estuvo durmiendo y lo buen médico que era León.

Dana-sama es increíble, no solo parece fuerte, también es un médico genio, que suerte tengo al poder encontrarme con él, espero pueda enseñarme sus técnicas, así puedo ayudarlo en el futuro.

Los ojos de Lilia brillaban llenos de admiración, y con cada cosa nueva que conocía de su amo, más juraba su lealtad, para ella, León era una existencia única y muy misteriosa, Lilia quería conocerlo más y grabar todo en su mente.

Así, para cuando su hija naciera, ella tendría una gran cantidad de historia que contarle, y mostrar lo increíble que era su nuevo amo.

-"Gracias Danna-sama, muchas gracias por todo, juro que mi futuro hijo y yo, seremos sus leales sirvientes." Dijo Lilia con una reverencia en 90 grados, y con una voz llena de admiración, como una fanática de k-pop.

-"Eso espero, ahora..., vamos a comer, pero antes..." Leon pesco a Eris del cuello como un gatito, y lanzo magia de agua, y magia de secado para lavar a Eris.

Eris tenía los ojos llorosos, pero no dijo nada, solo se acercó a su madre para que le arreglara el cabello.

León solo sonrió, él conocía los pensamientos de Eris, y no quería tener a alguien que apesta a su lado mientras tomaba su desayuno. Luego se acercó a Lilia y le agarro el trasero, Lilia se sorprendió al inicio, pero rápido se calmó y le dio una mirada coqueta, León era su amo y podía hacer lo que quiera con ella.

Salto de Tiempo - Cambio escenario

Un mes después de que León adquiera su nueva sirvienta, decidió emprender un viaje de diversión hacia el continente demoniaco, para ser más específico le pueblo de Rikaris. Sin ningún acompañante, ya que el viaje solo iba a durar una semana o quizás días, todo dependía de que si encontraba algo divertido.

León caminaba con tranquilidad, mientras observaba a su alrededor.

El pueblo era bullicioso, mucho puesto de comida ambulante y gente de todas las razas, incluso había un hombre con cara de caballo.

Y claro esta, no podían faltar las mujeres hermosas, incluso había una chica con tres pechos, León se quedó mirándola un rato, estaba muy curiosos por ese fenómeno, la chica noto esto y le guiño un ojo, ella pensó que León era muy guapo.

Luego León sacudió la cabeza, perdiendo el interese en la chica de tres tetas y siguió avanzado, mirando todas las cosa que vendían, bastones mágicos, armaduras, armas, esclavos.

Aunque nada llamo su atención, y siguió avanzado hasta que llego a las puertas de un gran castillo de oro negro, su color lo hacía parecer muy demoniaco, incluso el gran agujero que estaba en la torre le daba un toque artístico, haciendo que luzca como el castillo de un rey demonio.

Y lo era, aquí residía rey demonio inmortal Atofe.

Si León lo sabía o no, no lo sabía, solo fue coincidencia, y que buena coincidencia, León se saboreó los labios, estaba intrigado y curioso, el coño de una chica demonio era un nuevo menú en su plato, y nunca lo había probado, aunque si saboreo el coño de un ángel, de kayle, podría ser considerado uno gracias a sus alas.

Las puertas dobles eran custodiadas por dos guardias.

Esos guardias deberían ser inmortales, si no me equivoco Atofe hizo un contrato con ello, y trabajaran hasta la muerte, y al ser inmortales, ufff, trabajar una eternidad no está en mis huesos, no podría, lo único bueno es que pueden descansar cada 10 años, suspiro, les daré paz y les traeré muerte, seguro me lo agradecerán.

León se acercó a los guardias, era hora de poner a prueba su inmortalidad.

-"Alto ahi, presentese y diga su motivo de visita." Dijo uno de los guardias mientras apuntaba con su lanza, para intimidar a León.

-"Vengo a ver su reina" Respondio con calma.

-"Atofe-sama no esta, vuelve otro día o consigue una cita" Dijo el otro guardia, un poco más respetuoso.

-"Sé que esta adentro, puedo sentirlo, que tal si vas y le dices que su nuevo amo viene por ella"

-"¡Si deseas...!"

El guardia quería gritar y despedir a León, pero fue interrumpido por un viejo de cabello canoso, León lo reconoció, era Moore.

-"¡Esperen!, cuál es su nombre, viajero." Dijo Moore, con un tono servil y suave, un gran contraste con su aura violenta, y su cara de guerrero que lucho miles de batallas.

León enarcó una ceja, no le agradaba Moore, le parecía un viejo manipulador y poco fiable.

Así que decidió burlase un poco.

-"Si me llevas con tu amo, los liberaré de su contrato y de su inmortalidad, ¿no desean ser libres?, no desean volver a casa y ver a su familia, ver sus hijos crecer, además piénselo, acaso creen que su esposa está sola en estos momentos, ¡no!, lo más probable es que esté cogiendo con otro, o creen que los van a esperar, pff, claro que no, eso solo pasa en los cuentos de hada."

Las lanzas sujetadas por los guardias crujían, debido a la furia que estos tenían.

Las palabras de León eran ciertas, y les dolían, sabían que no podrían ver a sus hijos crecer, y sobre todo, sabían que su esposa ya estaba cogiendo con otro, pero decidieron no pensarlo, lástima que León lo menciono y se los recordó.

Incluso Mooro rechinaba los dientes, recordando su pasado y su antigua esposa.

Moore era un soldado recién contratado de Atofe, y no pudo volver, y no pudo avisar a su familia sobre su condición, así que cuando pasaron los 10 años, no dudo en correr hacia su antiguo pueblo y buscar a su esposa.

Lo que no esperaba es que encontrara a su esposa follando, con otros tres sujetos.

Luego de ver esa escena impactante, se retiró indignado y amargado, quería vengarse, y decidió preguntar en el pueblo sobre su esposa, solo para descubrir que todo era su culpa.

Su esposa era la prostituta del pueblo, todo era debido a que no tenía dinero, culpa del Moore que se fue y la abandono con sus dos hijos.

Eso devastó a Moore, y nunca más volvió, era un recuerdo antiguo y doloroso, que intentaba olvidar, lástima que León le jodiera el día.

-"Nadie puede deshacer nuestro trato joven..., pero si tanto deseas ver a Atofe-sama, te llevaré con ellas." Dijo Moore, intentando controlar su rabia, ya tendría la oportunidad de vengarse, solo debía esperar que Atofe lo venciera y lo vuelva su esclavo.

Mooro guio a León dentro del palacio, el lugar era bastante estrecho y una fila de hombres no mejoraba la situacion. El lugar apestaba debido al sudor y quien sabe, seguro hace mucho no limpian el castillo, se podían ver algunas telarañas por el lugar.

León pensaba que era una sala del trono bastante mediocre.

-"Cuando vendra Atofe."

-"Ya viene." Dijo Mooro, sin mencionar su falta de etiqueta al pronunciar el nombre de su amo, Moore quería que León diera una mala impresión, y que Atofe le diera una paliza.

León rodó los ojos, y respondió con tono burlón:

-"Si, claro."

Pasaron algunos minutos y Atofe no aparecía, León sabia que pasaría algo así, por eso, saco una silla para esperar, también agarro un emparedado de su inventario y empezó a comérselo, aunque antes tuvo que desinfectar el lugar, porque apestaba y él quería disfrutar de su comida.

Los guardias estaban atónitos, nunca antes conocieron a alguien tan relajado, que incluso se puso a merendar frente a ellos. Por lo general los visitantes eran más..., sumisos o muy expresivos.

Algunos se ponían tensos y no se movían del lugar, algunos incluso esperaban arrodillados, aunque otros eran más audaces, ya que venían a conseguir el título de héroe al vencer a Atofe, pero nadie, absolutamente nadie se ponía a comer y a descansar como si fuera su casa.

Luego de otros 10 minutos, León se levantó y guardo la silla, se dio medio vuelta y la vio.

Un gran cuerno en su cabeza, piel oscura azulada y pelo blanco, tenía puesto una armadura negra con algunos adornos desgastado, además de varias cicatrices de guerra, demostrando que ha luchado en cientos de batalla.

En su cintura una enorme espada, parecía demasiado pesada para sus finas manos. Y lo más característico de ella, era su aura de batalla, era una aura violenta y con una gran deseo de sangre.

Claro que a León no le importaba nada de eso, él estaba mirando su pecho, e imaginado como se ve detrás de esa armadura, y mientras pasaba y se dirigía al trono, le miro el trasero, se veía firme y gordo, y sus alas de murciélago le daban cierto encanto.

Atofe se dio vuelta y puso su espada contra el suelo, con su mano refresco su pelo para que pareciera que volara y se presentó.

-"Esta soy yo, rey demonio inmortal Atoferatofe Raibaku."

León saboreó sus labios, sus manos jugaban, su mirada estaba llena de lujuria. Jugar con la chica demonio era muy novedosos y algo que nunca ha probado, y como todo hombre cachondo, no puede no probar un nuevo tipo de coño.

Atofe pudo sentir algo extraño con León, su mirada era rara, y no recordaba donde la había visto.

Y no tiene la culpa, nadie miraba con lujuria a Atofe, por miedo a morir, el único que hizo eso fue su ya muerto esposo, y el único que logro ganarle. Quizás por eso contrajo matrimonio, siendo una chica cabeza de músculo, solo aprobaría un hombre más fuerte que ella.

-"Ya que te presentaste, es justo que yo lo haga, soy León, León Ouroboros."

Y así comienza el encuentro entre un rey demonio inmortal, y un rey demonio de la lujuria.

Fuerza bruta vs lujuria absoluta.

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