El tiempo era absoluto y soberano sobre la mayoría de las cosas. Como una cascada, continuo y de impacto feroz; habían pasado dos años y el verano florecía.
Federick tenía 7 años, ya era un joven desarrollado, con una altura considerable y con facciones únicas e inocentes. con una actitud para nada frivola y en cambio, accesible.
Había sido criado en un gran establecimiento y con una reputación creciente en forma ascendente desde su nacimiento. Aunque la mayor parte del tiempo la pasaba en soledad, sin contar el tiempo compartido con sus familiares directos, había creado un renombre positivo en su círculo cercano, al no mantener una personalidad inaccesible, más allá de su inocencia como niño.
Esto era común, después de todo había sido un adulto en su vida pasada y sabía socializar efectivamente. También reconocía el valor de un renombre.
Había profundizado su relación con su madre, Perla, al está ostentar una personalidad agradable gentil y amorosa.
También le gustaba observar la mirada orgullosa de su abuelo aún si su palabra no fuera no acorde a ella; Junto a él conoció a variados miembros de su familia numerosa, con los cuales mantenía un contacto ligero.
Pero en el otro extremo se encontraba la relación con su Padre; Después de todo, su única información de él es que tenía uno y que de hecho vivía.
Federick se encontraba disfrutando la sombra de un árbol, bajo este caluroso verano, mientras comía semillas y observaba tanto el cielo como el constante movimiento del pasto. Básicamente se encontraba sin hacer nada, en su tiempo libre; ya que ostentar el título como heredero lo sumía en extensas obligaciones, siendo una de ellas la preparación basada en el estudio.
Hasta que observó como su madre se acercaba a él. Rápidamente se paró de su posición, alisando su ropa, con una sonrisa le dio la bienvenida.
"Madre, ¿qué haces aquí? ¿Quieres semillas? Especiales para disfrutar bajo el calor del día de hoy". Ofreció Federick con una sonrisa.
Pero recibió una mirada de desaprobación de parte de Perla; Quién rápidamente le alisó la ropa y arregló el cabello, con sus máximos esfuerzos.
"Tu Padre te busca, Hijo mío. No hay tiempo para que te arregles. Te espera en la entrada del establecimiento, vé rápido". Expresó Perla atentamente y con apuro.
Esto tomó verdaderamente por sorpresa a Federick. Si existieran los cigarrillos en este mundo, ya sabría cuál sería su frase más concurrente... Aunque sí existía la leche, de hecho.
"¿Quién? ¿Mí Padre?" Dijo Federick con extrema duda.
Ante la demostración de un bajo nivel en habilidades sociales, Perla comprendió su situación. Incluso lo comprendería si no recordaba su nombre.
Y así, como si fuera una obra satirica, Perla dijo: "Se llama Amagatzu. Ahora vé". Mientras le daba palmadas en el hombro y lo apuraba.
Federick se dirigió rápidamente pero sin correr ni sudar al lugar de la reunión. Cuando llegó allí, vio a un hombre alto, con un extenso pelo recogido en una cola y una barba desaliñada.
A su alrededor de reunía un aura imponente y de opresión natural; Como si no perteneciera al mundo. Sus ojos eran como puñales, tanto en su filo como efecto al impactar.
"Buenas tardes, Honorable Padre. Disculpa, ¿cómo te llamas?". Fueron las primeras palabras de Federick a su Padre, sin inmutarse ni cambiar de expresión.
El mismo fenómeno sucedió sobre el hombre, quién no recibió onda alguna en su expresión inmutable.
"Querido hijo, me llamó Amagatzu, ¿y tú?". Dijo el reconocido como Amagatzu.
"Sólo bromeó, después de todo te he invitado, debo mantener ese mínimo de cortesía, Federico".
Está vez, Federick ya no pudo mantener su expresión petrificada, dirigiendole una mirada extraña, preguntándose si tenía alguna deficiencia cognitiva heredable... Por suerte no era pelado.
"Me llamó Federick".
"..."
...
Las inmediaciones de Federick habían cambiado. Después de todo estaban a miles de millas sobre el suelo; al punto que causaría asfixia en cualquiera, más el dispositivo especial en el cual viajaban impedía ello. Este era un pequeño barco, más asemejante a una canoa, el cual estaba hecho de un material transparente.
'Sistema, dime, ¿qué es este extraño artefacto'. Pensó Federick dudoso pero fascinado.
[Barco espiritual: Un dispositivo de transporte grandioso, con una capacidad inimaginable a su máxima capacidad. Hecho por materiales de origen desconocido, puede viajar a velocidades variadas dependiendo del barquero.
Mantiene una consciencia separada e independiente, y tiene un extraño fetiche con que Amagatzu se siente en él]
Ante está información, Federick inmediatamente se paró y se dirigió a dónde estaba su Padre, parado igualmente.
"Padre, este artefacto es increíble. ¿Es un dispositivo alquímico mágico? He estado leyendo bastantes registros del pasado, y a mí parecer, podría ser invención de una época pasada".
Amagatzu observó a su hijo parlotear sin parar. Juraría que ni un rayo celestial lo pararía.
"¿Por qué te fijas en aspectos innecesarios? El cielo e infinidad de terrenos se encuentran frente a tus ojos, ¿por qué no te fascinas en ello?". Preguntó con una ligera sonrisa.
"Bien, ese era uno de mis siguientes puntos. El día de hoy, las nubes son blanquecinas, el sol amarillo, el pasto verde... Si nos estrellamos, agregaremos un rojo pintoresco". Dijo Federick mientras le dirigía una mirada de preocupación a su Padre.
Y ahí empezó de nuevo, a parlotear. Amagatzu sin remedio, decidió sellar el ruido exterior, disfrutando el calmo silencio.
Finalmente, cuando observó que Federick no volvía a abrir la boca, deshizo el encantamiento. Aunque eran acciones graciosas e irrazonables, no era un payaso; No era estupido y con sus profundos conocimientos, sabía que el estado de ánimo de Federick no era el adecuado.
"Bien, hijo: En está existencia caótica todos mantienen su cierto margen de secretos, pero tampoco debes actuar de forma tan poco filial frente a tu Padre". Dijo Amagatzu con un leve suspiro.
Estás palabras rápidamente endurecieron la expresión y la piel de Federick.
"No sé de que hablas, no eres mí Padre... Digo de que secretos". Federick dijo comicamente intentando aligerar el ambiente.
Ante esto, sólo recibió una mirada de escrutinio.
"Aunque no mantengo una presencia concurrente en tu vida, aún conozco mucho de ti, Hijo mío. No tienes compañeros y con los únicos que te contactas, son el círculo cercano a las instalaciones Battlemman. Las criadas y siervos se dirigen a ti con respeto, tu Madre con amor y el humor de tu Abuelo es decir "Que vuelvan los milicos"... Así qué, ¿de dónde provendría tu sentido del humor?".
"Bien, al igual como mantengo secretos, tú igualmente tienes el derecho. Como que este barco no pertenece ni a esta época ni a este mundo". Dijo Amagatzu sin sudar una gota.
Este monólogo repentino, le puso los pelos en punta. Le recordaba a un clásico jaque mate en un juego de ajedrez; No se le ocurría ni había retórica alguna para derrocar al rey contrario.
Lentamente Federick desecho su sonrisa preocupada, para realizar un cambio por completo de expresión.
"Mhm, leí sobre esto. Por la edad te vuelves senil, tanto físico como mental; Estás sufriendo locura senil, viejo". Respondió Federick abatido.
...
"Espera, ¡¿acabas de decir otro mundo!? ¡¿Qué significa eso!?" De repente, los pensamientos caóticos de Federick hicieron click.
"Mhm, haz silencio. Observa la montaña frente nuestro". Dijo Amagatzu ignorandolo.
Federick inmediatamente quedó sorprendido. No sé había dado cuenta el momento que bajaron de altitud y aparecieron frente a una imponente montaña.
"Este mundo sigue un sistema de poder poco desarrollado. Como una zanahoria grande pero sin hoja alguna; El conejo queda insatisfecho".
"Observé, la montaña frente a ti es resistente, longeva y mantiene una fuerza tiranica. Características que comparten los perseguidores del Tao... Ortodoxia que te enseñaré; La cual han recorrido infinidades de Héroes, sabios y emperadores".
Federick escuchaba atentamente las palabras de su Padre. Ya que su porte no era ordinario...
"El Tao significa camino" Decía Amagatzu mientras desenvainaba una espada.
"Como la hoja y la empuñadura de una espada, surge de la empuñadura y prosigue el camino por la hoja".
"En la extensa existencia, existen infinidad de caminos. Recorrer la espada es uno propio". Dijo mientras hacía movimientos leves con la suya.
"Destruir". Dijo Amagatzu mientras su hoja dejaba imágenes secundarias en un lento mover de la vaina.
Inmediatamente surgió una respiración terrible y atronadora, que silenció al mundo; Acompañada a ella, surgió un agujero desalentador en el frente de la montaña.
"Crear". Mencionó en un susurro.
Cómo por arte de magia, extrañas sustancias con forma de espada recorrieron el agujero en la montaña y la reconstruyeron a su imagen original.
"Dividir". Dijo con una intención palpable.
De repente, con vibraciones que se extendieron a miles de millas, un corte de extremo a extremo apareció en la montaña, que se dividió en dos.
"Existen infinidad de expresiones de estos caminos, que uno debe explorarlos y concluir". Dijo Amagatzu mientras miraba fijamente a Federick.
"Pero hay un patrón que se repite en está infinidad de posibilidades: El esfuerzo".
Federick miraba asombrado todas estas expresiones, pero no exageradamente; Ya no estaba actuando frente a su Padre.
"Algunos dicen que la intención de la espada se basa en comprender a está, como una extremidad".
"Otros que la Espada es Uno, y Uno es la Espada".
"También que el mundo está compuesto por la Espada, todo está compuesto por "Ella". Siguiendo fervientemente su camino". Amagatzu mencionó en un suspiro.
"Todas estas son máximas del Tao, el camino único que persigue cada ser viviente". Dijo anhelante.
"La Espada para el Tao, el Tao para la Espada". Finalizó Amagatzu.
De repente Federick recibió un papiro envuelto, de él. El papiro en sí parecía hecho por la piel de algún animal, y de punta a punta estaba coaccionado por un mineral verdoso.
"Léelo y comprende. Cuando lo hagas, será nuestra próxima reunión".
"Ahora vuelve".
Repentinamente, como cayendo en un sueño, Federick ya no se encontraba sobre el barco volador, sino en un sillón dentro de su habitación. En sus manos se encontraba el papiro y sobre sus muslos unos elementos y una carta.
Rápidamente fue a su baño y vomitó al contenido de su corazón...
Recursos mágicos como las piedras de poder, me ayudarían a proseguir mí Tao de escritor.
¡Gracias!