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WINCHESTER

su pasado es misterioso, sus orígenes varían demasiado; pero todos tienen por seguro que es una de las cazarrecompensas mas peligrosas de todo el viejo oeste. vistiendo de negro de pies a cabeza con la excepción de un pañuelo azul que cubre su cuello y hace juego con sus fríos ojos azules, su nombre también es desconocido; pero posee un apodo que aleja aun al mas valiente, ella es: Winchester la cazarrecompensas

crazor_productions · Fantasy
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12 Chs

CAPITULO 7: NOCHE DE PASIÓN Y DE VENGANZA

Buscando la escopeta, Ana retornó a la taberna solo para oír algo que le hizo olvidar a Winchester por un minuto: un hombre de tosco aspecto llamado Juan Serrano se encontraba, al lado de otros milicianos, bebiendo whisky y fumando algunos cigarrillos. Las palabras, o mejor dicho las fanfarronerías, de Juan llamaron la atención de Ana quien escuchó en un tenso silencio como aquel sujeto se pavoneaba de haber destruido la moral de Santiago.

- Como les digo muchachos- reía Juan tomando su vaso de whisky- convertí a ese malnacido en mi puta personal, incluso llegó a ofrecerse ante mí después de que lo azotáramos, tal parece que le terminó gustando la sierra de Juan Serrano

Tras decir eso largo una risa demasiado fuerte que enfureció a Ana, acomodándose cerca de donde estaba dicha mesa y ocultándose detrás da la pared que dividía el sector de la barra del de póker, escuchó toda su confesión.

- No lo sé Juan- le respondió otro de sus hombres, un sujeto de cabello castaño claro corto y arreglado con unos ojos azules- eso de hacérselo a un hombre… me parece raro

- Al enemigo hay que destruirlo sea como sea- se defendió Juan ruborizándose al oír eso- ya saben el dicho chicos: en el amor y en la guerra todo lo vale

- Me preguntó si lo que hiciste fue un acto de amor en lugar de uno de guerra- rió otro de los que allí estaba, un hombre robusto con una camisa blanca y un parche en su ojo derecho

- ¡Jodanse!- exclamó Juan molesto solo provocando más risas por parte de sus compañeros de bebidas que jugaban al póker con él- ¡No soy un rarito, pensé en una chica durante todo el proceso!

- Juan, del tiempo que hemos llevado en este pueblo jamás te hemos visto con ninguna chica, ni siquiera Ana sabe de qué tamaño tienes el pito- se rió el de cabellos castaños

- Es que deseo casarme con la mujer de mis sueños- se defendió Juan sintiéndose mas molesto que antes- no deseo hacerlo con cualquier chica sino con la que me guste

- Parece que ese rebelde de Santiago era la chica de tus sueños- estalló en carcajadas el hombre del parche en el ojo

- ¡Váyanse a la mierda!- farfulló Juan continuando con su juego sin decir una sola palabra mas

Ana se levantó de la silla y fue a su habitación a buscar la escopeta, sin embargo el problema con la banda de Frank Tuller ya había terminado.

Winchester seguía siendo aplaudida por los residentes cuando el alguacil llego a la escena, siendo un hombre mayor de cabello canoso con un grueso bigote blanco, miro a Winchester con sus ojos castaños. Emanando una sonrisa dijo

- Felicitaciones jovencita, al parecer acabaste tu sola con una banda peligrosa de asaltantes, he de admitir que no es algo que se vea a menudo

- Me fastidiaron- le respondió Winchester molesta- por eso los masacré

- Eso puede verse- señaló el alguacil- sin embargo me haría un gran favor si usted me dejase hacer mi trabajo la próxima vez

- Lo tomare en cuenta- sonrió Winchester alejándose del alguacil- nos vemos después

- ¿Cuál es su nombre jovencita?- le preguntó aquel alguacil y Winchester se dio vuelta respondiéndole

- Shirley, Shirley Winchester, soy la sobrina de Ana- continuó camino hacia la taberna mientras aquel Alguacil la miraba con atención. Algo había en esa mujer que no le gustaba para nada, como el hecho de que ella pudiese matar a tres expertos forajidos sin problema alguno para empezar.

Lo escuchó toda la tarde. Aunque prefería callar después de que le señalasen lo obvio, Juan continuaba vanagloriándose de haber profanado a su amado Santiago y todo le daba a entender que a él no le gustaban las mujeres sino los hombres, solo que esa rata no lo admitía. Winchester entró a su pieza y, viendo hacia abajo, le contó:

- El sujeto que no para de hablar con los otros fue uno de los que iba a matar a tu chico, está tan ebrio que no me reconoció

- O quizás no te notó debido a que ahora te vistes como una mujer… o por lo menos te esforzaste en parecer una- la confrontó Ana

- Admite haber sido quien violó a tu chico- le contó Winchester y Ana, molesta, le respondió

- ¡Si, ya lo oí…! Estoy tan furiosa en este momento que desearía matarlo por lo que le hizo a Santiago

- Matarlo no arreglara nada- sentenció Winchester sentándose cerca de Ana- si realmente deseas dañarlo en su orgullo, en su propia vanidad, debemos darle un golpe similar al que él le hizo a tu novio

- ¿De qué hablas, Winchester?- le preguntó Ana sorprendida

- El sexo posee diversos usos, puede ser un acto de diversión, una necesidad de supervivencia de la especie o en algunos casos… una demostración de poder sobre otros- le explicó Winchester con un tono académico, como si fuese una maestra dando una lección antes que una cazar recompensas peligrosa- Juan no parece interesado en las mujeres; pero ni bien tuvo a tu novio bajo su control, abusó de él para demostrar su poder sobre aquel muchacho. Eso fue lo que lo excitó en un primer momento: el someterlo, penetrar su trasero como si fuese...

- ¡Ya basta!- rugió Ana roja de ira y con sus ojos saliéndose de sus cuencas- te entendí a la perfección con lo de usar el sexo como señal de poder, no es necesario que me describas lo que pudo haberle hecho a Santiago sino como vengarme de esa atrocidad

- Del mismo modo que ese tipo dañó a tu novio- le contestó Winchester esbozando una tétrica sonrisa- tienes que violar al hombre que violó a tu amigo

Ana estaba sorprendida y callada debido al asombro, no tardó en largar una risa histérica, debido a lo que había oído.

- Lo dije en serio- se quejó Winchester cruzándose de brazos

- Winchester… una mujer no puede… abusar de… un hombre- rió Ana sujetándose la frente debido a la idea- ese cabrón… lo disfrutaría

- ¿En serio?- preguntó Winchester sonriendo- porque yo no lo creo. Piensa Ana, si él disfruta más de la compañía masculina que femenina, entonces para ese infeliz nuestra presencia sería más como una agresión antes que un alivio

- ¿Y como… como piensas hacer que él venga a donde estamos nosotras por cuenta propia?- le preguntó Ana riendo

- Déjame eso a mí- le respondió Winchester sonriendo

La cantina estaba por cerrar, se encontraba muy borracho y dolido por la herida que tenía en su hombro. Levantándose de su asiento, Juan, se tambaleó un poco solo para caer al suelo, dando unas fuertes risas ebrias, se levantó del suelo. Tras incorporarse, vio delante suyo a la mujer que le disparó el día anterior. Sujetando su rifle, aquella mujer, lo golpeó con fuerza en la cabeza usando el mango de su arma obligándolo a caer nuevamente. Con fuerza alzó sobre sus hombros a Juan y lo llevó al cuarto de Ana, al entrar lo puso sobre la cama y Ana ató sus manos a la cabeza de la cama. Juan recobró la conciencia viéndose atado en aquella cama

- ¡¿Qué… qué ocurre aquí?!- preguntó Juan sintiéndose demasiado asustado

- Hola Juan- lo saludó Ana con un tono de claro enojo- oí todo lo que decías sobre lo que le hiciste a mi amado Santiago; pero lo que no sabes es que fui yo quien lo encontró en el desierto, desnudo, con su espalda roja y su trasero inflamado a causa de lo que le hiciste ¡Era un gran hombre que tenia las agallas para enfrentar a mierdas como ustedes!... Y ahora, por tu culpa, es un pobre niño que llora por su mamá ¡Lo degradaste a un pobre diablo, debería matarte por ello!

Largando una sorpresiva risa maliciosa, Ana, añadió:

- Sin embargo mi amiga Winchester me sugirió algo mejor para devolverte el daño

- ¡¿De que hablas?!- le preguntó Juan asustado ante las insinuaciones de Ana que se acrecentaron al ver que ella se masajeaba sus pechos delante suyo. Quitándose la ropa continuó masajeándose los senos delante de él, obligándolo a gritar- ¡¿Qué estás haciendo?!

- ¿No te excita esto, Juan?- preguntó Ana con un tono provocador- no, no te excita porque para ti es lo mismo que ver las ubres de una vaca, lo que significa que no te soy atractiva y eso es perfecto

Quitándose la ropa interior, Ana, se puso sobre Juan, quien se veía aterrado ante lo que estaba por ocurrir. Esbozando una tétrica sonrisa, Ana, le susurró al oído:

- Porque pienso violarte. Por fortuna para mí y desgracia para ti, me encuentro en mis días seguros, de modo que no solo te haré un hombre a la fuerza sino que también me aseguraré de convertirte en mi puta personal. Ahora relájate y disfrútalo marica de mierda

Tras terminar con él, Juan se veía perdido y con emociones contrariadas, Ana sonriendo, le dijo:

- No te nos duermas todavía amigo, porque aun no hemos acabado. Mi amiga Winchester también tiene deseos de probarte

Apareciendo en las sombras de la noche, un cuerpo desnudo y musculoso se posó sobre Juan. Los ojos azules de Winchester lo miraron con lujuria y una sonrisa libidinosa se dibujo en sus labios, mientras le susurraba al oído:

- No sé con exactitud si es o no mi día seguro, sin embargo no he estado con un hombre en meses por lo que pienso divertirme contigo durante el resto de mi estadía. Ahora no chilles puta que tengo deseos de satisfacerme un poco ¿Quién sabe? Quizás te dé la dicha de ser padre de un hijo que no sea rarito como tú. Un hijo que tendrás que criar solo a menos que desees que te digan homosexual en el pueblo

Sin añadir nada mas Winchester procedió a violarlo de una forma tan cruda que la misma Ana tuvo que desviar la mirada durante un minuto, aunque en su interior disfrutaba el ver como se hacía justicia por lo ocurrido con su amado. Algo que también notó, aparte de los fuertes golpes que Winchester le proporcionaba durante la violación a Juan, fue la marca de azotes que tenía en su espalda. Debían de ser cuatro o cinco; pero eran demasiado marcados, como si alguien la hubiese golpeado con saña en un momento dado de su vida. No deseó preguntarle nada sobre eso e intentó olvidar aquel detalle lo más pronto posible, ya tenía demasiados problemas en su vida como para angustiarse con el triste pasado de una lunática a la que apenas conocía.

Durante el tiempo que duraría la misión de Winchester en San Dominguez, Juan sería su esclavo sexual para aliviar las tensiones que tendría a lo largo de su aventura.