Quentin asintió.
—Sí. ¡Donde hay presión, hay resistencia!
Nora empujó la puerta y entró.
Los dos la miraron al unísono.
Quentin se sorprendió y sonrió torpemente.
—N-Nora, no habrás escuchado a escondidas lo que estábamos diciendo antes, ¿verdad?
Nora dio un paso adelante.
—No.
Una palabra alivió a los dos. Entonces, la mujer dijo despreocupadamente: —Sí, lo he oído abiertamente.
—...
La habitación permaneció en silencio durante un momento. Entonces, Nora sacó la bolsa de muestras de su bolsillo y se la entregó a Lily.
Lily: —...
Lily miró la bolsa y se estremeció.
Acababa de decirle a Quentin que no podía soportar más humillaciones. Por su cara, tuvo que resistir simbólicamente.
Miró a Nora y le dijo: —¡Jefe, es usted demasiado!
Nora levantó las cejas.
Lily dijo enérgicamente: —Sólo me das una bolsa. ¿Con qué la comparo?
Quentin: —??
Nora levantó las cejas.
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