Nora sabía que si se divulgaba la noticia de que Justin era pobre, seguro que habría gente que le daría un golpe aprovechando su peor momento. Sin embargo, no esperaba que esas pequeñas figuras fueran tan astutas.
¿Un pequeño mayordomo a cargo de la caldera y la cocina de los Hunt se atrevió a hablarle así a su amo? ¡Estaba realmente cansado de vivir!
Nora bajó la mirada. Hacía frío en casa, pero sólo podía encender el aire acondicionado. Sin embargo, no gozaba de buena salud. Por ello, en su casa tenía que haber un calentador en invierno.
Además, no le gustaba abrigarse. Era incómodo moverse así, especialmente cuando trabajaba en el laboratorio. Llevar una camisa demasiado gruesa afectaría a su trabajo.
Por eso, se adelantó y preguntó: —¿Qué le pasa al calentador?
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