Cama

Los ojos de la Reina se abrieron de par en par y miró a Nora con incredulidad.

Miró fijamente a Nora. 

—Tú, tú, tú...

—Soy Gato Negro —dijo Nora directamente, preocupada por si la Reina aún no se había dado cuenta de su identidad, así como para evitar causar más malentendidos.

—... ¡Estás de pie justo delante de mí! ¿Por supuesto que me he dado cuenta! —La Reina respondió.

—Oh. Tenía miedo de que lo malinterpretaras y pensaras que la había secuestrado.

La respuesta de Nora hizo que los ojos de la Reina parpadearan. Para ser sincera, cuando vio por primera vez que Nora tenía en sus manos el móvil de Gato Negro, ese había sido efectivamente su primer pensamiento.

Sin embargo, nunca lo admitiría, así que levantó la barbilla, resopló y dijo: —¡No soy tan estúpida!

—...