Había pasado una semana desde que Viggo venció al minotauro. En ese periodo de tiempo, Viggo también venció a los ciclopes de la isla volcánica de Nisyros y la isla de Andros. Ambos ciclopes fueron fáciles de vencer, ya que carecían de la furia animal del minotauro. Al mismo tiempo, Viggo quedo conforme con el progreso del hacha, ya que esta poco a poco parecía más un arma rúnica hecha por su padre. Ahora el filo de la hoja se veía intimidante, mientras que había aparecido una larga franja dorada en la cabeza que separaba las runas del filo. El pincho en la parte posterior de la cabeza también se había vuelto dorado. ¿Quizás cómo era el arma en un principio? pero Viggo pensó que, si fue algo que hizo su padre, debe haber sido una de las mejore armas de Orario. Así como la maravillosa espada que le regalo en un principio. Ahora, volviendo a la espada, se preguntaba ¿Dónde estaría?
Adicional al sentimiento de logro de Viggo, Scheherezade quedó feliz con todo lo que recopilo. Ella le dijo a Viggo "me encantan las historias, y ahora tengo una propia que relatar". Sin embargo y al mismo tiempo, cada vez que Viggo lucho, se vio enfrentado a un aluvión de preguntas por parte de Scheherezade, para al final concluir diciéndole "Sería bueno que hablaras con Semiramis lo antes posible ¡no puedo tener una imagen clara de las criaturas!".
Por otro lado, habían partido desde la Isla de Andros, a unos cuantos kilómetros de las costas de Atenas, con dirección a la isla de Eubea, lugar de residencia de Semiramis y Scheherezade. Ellas iban con la intención de vender sus propiedades, incluyendo el barco, ya que una vez que ellos lleguen a isla de Lesbos, Viggo completara su tarea y "viajaran". Así que dejar cualquier propiedad en esta tierra era un desperdició de recursos. El plan era que una vez que vendan todas las propiedades, viajaran en un barco mercante a la isla de Lemnos y después a la isla de Lesbos.
Así que mientras surcaban el mar, Viggo permanecía en el camarote leyendo el libro de Runas que le dio Kiara. Al mismo tiempo, miraba a Sakura, quien estaba acostada a su lado con un rostro pálido. Gracias al accidente de su pierna, ella ha tenido fiebre durante todos estos días. Hoy es el primer día en que se calmó lo suficiente como para dormir a gusto sin las medicaciones de Scheherezade.
Viggo paso una hoja del libro, escucho el crujir de la madera mientras las olas chocaban con el casco del barco. Hoy el mar estaba agitado y mecía el barco con mucha más fuerza de lo habitual.
-Hola- dijo una suave voz, femenina y tierna
Viggo miró a su lado y vio a Sakura con los ojos abiertos y una expresión cansada -Hola- respondió -¿Cómo te sientes?-
-No tan mal-
-¿No tan mal?-
-No te podría decir que me siento bien-
Viggo dejo el libro a un lado y se acurruco a su lado. Ambos se miraron a los ojos, Viggo le acarició la mejilla y miró esos ojos de pupilas purpuras con una expresión de cansancio -tranquila- dijo -una vez que encontremos a Kiara muchas cosas se resolverán-
-Lo sé- respondió Sakura
Viggo hizo una pequeña sonrisa y le dio un pequeño beso en los labios de un color cereza pálido y noto que estaban resecos.
-Lo siento- respondió Sakura
-No te disculpes ¿De qué hablamos?-
-De que seríamos mejores-
-Así es- respondió Viggo con un susurro. Entonces él le dio un beso más profundo, el cual Sakura siguió de principio a fin. Después de besarse durante un par de minutos, Sakura se acostó en el pecho de Viggo y juntos miraron el techo.
-Viggo- susurro Sakura
-¿Sí?-
-Si yo, bueno, tú sabes, no me puedo mejorar…-
-No lo digas- susurro Viggo de vuelta manteniendo la calma y aplacando su enojo -incluso si Kiara no puede hacer nada, mi viejo podría hacer algo. Y si no, recurriremos a mi madre para que hable con alguno de sus amigos-
-Viggo siempre está seguro de poder resolver las cosas-
-No lo estoy, solo pasa que me concentro en mi objetivo. En estos momentos, mi objetivo es que te sanes, cualquier pensamiento que me aleje de eso es innecesario. Te lo prometo, no importa lo que pase, te sanaras-
Sakura paso su mejilla por el pecho de Viggo, cerro los ojos mientras sonreía -gracias- dijo aliviada
-De nada- respondió Viggo, miró a Sakura y le beso la frente -yo creo que estas un poco negativa porque te hace falta algo-
Sakura se ruborizo y abrió sus ojos -no puedo ahora- dijo nerviosa -Scheherezade dijo que cualquier esfuerzo físico está prohibido-
-Oh, pero no tienes que hacer nada por mi- respondió Viggo con un tono juguetón, se volteó para dejar la cabeza de Sakura sobre la cama y la beso.
-Viggo, en serio, no, puedo- trato de responder Sakura mientras Viggo la besaba. Sin embargo, Viggo la continúo besando y comenzó a deslizar su mano por la mejilla, después bajo acariciando el fino cuello hasta pasar por encima del camisón mientras acariciaba los senos.
Sakura apartó su boca y dijo con las mejillas ruborizadas -no me he bañado en días, por favor, no sigas-
Sin embargo, Viggo continúo bajando, pasando su mano por debajo de las frazadas que cubrían a Sakura y acariciando su cuerpo. Una vez que Viggo llego a la parte inferior del camisón, lo subió lo suficiente como para acariciarle el estómago. Al mismo tiempo, Sakura trataba de responder a los besos de Viggo, olvidándose así de todas las prohibiciones. Los simples besos se sentían intoxicantes y las caricias estimulantes. Viggo pasaba su mano con habilidad, acariciando el estómago, subiendo por los senos y comprobando el volumen. De repente, él pasaba sus dedos rosando los pezones de forma suave y estimulante. Al mismo tiempo, él podía sentir como ella se retorcía y contraía su cuerpo.
Después de un tiempo, Viggo siguió deslizando su mano hacia abajo, pasando por el estómago hasta llegar al monte de venus. Él podía oír los tiernos jadeos de Sakura mientras se besaban. Ella lo estaba disfrutando más de lo que debería, así que él se aventuró a llevar sus dedos a la vagina para acariciar con suavidad. Gracias a eso, Sakura tensó mucho más su cuerpo y soltó un gemido. Viggo la siguió estimulando mientras ella lo besaba con mayor voracidad. Pasado unos minutos, Viggo apartó su mano de la vagina y la saco desde debajo de las tapas. Entonces él se apartó de los labios de Sakura y le mostro los dedos húmedos con algo que era diferente de la orina.
Viggo sonrió con malicia y Sakura se ruborizo con todas sus fuerzas. Entonces él llevo sus dedos a su lengua para lamer la viscosidad, pero Sakura le tomo la mano.
-No- dijo ella -está sucio-
Viggo asintió y acercó su rostro para besarla. Sakura le respondió con un beso largo y apasionado. Después ellos separaron sus labios y se miraron a los ojos.
-¿Eres mía?- preguntó Viggo con una mirada embriagada por la lujuria. Sakura asintió algo avergonzada, pero feliz de ser deseada con tanta intensidad. Entonces Viggo acercó su mano una vez más y le dijo -entonces esto es mío-
Sakura vio como Viggo lamia de forma lujuriosa sus dedos con el jugo de su deseo. Ella se continuó sonrojando al punto de ponerse tan roja como un tomate, pero continuó mirando. Ella trago saliva, pensando que era una expresión tan inmoral que se sintió fascinada. Una vez que Viggo termino de lamer sus dedos, ella acercó su rostro y lo beso. Entonces Viggo bajo de nuevo su mano por debajo de las tapas y comenzó a estimular el clítoris. Sakura lo besaba con un deseo desenfrenado, incapaz de resistirse al placer. Viggo la continúo estimulando durante un largo rato hasta que, por fin, ella apretó sus muslos y soltó fluidos por su vagina que eran diferente de la orina. Sin embargo y pese a que ella había acabado, Viggo la continúo estimulando y besando al mismo tiempo. Sakura sintió perder su mente en pos del placer. Ella se abrazó a Viggo mientras sentía una oleada de placer tras otra al punto que se sintió mareada y su mente quedó en blanco. Lo único que ella sabía era que estaba abrazando a Viggo y que se sentía bien.
A los pocos minutos, Sakura se durmió y Viggo la cobijo en la cama. Después él fue a una esquina del camarote, donde tenían una gran tinaja con agua. Él saco agua y se lavó las manos. Al mismo tiempo, Ana entró a la habitación mientras dejaba la puerta abierta y dejaba entrar una fuerte corriente de viento. Ana cerró la puerta lo más rápido que pudó y miró a su hermana durmiendo en la cama con un hermoso rubor en sus mejillas. Ni siquiera parecía que ella estuviera enferma. Por otro lado, ella vio a Viggo lavándose las manos y con algo que abultaba bajo su túnica roja.
-¿Le diste, amor?- preguntó Ana
-La complací un poco- respondió Viggo con una sonrisa juguetona -ella estaba diciendo algunas tonterías producto del estado de su salud. Yo la hice sentir bien para que apartara esos pensamientos de su mente-
-Gracias- respondió Ana con su voz dulce y tan suave como la brisa
-No tienes que agradecerme. No hay nada que yo pueda hacer para negarme. Sakura es hermosa, quiero consentirla-
-¿Y yo?-
Viggo termino de lavarse las manos y miró a Ana, quien tenía ese rostro tierno con las mejillas ruborizadas mientras ponía una expresión llena de anhelo. Él camino hasta ella, estiro su mano y le acaricio la mejilla con la yema de su pulgar. Ana pudo sentir la humedad sobre la piel.
-Tampoco me puedo resistir a Ana. Tus labios- dijo Viggo pasando su pulgar de la mejilla al labio inferior. Él puso su máximo cuidado en su caricia y Ana sintió un cosquilleo en sus labios. Entonces Viggo se agacho y ella elevo sus labios para que él la besara. Solo fue un beso, pero Ana sintió como si fuera eterno.
Viggo se apartó y le dijo -no te preocupes, cumpliré mi palabra. Buscare una solución para Sakura no importa qué-
Ana asintió con una brillante sonrisa y Viggo le dio un segundo beso. Después ellos se separaron y Viggo camino hacia la puerta.
-Voy a salir un rato- dijo Viggo mientras se detenía frente a la puerta ya más calmado. Él volteó su rostro y miró a Ana -deje mi libro en la cama, guárdalo por favor-
-Sí, no hay problema-
-Gracias-
Una vez que Viggo abrió la puerta, entro una fuerte ventisca. Así que Viggo reacciono moviéndose lo más rápido posible y cerrando la puerta. Entonces, cuando él se detuvo en la cubierta, vio un cielo oscuro y un mar embravecido. Las olas se elevaban varias decenas de metros y daba la impresión de que querían volcar el barco. Sin embargo, los marineros se mantenían firmes y revisaban de forma periódica las amarras.
Parece que el viaje a la isla de Eubea iba a ser más difícil de lo que parecía en un principio. Viggo volteó su cabeza, miró hacia arriba y vio Semiramis de pie en la plataforma con Scheherezade a su lado. Semiramis vestía su quitón negro con bordes dorados, mientras que Scheherezade llevaba su túnica negra, pero se había quitado el velo.
Viggo camino hasta la escalera a la derecha, subió a la plataforma y camino hasta Semiramis.
-¿Cómo está todo?- preguntó Viggo
-No muy fácil- respondió Semiramis -pero los muchachos lo pueden manejar-
-Así parece- respondió Viggo deteniéndose al lado de Semiramis, quien ni siquiera le dio una mirada. Ella estaba enfocada en el mar embravecido, como si estuviera calculando el movimiento de las olas.
Al mismo tiempo, Scheherezade se acercó a Viggo y le susurro al oído -¿Cuándo le vas a preguntar?-
Viggo sonrió, acercó su boca y le susurro al oído -no creo que sea el mejor momento, pero no te preocupes, lo haré-
-Está bien, pero te lo volveré a recordar hasta que lo hagas-
Viggo solo pudo soltar un suspiro, mientras pasaba su mirada de Scheherezade a la hermosa Semiramis, con su hermoso cabello negro ondulando con los fuertes vientos. Su rostro ovalado, su cuello y sensual clavícula la hacían ver sexy.