Como yo como bastante rápido, también tomo la sopa bastante rápido. Casi al punto de que estoy vertiendo el tazón directamente en mi boca.
—Él atrapó las puntas de mis palillos con los suyos:
—Nadie está compitiendo contigo, ¡no te ahogues!
Después de haber comido suficiente, me acurruqué en el sofá y miré a Sang Qi comer. Él comía particularmente lento hoy y parecía muy despreocupado.
Fue solo después de estar satisfecha que comencé a recordar algunas duras realidades.
Le pregunté:
—¿Planeas holgazanear conmigo por unos días?
—¿No quieres comprar la casa de madera? —me preguntó.
—¡Sí!
—¿No quieres vivir allí largo tiempo?
—Sí —respondí.
—Bueno, eso es entonces. —Tenía el potencial de fingir ser todo un Águila de Cola Grande cuando no había mucho qué hacer.
—¿Estás renunciando al Grupo Dayu?
—El Grupo Dayu nunca fue solo mío.
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