En el momento en que su vuelo aterrizó en el aeropuerto algunas horas después, ya había dos coches esperando para llevarlos a casa.
Tom y Lucy se subieron a uno, mientras que Bryan, Sonia y Jade se subieron al otro.
Había sido un viaje muy silencioso, ya que ninguno de ellos estaba de humor para hablar. Mientras Tom, Bryan y Jade todavía estaban atónitos por la repentina pérdida de su abuelo, Lucy seguía ocupada culpándose a sí misma por ser responsable de la muerte del anciano, mientras que Sonia estaba haciendo todo lo posible para no enfermarse, ya que el movimiento estaba empeorando su náusea.
Dentro del coche, Lucy se acercó a Tom y apoyó la cabeza en su hombro mientras tomaba su mano en la suya.
—¿Cómo te sientes? —Preguntó en voz baja, y Tom suspiró.
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