Mientras los caballeros me abrían paso, llegué junto al Comandante Latreia.
Cuando entrábamos a la Catedral, rápidamente nos vimos escoltados por los caballeros de Anastasia y Therese, esta última, estaba junto a Carlise.
Empezamos a caminar por unos pasillos que parecía un laberinto.
—Oye, bendita, este camino es muy laberíntico, ¿no crees?
—Así es, fue construido así para que su santidad y yo podamos escapar ante un ataque.
—Ya veo —dije mientras los idiotas se derretían en cumplidos por la niña bendita, que ya la debe tener peludita porque tiene casi mi edad.
—Veo que los curaron, y recuperaron sus dientes —les dije a los caballeros, que ya no se mostraban agresivos contra mí y se sobresaltaron ante este comentario, de hecho podía ver que Ghost y cabeza de basurero me tenían miedo, por cierto todos iban sin casco, y todos son feos, de hecho procesión fúnebre es el por así decirlo el más guapo, y el más feo, el cabeza de basurero, algo como una mezcla entre Frank Ribery, con los ojos de Mezut Ozil, pero verdes , para que se hagan una idea .
—¿Cuánto falta? Ya llevamos caminando por minutos—dije .
—Falta poco —dijo cortantemente Carlise.
—Más te vale, si me están llevando a una trampa, los haré pedazos —dije mientras la electricidad chisporroteaba del Mjolnir.
—Comandante, no sea maleducado con él; tiene a la bendita en su poder y esta vez viene con sus espadas —empezaron a protestar los guardianes—. Mire cómo dejó mi armadura de caballero,— mire a procesión fúnebre. Solo le dejó sus espinilleras; cortó su armadura sagrada y su espada solo con sus manos. —¿Y si, por su irrespetuosa respuesta, le hace algo a la bendita?
Los quedé mirando, algo sorprendido por esta reacción. ¿Realmente me tienen tanto miedo? Bueno, les di la paliza de su vida, pero su actitud es muy humilde ahora y de mucho temor por la bendita.
—¡Ya cállense! —les gritó Therese, mientras Carlise se dio la vuelta y me miró a los ojos. Lo miré bien; tiene cierto aire a mamá, sobre todo en sus gestos y su sonrisa, cuando Zenith estaba sana. El tipo es unos centímetros más bajo que yo, pero más corpulento. Me da la impresión de que este tipo no es como los típicos nobles de cuna que he conocido; me da la sensación de que este tipo si sabe que es estar en los pantalones de la gente común .
—Ya falta poco, Rudeus —me dijo de manera más amable.
—Está bien, eso espero. Odiaría tener que volver a golpearlos.—los amenace. Ya a estas alturas luego de todo lo que había pasado, ademas de la traición de Therese, ya todo me daba lo mismo.
Solo caminamos un poco más y llegamos a una gran puerta donde Carlise hizo una pequeña oración y habló.
—"Su santidad, he venido con el general Greyrat y la niña bendita."
—"Háganlos pasar,"— se escuchó que decían tras la puerta.
—"Adelante," —me dijo Carlise y entré tras el, mientras tomaba del brazo a mi nueva amiga. Dentro, nos topamos con una gran cantidad de peces gordos: estaba el papa Harry, Cliff, un tipo regordete vestido como el papa que asumo que debe ser el cardenal (pensé que vestían de rojo como en la iglesia católica), un caballero de armadura blanca y un parche en el ojo, varios obispos, caballeros templarios de alto rango, y ahí en medio de ellos, estaba sentada la maldita vieja fósil viviente de Claire, que me miraba fríamente como siempre. Solo de verla, electricidad recorría mi cuerpo, pero ¿qué diablos hace esta mujer aquí?. Pero esos pensamientos desaparecieron cuando vi a mamá,sentada al lado del maldito T-Rex, con su mirada perdida mirando el techo.
—"MAMÁ," —dije en voz alta mientras me acercaba a ella con la bendita aún sostenida a mi lado .
—"Espere, Rudeus," —me dijo el papa con voz amable, —"por favor, tomen asiento."—dijo dándome una cálida sonrisa, sin embargo ya no confío en nadie en esta sala, salvo por Cliff y la bendita, Therese, que era mi familia me traicionó, así que no confío en nadie.
Apreté el agarre del brazo de la bendita y me senté con ella, mientras miraba a mi alrededor. Si estos imbéciles planeaban algo, usaría la gravedad; tomaría a mamá, a Cliff y a la bendita, y saldría con magia de gravedad, tal como escapamos del laberinto de la biblioteca. Me llevaría a Aisha, Geese, Wendy y Huiriamos a la Sharia, y la próxima vez vendría con Eris, Zanoba y Paul para obligar a estos idiotas a bajar las tensiones por la fuerza.
Mientras miraba alrededor haciendo el plan de escape,, mis ojos se clavaron en los de Claire, quien desvió la mirada al ver mi expresión de profundo odio. Quería a mi madre de regreso.
—Es bueno que estén todos reunidos; así será más rápido —dijo de pronto la bendita, sacándome de mis pensamientos—. Así veré quién es enemigo y quién no.
—Bien, empecemos con esto —le dije susurrándole mientras tomaba aire y empezaba a hablarles a todos estos tipos—.
— Creo que ya todos saben quién soy, pero por si lo olvidaron, lo repetiré; soy el General Rudeus Greyrat, Comandante en jefe del ejército del dios dragón Orsted y su representante Legal, dijo volviendo a mostrar mi brazalete .
El dios Dragón Orsted , como sucesor del Dios dragon Urupen, ha previsto el renacimiento de Laplace dentro de 80 años y ha encomendado a sus generales hacer alianzas por el mundo, para que esta vez la humanidad y las otras razas estén unidas ante él y así salvar innumerables vidas. Por eso fui enviado aquí en una misión diplomática, con la tarea de establecer una alianza con el santo país ; sin embargo, me he visto atacado sin provocación alguna . Esa mujer,— dije apuntando a Claire, —secuestró a mi madre, y no conformes con eso, el cardenal ordenó cortar y sellar mis brazos a esa mujer que esta ahí, —dije apuntado a Therese, quien agachó la cabeza—. Me vi en la obligación, de protegerme y darle un paliza a sus guerreros más fuertes, después de eso me lleve a la niña bendita conmigo; sin embargo, aquí estoy con ella, en señal de que no planeo hacerle daño ni a ella ni a nadie. Aunque, si ustedes planean seguir intentando atentar contra mí vida , la de mis amigos, —dije mirando a Cliff,— o mi hermana que están aquí en la ciudad, no podré asegurar la seguridad de esta mujer, —dije apuntando a la bendita , mientras daba un chasquido con los dedos y electricidad salía de la punta de mi indice, formando una esfera azul de puro plasma eléctrico que emitía el sonido característico de la electricidad.
—"En caso contrario, con la autoridad que me ha dado el Dios dragón Orsted, no tendré más remedio que declarar a la iglesia y al reino de Milis como secuaces de Laplace, y declarar el estado de guerra entre las fuerzas del Dios dragón y la Iglesia de Milis, y comenzar acciones bélicas contra las órdenes expediciónarias y misioneras del santo país de Milis en los reinos que son miembros de la alianza contra Laplace, la cual incluye al reino de Asura y los países nórdicos.
Así que, exijo la devolución inmediata de mi madre, que es una mujer casada bajo las leyes de Asura, una disculpa de ese tipo, por atentar contra mi persona y hacerme usar la fuerza —dije apuntando al cardenal, —y una compensación económica.
"Si entran o no a la alianza, ya me da lo mismo; si quieren enfrentar a Laplace solos y caer, ya es problema de ustedes. No intervendremos para auxiliar a Milis, cuando Laplace renazca" .—dije finalmente mirando a los ojos del cardenal que se veía tranquilo pero sus escalofríos delataban su miedo.
—Espere, General —dijo el papa—. El atentado contra su vida no fue obra del país de Milis ni de la iglesia, sino solo de un sector. Jamás esta iglesia y país rechazarían una alianza contra el enemigo jurado de la humanidad y a pesar de ser integrador, quiero que sepa que la iglesia de Milis sea quien sea quien este al mando jamás se aliaria con Laplace .
Pero antes de debatir, porque no nos presentamos primero, hay mucha gente aquí que usted debería conocer — dijo mirando a Cliff,quien se puso de pie y me miraba nervioso.
—Soy el padre Cliff Grimoire, nieto del papa Harry Grimoire. Nos presentaremos uno a uno; empecemos por usted, eminencia, —dijo dirigiéndose al cardenal, un tipo regordete de unos 50 años.
—Soy el cardenal Le Blanc (sí, casi todos en Milis tienen apellidos franceses; la diferencia es que en Milis se bañan). Soy ayudante de su santidad —dijo con una sonrisa amable y volvió a sentarse.
Me causa curiosidad; él y el papa tienen una sonrisa amable, voz suave y dan la impresión de que son muy buenas personas. Sin embargo, es una fachada. No me extrañaría que el papa sea quien me delató cuando dije que podría secuestrar a la bendita, y el cardenal había ordenado matarme, cayendo en el plan de Papa que es deshacerse de el. Aunque ahora el cardenal parecía estar intimidado por mi presencia.
—Comandante, es su turno —dijo Cliff.
—Me llamo Belmont Nash Venit, comandante de la compañía Flecha de los Caballeros de la Catedral.
—¿Nash Venit? Disculpe, ¿Qué es usted de Galgard Nah Venit? —pregunté.
—Él es mi padre, es comandante de los Caballeros Misioneros.
—Ya veo, su padre me ayudó a mí y a unos amigos hace años para poder partir al continente central, —le dije al tipo, que me miraba sin expresiones. Tenía una cara dura, llena de cicatrices y con un parche en un ojo. Luego me presentaron a otros comandantes y capitanes de las órdenes de la catedral y del templo, unos obispos, hasta que llegamos a la maldita momia.
—Lady Claire, podría presentarse —le dijo Cliff.
—Soy la condesa Claire Latreia, y ella es mi hija Zenith Latreia. Ruego disculpen su educación, pero ella está enferma y no puede expresarse —dijo y luego volvió a tomar asiento.
—Bien, ya que todos estamos presentados —dijo el papa—, quisiera saber qué fue lo sucedido —dijo, mirándome a mí.
—Lo que ya les dije: traje a mi madre para que viera a su familia, y esa mujer —dije, apuntando al maldito dinosaurio— la secuestró. Sí, lo admito, estaba invadido por la ira, fui a recuperarla y esa mujer negó que estuviera con ella, obviamente mentía . Dije que secuestraría a la bendita, producto de la rabia , pero mis amigos me dijeron que no lo hiciera.
Así que decidí confiar en esa otra mujer, a quien creía una amiga —dije, apuntando a Therese. —Cuando tuve noticias de que esa anciana iba a casar a mi madre con otro tipo, y sabiendo la condición de mi madre, ademas de que ya está casada con mi padre por las leyes de Asura, decidí venir a hablar con esa tipa. Ella me encerró en un círculo imperial, según ella, por órdenes de ese sujeto —dije, apuntando al cardenal. — Ya me habían prohibido portar mis armas, así que se aprovecharon de eso y me emboscaron cobardemente, y me hicieron un juicio ilegal, donde estaban también 2 espadachines santos del cardenal. Así que no tuve más opción que defenderme ; sin embargo, no los maté, solo les di una paliza.
—Ya veo —dijo el Papa—, pero ¿por qué secuestraste a la niña bendita?
—No la secuestré, ella vino por su propia voluntad conmigo.
—¿Es eso cierto, niña bendita? —preguntó el Papa.
—Así es, miré a Rudeus a sus ojos y vi que él no es malvado, solo estaba preocupado por su madre y sus amigos, así que decidí ayudarlo.
—Ya veo —dijo el Papa, sonriendo.
—Comandante Nash Venit —dijo el pontífice —, ¿por qué se le hizo venir?
El tipo en armadura se puso de pie y miró al cardenal con cara de odio.
—Estoy aquí porque el cardenal me ordenó traer el cadáver de quien había secuestrado a la niña bendita. Según sus órdenes, Rudeus Greyrat planeaba asesinar a la niña bendita; sin embargo, el general se encuentra aquí con la bendita sana y salva, alegando que fue emboscada por los guardianes de Anastasia por órdenes del mismo cardenal. Ahora está aquí, furioso, exigiendo el regreso de su madre. En vista de esto, yo, como comandante de la compañía Flecha, mantendré a la orden de la catedral Neutral en este asunto, dijo, mirando al cardenal y tomando asiento. El papa se veía sonriente.
—Eminencia, ¿podría usted explicar por qué tomó esa decisión unilateral contra un general del Dios Dragón y el representante de este?
La pelota con sotana se puso de pie, mientras daba una amable sonrisa.
—Se me informó que él pretendía secuestrar y asesinar a la niña bendita, aprovechando su parentesco con la capitana de los guardianes de Anastasia, así que ordené su detención.
—Pero eminencia, el general está aquí con la bendita sana y salva y ella no vio maldad en él.
—Bueno, supongo que mi informante exageró un poquito.
—¿Y quién le dio el informe? Eminencia.
—Fue la capitana Therese . Me dijo que los guardias de la familia Latreia siguieron al General Greyrat por órdenes de la condesa y lo escucharon planear un secuestro.
"Maldita perra, pensé; el maldito T-Rex fue quien me delató. Ella debió mandar a esos idiotas a vigilarme y me escucharon. Y esa perra de Therese, la muy maldita, ¿por qué no habló conmigo primero? La malparida puso a ese maldito cardenal por sobre su propia familia, y así decía quererme, odio cuando dicen palabras de amistad para después apuñalarme por la espalda ".
—Ya veo —dijo el papa—. Sin embargo, eminencia, su precipitación nos ha puesto en un grave problema.
—Solo actué en consecuencia del informe recibido, su santidad. Nuestra misión es proteger a la bendita.
—Pero eso debió discutirlo conmigo eminencia, soy el santo padre y usted tomo una decisión muy mala . Escuche, Rudeus, la Iglesia de Milis evaluará la alianza con el Dios dragón y la alianza , ademas veremos el tema del libro y la figura. Pero créame que jamás estaríamos en contra de una alianza contra Laplace.
—Entiendo —le dije. —¿Bendita, alguno es apóstol?.
—No, nadie —me dijo, susurrando.
—En cuanto al tema que nos trajo aquí, todo esto es consecuencia de las acciones de los Condes Latreia, —dijo el papa— Al parecer, todo esto es su culpa. ¿Tienen algo que decir? .
Ellos se miraron a los ojos y luego miraron a Zenith.
—"Esto fue obra de mi esposa, yo no tengo nada que ver",— dijo Carlise, tirando a la vieja a los leones, debe tenerlo muy aburrido la maldita momia y debe pensar que así se deshará de ella. —Sin embargo, como jefe de familia, asumo toda la responsabilidad, y quiero pedir que solo nosotros dos seamos castigados y nadie más. La familia Latreia no tiene nada que ver con esto",— dijo Carlise, tratando de dejar fuera de esto a Therese y sus otros hijos.
—"Y usted, condesa Latreia, no tiene nada que decir en su defensa",— dijo el papa.
Claire se quedó en silencio, enfurruñada como una niña malcriada.
—Su silencio se considerará una admisión de culpabilidad. ¿No dirá nada?
Pero Claire se mantuvo en silencio.
—En ese caso, se le considera culpable y a Lord Carlise como su colaborador. Usted, Lady Claire, será castigada y Lord Carlise deberá asumir su responsabilidad al no detenerla. ¿Eso está bien para ti, Rudeus? , —me dijo el Santo Padre.
¿Qué hay de Therese y ese tipo? —dije, apuntando al cardenal—. Ellos intentaron cortarme los brazos y ordenó asesinarme. ¿Por qué ellos no pagan? .
Cuando dije eso, el cardenal estaba sudando, tratando de mantener la compostura.
—El cardenal solo siguió el protocolo según el informe que le dio la capitana, el cual vino de un informe que le dio la condesa; actuaron para proteger a la niña bendita, sin embargo el se salto El protocolo al no informar a mi y a los obispos y veremos su situación en otro momento (Mmmmm seguro sale impune de polvo y paja) .
Miré al Papa y dije:
—Espero que no me esté usando para sus disputas políticas. Si bien soy amigo de muchos demonios, eso no quiere decir que me puedan usar para sus intrigas internas. Además, esos demonios de los que soy amigo fueron todos opositores y son enemigos jurados de Laplace.
El papa tragó saliva y sonrió.
—Por ningún motivo, Rudeus, yo solo quiero que sigamos siendo amigos y mantener una relación cordial con el Dios Dragón, el rey dragón Perugius y el reino de Asura.
—Entiendo; en ese caso, no me importa lo que pase con esas personas,— dije, mirando a Claire y Carlise. Este último pude verlo algo triste por mis palabras, lo que me hizo recapacitar. —Sin embargo, el conde Latreia no debería asumir la culpa por los pecados de su esposa y su hija menor.
—Entiendo; aun así, según nuestras leyes, debe recibir algún castigo por no detener a su esposa, aunque le aseguro que no perderá su posición, me aseguró el papa.
—Está bien, si esa es la ley,— dije.
—En ese caso, lady Claire se le condena a una pena de 10 años de cárcel por incitar al caos nacional, secuestro del familiar de un general del Dios Dragón en misión diplomática; sus acciones llevaron a poner en peligro a la niña bendita.
—Diez años —dije, impresionado.
—Así es, ella causó muchos problemas con esto; además, casi llevan al país a un conflicto internacional. Diez años es misericordioso.
—No está muy mayor para cumplir esa pena de prisión.—le dije al papa
—Podría estar en la cárcel un tiempo y después cumplir pena de prisión domiciliaria.
—"Si está bien, mientras mi madre regrese conmigo y nuestra familia, está bien", dije.
— "Alguien se opone", dijo el papa.
—"Sin protestas", dijeron todos.
—Bien, Lord Carlise, usted estará a cargo de un juicio formal contra su esposa, en los próximos días, y la condena se dará a conocer a todos los participantes de. Esta reunion. Comandante Nash Venit, arreste al conde y a la condesa y póngalos en resguardo.
Rápidamente, varios caballeros de la catedral se acercaron a Carlise y le pusieron esposas ante la mirada de Therese, que fruncía el ceño.
—Condesa, por favor, no haga difícil esto, le decía Belmont.
—Yo, yo... —decía la vieja que temblaba y cuyos labios apenas emitían palabras; su rostro se veía gris, tenía miedo. Pero me importaba un carajo. Lo que molestaba era que Therese y el cardenal salieran impunes.
—Vamos, Lady Claire, por favor —le decía Belmont cuando, de pronto, alguien se paró y se puso entre él y Claire. Belmont se hizo hacia atrás y sacó su espada, solo para ver una daga estuviera flotando a unos centímetros de su cara.
La que se había puesto frente a él era mamá, y cuando sacó la espada, de inmediato envié mi daga con gravedad.
—"Tú le tocas un pelo a mi mamá y te dejo ciego", —le dije mientras me miraba asombrado y guardaba su espada, cuando hizo eso, a traje mi daga hacia mí y la guarde también.
—"Mamá, ven conmigo", —le dije, pero ella se quedó estoica, cuidando a Claire con ambos brazos abiertos.
De pronto, me topé con la mirada de Cliff, que se veía nervioso y, a la vez, enojado por algo. No sé qué mierda pasó aquí, mientras estaba con la bendita en el distrito aventurero, pero tengo la sensación de que. Estoy perdiendo de algo, por las caras que tienen la bendita y Cliff, además de la actitud de mamá, protegiendo a Claire.
—"Ya basta",— gritó de pronto Cliff, poniéndose entre Nash Venit y mamá—"Esto es un burdo espectáculo. ¿Cómo pueden castigar así a una anciana, solo por amar a su hija? San Milis nos castigará por esto."
—"¡CÁLLATE!", —le gritó el cardenal. —"¿Cómo te atreves tú, un simple sacerdote, a hablar por San Milis?"
—¿Acaso esto es voluntad de San Milis? , un marido despreciando a su esposa y su hija quedándose para defenderla.
—Ella no es una niña; es una mujer adulta y está fuera de sí.
—Un niño siempre será niño a los ojos de un padre,— dijo Cliff, callando al cardenal.
—Comandante, arreste a ese tipo —dijo el cardenal, apuntando a Cliff.
—USTEDES LE TOCAN UN PELO A CLIFF O A MI MADRE Y LO VAN A LAMENTAR —grité, provocando que el cardenal se encontrara con mi mirada y empezara a temblar al verme ahí de pie mientras concentraba maná en mis manos.
El cardenal se sentó y los caballeros templarios siguieron en su posición.
Cliff tenía los ojos encendidos, como cuando nos sermoneaba en la universidad o cuando me casaba con otra chica, pero esta vez podía verlo indignado como nunca lo había visto.